Enrique Enciso y Marta Aísa
12/07/2023

Grupo Sylvestris, Fundación Repsol y Banco Santander se unen para reforestar bosques en España

Enrique Enciso y Marta Aísa, socio fundador y directora de Banca Responsable y Sostenibilidad de Grupo Sylvestris y Santander España, respectivamente

Este año Grupo Sylvestris cumple su décimo aniversario. Una década de crecimiento firme y progresivo centrado en la reforestación y gestión de bosques en la península ibérica que ayuden a combatir el cambio climático, gracias a la compensación de emisiones. En este tiempo, la Fundación Repsol se fijó en la labor de sus dos socios fundadores Enrique Enciso Encinas y Francisco Martínez Sanz y decidió apostar por ellos en el marco de su apuesta por la transición energética y la nueva economía de impacto. Esto supuso un hito cualitativo en la compañía y el lanzamiento de Motor Verde, un proyecto que tiene el objetivo de reforestar 70.000 hectáreas en la Península Ibérica. Para lograrlo necesitaban financiación, apoyo y acompañamiento, y Banco Santander fue la primera gran empresa en apostar por ello. Alineado a su estrategia de Sostenibilidad, la entidad financiera destinará un millón y medio de euros para reforestar tres bosques en España.

¿Cómo nace Grupo Sylvestris?

Enrique Enciso. Sylvestris es una empresa de ingeniería y consultoría forestal fundada, en 2013, junto a mi socio Francisco Martínez Sanz ante la preocupación por el despoblamiento rural. Actualmente, el 20% de la población vive en el 80% del territorio y mayoritariamente es gente mayor. Hay un importante éxodo hacia las ciudades porque las mujeres no encuentran trabajo en el monte y ello hace que no se creen familias, no haya escuelas, ambulatorios, servicios… y los pueblos acaben desapareciendo.

Justo un año después de la creación de Sylvestris, en mayo de 2014, el Gobierno publicó el Real Decreto 163/2014, donde aborda la huella de carbono, la mitigación, la reducción y la compensación de emisiones de CO2. Es el primer documento que se elabora en Europa con estas características y ahí es donde entra todo el tema de lo que llaman los mercados voluntarios de carbono. Se trata de una norma voluntaria para quien quiera participar de ella, pero en esa época las empresas se sorprendían cuando les proponías hacer un bosque. A partir de la publicación de este Real Decreto, empezamos a crecer lentamente, pero de forma sólida, reforestando bosques de 5, 10, 15 o 20 hectáreas.

 

Además, la compañía se caracteriza por realizar proyectos con un importante impacto social. ¿En qué consisten?

Enrique Enciso. Teníamos mucha relación con las fundadoras de la Fundación Capacis, cuya misión es la formación para el empleo de personas con discapacidad intelectual ligera e inteligencia límite, y nosotros les impartíamos formación medioambiental a los chicos de la Fundación. De ahí surgió nuestra inquietud de cómo mejorar la sociedad no solo plantando bosques, sino también dando oportunidades a personas vulnerables. En el mundo rural están en los bosques y para las reforestaciones y gestión contratábamos a personas locales, pero en las ciudades también podíamos trabajar y comenzamos a desarrollar proyectos de tejados verdes y jardines verticales de la mano de Fundación Capacis.

 

En 2019, con la entrada de Fundación Repsol en el accionariado de Grupo Sylvestris nace Motor Verde. ¿En qué consiste el proyecto?

Enrique Enciso. Con la entrada de Fundación Repsol, a través de Repsol Impacto Social, nació Motor Verde, un programa muy ambicioso cuyo objetivo es reforestar más de 70.000 hectáreas en la península ibérica, creando, a su vez, miles de puestos de trabajo. En los últimos dos años hemos reforestado 3.000 hectáreas y tenemos el objetivo de reforestar 3.000 hectáreas más el año que viene.

 

¿Cómo llega Banco Santander a participar en el proyecto?

Enrique Enciso. Cuando diseñamos Motor Verde necesitábamos financiación para poner en marcha una idea tan ambiciosa y la primera empresa en sumarse fue el Santander. El banco quiso involucrarse en Motor Verde no solo para repoblar, sino también formar en el monte, investigar, hacer proyectos piloto de detección de incendios…

Además, Banco Santander vino con una propuesta muy interesante porque ha invertido un millón y medio de euros para hacer tres grandes proyectos forestales. El primero que hemos terminado ha sido en Las Hurdes, una de las zonas más olvidadas de España, en Cáceres, y ahora estamos trabajando en la zona suroccidental de Asturias. El año que viene iniciaremos el tercer bosque, para el que estamos actualmente buscando la mejor localización.

 

¿Qué hace que Banco Santander decida invertir en reforestación de bosques?

Marta Aísa. En Banco Santander llevamos desde 2001 analizando y midiendo nuestra huella ambiental. Desde 2011, hemos venido implementando diversos planes de eficiencia energética y sostenibilidad que nos han permitido reducir nuestro consumo energético en un tercio, las emisiones en un 71% y el consumo de papel en un 80%. En el 2019, coincidiendo con la celebración de la COP en Madrid, el Santander anunció su compromiso de alcanzar la neutralidad en carbono en su propia actividad para 2020, bien reduciendo sus propias emisiones de CO2, bien compensando aquellas que no se pueden reducir. Y en el análisis de estos planes de compensación fue cuando iniciamos conversaciones con la Fundación Repsol tremendamente atraídos por este interesante proyecto con triple impacto económico, medioambiental y social, completamente alineado con los requisitos y nuestro propósito de contribuir al progreso de las sociedades en las que nos encontramos, no sólo a través de lo que hacemos, sino también de la manera en que lo hacemos.

 

¿Cuáles eran estos requisitos?

Marta Aísa. Queríamos compensar nuestra huella a través de proyectos locales, tangibles, que aportaran soluciones basadas en la naturaleza. Además, nos gustó la apuesta de Sylvestris de convertir a la península ibérica en todo un ejemplo de eliminación o absorción de carbono en Europa y poder contribuir al al mayor plan de reforestación en España, pero lo que nos acabó de convencer fue el modelo de colaboración público-privada. El cuidado de nuestros ecosistemas y la transición hacia una economía más sostenible es un reto que tenemos que hacer entre todos, que forma parte de nuestro compromiso con todos nuestros grupos de interés. Nos gustaba el hecho de que Administraciones Públicas, empresas privadas y entidades sin ánimo de lucro uniéramos esfuerzos con el triple objetivo que supone la apuesta por los bosques en términos de actividad económica, pero que además tiene un claro eje medioambiental y social.

Somos un banco global con fuerte presencia nacional y somos muy conscientes de los retos a los que se enfrentan las comunidades en las que operamos. Tenemos una enorme capilaridad y presencia en el entorno rural y en comarcas y municipios con menos de 10.000 y 5.000 habitantes, y tenemos muchísima presencia en lugares donde pensamos que tenemos la capacidad de actuar, generando crecimiento económico, desarrollo rural, arraigo y progreso. Y creímos firmemente en que el proyecto Motor Verde era una propuesta muy redonda que encajaba muy bien en nuestra estrategia medioambiental.

 

Y además de la reforestación, el proyecto también incluye la gestión de estos bosques. ¿Cómo se lleva a cabo?

Enrique Enciso. Con el Santander estamos haciendo un proyecto en Las Hurdes (Cáceres) y un proyecto en Asturias, y ambos son totalmente distintos. El de Asturias es un proyecto donde hubo un incendio muy grave, no hubo regeneración natural y ahí estamos plantando. En cambio, en Las Hurdes se produjo un incendio y una posterior regeneración natural brutal de 20.000 árboles por hectárea, lo cual significa que eso nunca será un bosque, porque hay demasiados árboles, y allí estamos haciendo ayuda al regenerado.

En este caso, la ayuda al regenerado consiste en eliminar árboles para dejar 1.500 árboles por hectárea bien preparados y que sean los mejores para sobrevivir. El hándicap es que en estos momentos el Real Decreto 163/2014, que genera los derechos de carbono, sólo habla de reforestación y regeneración y reivindicamos que hay que dar un paso más allá e incluir la gestión de los bosques porque no sólo hace que esté más cuidado y tenga menor riesgo de incendios, sino que, además, crece más y absorbe mayor cantidad de CO2.

Con respecto a los proyectos que hacemos, la primera fase es plantar árboles para que se conviertan en un bosque, pero eso tiene una continuidad, no puedes abandonarlo. En los tres o cuatro primeros años de vida del bosque hacemos un mantenimiento inicial para que la planta agarre bien y sustituir las plantas que puedan haber muerto. En la gestión del bosque, trabajamos con los entornos rurales. Si son montes de utilidad pública, la gestión depende de la administración y ayudamos a que se lleve a cabo. Si son montes de particulares, muchas veces somos nosotros los que hacemos la gestión o les ayudamos a realizarla con un plan de gestión donde plasmamos y financiamos qué va a pasar con ese monte en los próximos 50 años.

 

¿Cómo impacta este proyecto en los profesionales que forman parte de Banco Santander?  ¿Qué beneficios les reporta?

Marta Aísa. Hay un elemento precioso porque, además de contribuir a nuestros compromisos medioambientales y sociales, también tiene una importante capacidad de tracción sobre nuestros propios empleados. Se trata de proyectos con gran capacidad de tracción por su impacto local y cercanía a nuestras comunidades. Por ello, las acciones de voluntariado medioambiental son muy valoradas por nuestros equipos.

En 2018, Banco Santander lanzó su programa de voluntariado Santander Natura, que impulsa la conservación del entorno en nuestro país, contando con embajadores como la nadadora Mireia Belmonte y que incluye diversas iniciativas como reforestación de bosques y zonas verdes, limpieza de playas y riberas de ríos o la colocación de cajas nido para distintas especies de aves según el clima. Desde su puesta en marcha, más de 1.000 voluntarios santander, junto a sus familias, han participado en las acciones promovidas por Santander Natura, como la limpieza de playas en Galicia, Asturias o Guipúzcoa, la plantación de árboles en Zaragoza o en Toledo y la recogida de plásticos y basura en riberas de ríos como el Arlanzón, Tormes, el Saja o el Guadiana. Actividades que han logrado resultados como la retirada de más de una tonelada de residuos y la participación de decenas de niños y adolescentes para la toma de conciencia sobre la importancia de cuidar nuestro planeta.

Con estas iniciativas conseguimos involucrar a nuestros empleados y hacerles partícipes de la estrategia medioambiental con el objetivo de reducir nuestros propios impactos medioambientales y ayudar a nuestros clientes en su proceso de descarbonización.

 

En sus diez años de vida, Sylvestris ha tenido otros hitos relevantes. ¿Cuáles destacaría?

Enrique Enciso. En abril de 2022, Fundación Repsol, Crédit Agricole Indosuez y Portobello Capital crearon el primer fondo para restaurar los montes con proyectos de absorción en Europa. Se trata de un fondo que consiste en conseguir la financiación de 60 millones de euros de inversores para hacer bosques y posteriormente sumar un crédito de otros 40 millones. De este modo, disponemos de 100 millones nos permitirán abarcar 25.000 hectáreas, absorber 6 millones de toneladas de CO2 y poner en marcha muchos proyectos en España y Portugal. Se trata del proyecto de reforestación más grande que en estos momentos existe en Europa. Sylvestris no está en el fondo, pero somos los ejecutores de los proyectos y obras.

Y otro hito importante se ha producido en diciembre de 2022 con la entrada a nuestro capital de Hispasat. Con ellos ya estábamos desarrollando proyectos de investigación en el monte, de detección temprana de incendios, de monitorización de crecimiento de los árboles desde satélites apoyados en campo. Entonces, nos dimos cuenta de que éramos muy complementarios, porque nosotros poníamos el trabajo de los ingenieros in situ y ellos ponían la posibilidad de un ojo muy grande que lo veía toda la vez, y surgió la posibilidad de entrar en el accionariado de Sylvestris.

Finalmente, este año hemos lanzado en Portugal Motor Verde +Floresta, para diferenciarlo del español, pero realmente es un proyecto peninsular con el que queremos llegar a las 10.000 hectáreas. Portugal tiene otra idiosincrasia de propiedad del terreno, pero el proyecto también busca reforestar zonas incendiadas, terrenos baldíos que no tienen arbolado desde hace 30 años, etc.

 

¿Por qué son tan importantes los bosques en nuestra vida?

Enrique Enciso. Podemos irnos a nivel antropológico y decir que nosotros venimos del bosque, pero, además, a nivel de salud, los bosques están absorbiendo gratuitamente CO2 y exhalando oxígeno que respiramos los humanos. Toda la base de la alimentación del planeta depende de las plantas porque son los únicos organismos que pueden transformar la materia inorgánica en materia orgánica, gracias a las fotosíntesis y al aprovechamiento de la energía solar. En este sentido, cada hoja de un árbol es una placa solar que transforma la energía y gracias a eso, transforma el dióxido de carbono y el agua en glucosa y oxígeno. Gracias a ello se crea toda la cadena trófica y existe la vida.

Además, en los bosques es donde está la biodiversidad del planeta. Nosotros solo somos una especie, pero entras en un bosque y te encuentras hongos, líquenes, arbustos, matorrales, árboles, pájaros, reptiles…. Todo eso vive en el bosque y de ahí emana. Regulan las temperaturas y el ciclo del agua, y es donde están la caza, los frutos, las setas… Con el paso del tiempo, el hombre ha abierto los bosques y dejando menos árboles por hectárea para compatibilizar el uso del bosque con la agricultura y la ganadería, algo en lo que fuimos pioneros en la península ibérica, siendo capaces de desarrollar unos bosques en donde puede vivir la fauna, la flora, el ganado y tener recursos de leña. Todavía hoy, el bosque sigue siendo un elemento muy importante para la subsistencia de los pueblos.

Marta Aísa. En un momento en el que estamos hablando de cambio climático y de descarbonización, los bosques son una de las respuestas más fáciles en la medida en la que ayudan a regular el cambio climático con una solución basada en la naturaleza. Hay veces que pensamos que tenemos que inventar las soluciones de una manera compleja y en los bosques está parte de la solución. En los bosques está el 80% de la biodiversidad, generan agua limpia, son capaces de asentar el terreno, evitan la erosión, evitan problemas mayores y, además, absorben CO2 de la atmósfera, con lo cual es una herramienta poderosísima que está en nuestras manos con un efecto contagio enorme, no solo en términos de captura de CO2, sino también con impactos medioambientales y sociales.

Compartir:
  • linkedin share button