ENTREVISTA

No hay responsabilidad si no hay libertad de actuación


Juan Torras,

socio de Egon Zehnder

Juan Torras 25/03/2010

El individuo, y también la empresa, deben poder disfrutar de libertad de actuación para poder ser responsables. Por eso, Juan Torras, socio de Egon Zehnder, uno de los principales grupos de executive search de nuestro país, no es partidario de regularizar la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Muy crítico con el uso del término “social”, puesto que la empresa actúa en la sociedad y por ello su responsabilidad ya debe recaer sobre ella, Torras repasa diferentes aspectos vinculados con la RSC y la selección de grandes directivos desde un punto de vista académico.
Es interesante conocer una aproximación de la responsabilidad corporativa desde el liberalismo.

El término RSE ha registrado un gran empuje en los últimos años. Muchas empresas se han ido sumando a esta filosofía. Aún así, todavía no existe un contenido consensuado por todos de qué significa el término. ¿Qué es para usted RSE?

Sin entrar en una valoración de lo que es la definición propiamente dicha, cabe destacar que el concepto de responsabilidad no responde a una definición unívoca. Nace por la convergencia de varios impulsos. Por un lado, de una sana y compartida voluntad de ver las responsabilidades asociadas con las acciones de las personas y, por lo tanto, también de las empresas.

Por otro lado, de una dinámica que nace de determinados grupos académicos en los que se manifiesta la necesidad de que la empresa tenga un determinado impacto o una determinada responsabilidad sobre la sociedad. No cabe duda, tampoco, de que existe una presión del entorno social y político ya que la responsabilidad nace de un orden social cuyos líderes de opinión toman más conciencia de la interacción entre empresas y sociedad. A responsabilidad se le añaden dos términos más, sociedad y corporativa, puesto que desde las propias empresas se quiere poner esa inquietud social y política en términos positivos. De esta forma nace la Responsabilidad Social Corporativa que, además de satisfacer una demanda social y política, ayuda a introducir en la empresa ciertas formas de hacer. Finalmente, aparecen empresas de servicios que acaban realimentando el bucle y el mundo de la RSC se va desarrollando.


VOLUNTARIEDAD O REGULACIÓN

¿La RSC debe ser voluntaria por definición o debe regularse más estrictamente?

Las empresas son responsables en tanto en cuanto hay un marco moral libremente aceptado de normas y principios generales que nos permiten nuestro desarrollo. Desde ese punto de vista, si la empresa es una persona jurídica, ésta es ya responsable de sus actos. Por lo tanto, la empresa también es responsable, puesto que se somete al ordenamiento jurídico existente y crea un valor económico respetándolo. Por otra parte, no hay responsabilidad si no hay libertad de actuación. Soy moralmente libre si soy libre de mis actuaciones. Si me veo forzado no voy a ser moral, pero tampoco voy a serlo si no tengo un marco de referencia para juzgar esa moralidad. La norma moral que implica una subjetividad requiere una aceptación de las normas de convivencia.

Desde ese punto de vista la empresa siempre es responsable. En tercer lugar, no debemos olvidar que la empresa es una conjunción de factores: propiedad, estructura de gestión y de RRHH, activos y función empresarial. La empresa en su conjunto debe ser responsable, por lo tanto, lo debe de ser su propiedad, su gobierno, sus directivos y sus trabajadores, cada uno dentro de su ámbito de actuación Finalmente, existe un concepto muy asociado a la RSC que es la idea de que la empresa debe retornar a la sociedad lo que la sociedad le ha dado. En ese sentido, siempre que el producto o servicio cumpla con las expectativas del consumidor dentro del marco regulador, en un proceso de intercambio voluntario, eso ya ocurre. La empresa es responsable frente a la sociedad al comercialzar un producto que el consumidor acepte y valore como tal, que el comprador no adquiera en ningún caso bajo coacción o porque no hay otra alternativa posible económicamente viable.

¿Se trata de un problema de externalidades de las empresas?

Según los economistas neoclásicos sí, existe un problema de externalidades, pero según otras escuelas de pensamiento, se trataría de un problema relacionado con la definición de derechos de uso o propiedad. Por ejemplo, si una compañía contamina la atmósfera, está utilizando un bien libre en beneficio propio. En este contexto, la empresa transmitirá al entorno un coste que no internaliza. El aire, en el momento en que es contaminado pasa a ser un bien escaso y, por tanto, afectado por un problema de externalidades, en el que se debe definir quién absorbe el coste del impacto económico. Se trata de reconocer que hay unas actuaciones externas que pueden quedar diluidas como factor de externalidad, pero que en realidad sólo se trata de una falta de definición de uso y propiedad. Si fuéramos capaces de definir bien podríamos dar una respuesta económica al problema.


COMPROMISO DE LAS EMPRESAS CON SU IMPACTO MEDIOAMBIENTAL

Hablemos del impacto medioambiental de las empresas. Aunque existan compromisos como el protocolo de Kyoto ¿cree que existe realmente la voluntad de cumplirlos?

Antes de nada, debemos tener en cuenta algunos datos: más del 40% del PIB mundial se genera en dos países, China y EUA, y las emisiones de CO2 no dependen sólo de la industria, sino también del plancton, las erupciones volcánicas, los bosques por la noche e incluso la respiración humana, por no citar otros fenómenos naturales . Por ello el problema del calentamiento global debe ser acotado en su dimensión y despolitizado completamente para poder darle un buen tratamiento. Debemos analizar qué mecanismos nos permitirán atacar esos problemas con soluciones factibles, que nunca van a ser fáciles. Aún así, es cierto que si no hay voluntariedad nunca habrá responsabilidad.

¿Cabe hablar de RSC con empresas que tienen prevendas, que están en situaciones casi de monopolio o que operan en otros países con una legalidad mucho más laxa y asumen sólo cumplir con la legalidad?

El cumplimiento de la legalidad es un elemento fundamental en el desarrollo de una empresa responsable. Otra cuestión es cómo juegan los gobiernos y las Administraciones de países emergentes utilizando la concesión de monopolios o prevendas a cambio de establecer circuitos privilegiados de carácter personal, por decirlo de alguna manera. Por otro lado, el desarrollo económico y la erradicación de la pobreza es siempre un problema relacionado con un proceso dinámico. Estamos comparando la situación de las empresas a día de hoy en países desarrollados con países en vías de desarrollo y la situación actual es producto de una evolución.

Hoy en día se habla de la sociedad del yo y el ya, sólo existe el yo y todo lo queremos para ya. ¿Pero cómo acortamos en otras sociedades esa evolución que a nosotros nos ha costado décadas? Hay ejemplos de que sí es posible, incluso de empresas en nuestro ámbito que han sabido utilizar procesos de negocio apropiados e integrados en la cultura de países en vías de desarrollo.

¿Se trata de economía social?

Si la economía la definimos de forma adecuada ya es social, y por lo tanto lo que estamos haciendo es cooperación social, división del trabajo y, como consecuencia, desarrollo voluntario de riqueza.


LO QUE TIENEN EN CUENTA LOS DIRECTIVOS

¿Tiene en cuenta un directivo, a día de hoy, cómo actúa la empresa destino en la que puede incorporarse?

Debería hacerlo. Lo que pasa es que estamos hablando de una multiplicidad de actuaciones humanas cada una con su escala de valores. Años atrás, en la Asociación Española de Directivos elaboramos una propuesta de Código del Directivo, en la que se incluyeron recomendaciones para el directivo en su relación con la empresa. La primera recomendación es entender que cuando te incorporas en una empresa se establece un contrato moral con la propiedad y con el empresario. El directivo debe entender ese contrato moral, qué hábitat representa, qué valores y qué cultura tiene y qué se le va a exigir. En ese sentido, es muy importante comulgar con los valores de la empresa porque después deberá transmitirlos y si no son coherentes con su forma de ser será difícil conseguirlo.

De esta manera, ¿ocupan un lugar importante los valores de la empresa? ¿Más que hace unos años?

Diría que sí. Es cierto que se han objetivizado mucho las situaciones de cambio. Tradicionalmente hay dos formas de enfocar un cambio de un directivo. La primera es por la gente que conoces. La otra es buscar por el foco objetivo: defino la posición, qué es lo que quiero y entonces busco a la persona más adecuada para la posición de todos los disponibles. En el primer modo, que es el más normal y el que ha abundado más, los valores ya están implícitos. Eso es más complicado cuando vas por la vía objetiva porque no conoces a los candidatos. Es ahí donde sí que es importante introducir ese vector. No sólo el concepto de contrato moral, sino también el de valores, principios y hábitat en qué la empresa desarrolla su función. En ese sentido, como los procesos se objetivizan, es importante analizar todos estos conceptos: valores, retos del proyecto, mis competencias respecto a lo que se me va a pedir, etc. Ésa será mi responsabilidad con la empresa.

¿Cómo debe actuar responsablemente Egon Zehnder?

Egon Zehnder International somos una firma propiedad de los socios consultores en un modelo paritario, siendo nuestra remuneración función de los resultados globales. Este modelo de propiedad implica una gestión por valores. Nuestro primer objetivo es servir a nuestros clientes y, para ello, nuestros valores de firma enfatizan la colaboración, la responsabilidad y la calidad en el servicio. De esta forma, sirviendo a nuestros clientes y respetando la legislación y normas de convivencia, creamos valor económico y asumimos nuestra responsabilidad. En este sentido, nos opondremos a cualquier intento de regular la profesión, puesto que entendemos la responsabilidad desde la libertad empresarial y la voluntariedad, siempre focalizadas en mejorar la situación de nuestros clientes. Tenemos también un código deontológico.

Además, cada socio consultor puede, a nivel personal, hacer con sus recursos una actuación dirigida al ámbito social. Como firma, tenemos relaciones con organizaciones sociales sin ánimo de lucro, a las que ayudamos en su desarrollo empresarial y en sus necesidades de dirección.

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