ENTREVISTA

Las inversiones de futuro son las que llevan a la humanidad hacia una economía descarbonizada


Juan Carlos del Olmo,

secretario general de WWF España

Juan Carlos del Olmo 16/02/2016

WWF comenzó como un pequeño grupo de entusiastas comprometidos con el medio ambiente y, medio siglo después, se ha convertido en una de las organizaciones de conservación de la naturaleza más importantes del mundo. En la actualidad, WWF está presente en más de 100 países y cuenta con el apoyo de cinco millones de personas de los seis continentes.

WWF considera que el acuerdo alcanzado en la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático es un primer paso muy positivo. ¿Qué diferencia el Acuerdo de París del Protocolo de Kioto?
Hay varias cosas y muy importantes que diferencian el Acuerdo de París del Protocolo de Kioto. En primer lugar, este acuerdo parte de la idea de que estamos ante un abismo, no solo por el cambio climático sino también por la destrucción de recursos naturales de proporciones extraordinarias y ante esta realidad debe haber un compromiso por parte de todos los países.

Es cierto que el Acuerdo de París no marca unos objetivos fijos, pero lanza un claro mensaje de que tenemos que cambiar el modelo económico, el modelo de desarrollo y el modelo energético. Es el principio del fin de los combustibles fósiles y este mensaje va a marcar a los inversores porque van a dejar de invertir en empresas que basen su negocio en las energías fósiles y van a ver que las inversiones rentables, razonables y con futuro son precisamente las que llevan a la humanidad en otra dirección, hacia una economía descarbonizada. Por otra parte, aunque no se establezca un objetivo fijo sobre cuánto se puede emitir, sí que se marca un objetivo de revisión del grado de cumplimiento cada cinco años. Asimismo, el Acuerdo de París no establece mecanismos de sanción, pero los del Protocolo de Kioto tampoco han funcionado. Creo que al final el acuerdo alcanzado va a establecer una especie de benchmarking donde los países van a tener que demostrar y competir por quién es la economía más limpia.

Desde el Protocolo de Kioto hasta hoy, la opinión pública ha tomado mayor conciencia sobre el cambio climático…
La presión de la opinión publica ha cambiado totalmente. En este momento la sensación de que el cambio climático es un problema global y muy grave está en todo el planeta. Esta presión pública ha sido fundamental en el Acuerdo de París y ha llevado a los Gobiernos a entender que la ciencia es incontestable e innegociable.

Según el Informe Planeta Vivo, si seguimos consumiendo como hasta ahora, en 2030 necesitaremos dos planetas para satisfacer las necesidades de la humanidad…
Podríamos decir que el cambio climático es el signo de enfermedad más fácil de medir que tiene el planeta, pero en realidad solo es una señal de alarma de un sistema que está fallando a nivel global. Es decir, tenemos una sociedad que consume muchos más recursos de los que un planeta es capaz de reponer en términos de pesca, de madera… Por lo tanto lo que tenemos que hacer, en primer lugar, es consumir menos y entender que vivimos en un planeta finito con recursos finitos. En el mundo somos 7.000 millones de personas y se calcula que seremos 9.200 millones en el 2050 y si todo el mundo quiere tener derecho a lo más básico, como es lógico, otros tendremos que reducir. El debate de cómo decrecemos en nuestro consumo es fundamental.

En segundo lugar, tenemos que producir mejor lo que consumimos. Si hacemos una buena gestión de los recursos pesqueros habrá pesca siempre o también podemos hacer una gestión inteligente de los bosques para que a la vez que obtenemos madera, pulpa o pasta para nuestros usos, estemos manteniendo los bosques. Por lo tanto, consumir de una forma más responsable es vital y ahí entra la sensibilidad de los consumidores y la responsabilidad de las empresas para que los productos que comercialicen respondan a un modelo mucho más responsable.

Este cambio productivo, ¿está en la agenda política?
No. Uno de los grandes problemas que nos encontramos es que tradicionalmente los partidos políticos no tienen en cuenta los límites del planeta en sus modelos económicos y siempre hablan de crecimiento. Por otra parte, hemos logrado que los partidos políticos incluyan en sus programas medidas de lucha contra el cambio climático y sobre un cambio de modelo energético. Creo que esto demuestra que estamos en una nueva etapa y que se va a producir un cambio energético. 

¿El futuro de España son las energías renovables?
España es el país del sol y vamos a ser la autopista de las energías limpias entre África y Europa. Ahí España tiene un gran potencial porque tiene el know-how necesario, tiene las empresas punteras en esta materia y la tecnología para hacerlo. En segundo lugar tiene la ubicación idónea y, finalmente, la sociedad lo está pidiendo. La sociedad española ya no aguanta más este modelo energético que es insostenible socialmente y medioambientalmente.

Según el Observatorio de la Electricidad, en España el 28% de la energía proviene de la quema de carbón. Evidentemente este modelo tiene que cambiar y ahí entramos en el ámbito de la responsabilidad de las empresas. En este sentido París lanza un mensaje muy claro: hay una serie de empresas que son las empresas de futuro y otras que, si siguen con el modelo actual, se extinguirán.

¿Qué empresas considera que van a desaparecer?
Aquellas que están basadas en el uso de energía de origen fósil como el carbón, el gas y la energía nuclear son empresas que o cambian de negocio o desaparecerán. Las más inteligentes tienen puestos los pies en los dos mundos, pero recomendaría a las empresas energéticas que cambien rápidamente y miren el mensaje que sale de París.

Por otra parte están las empresas que parece que no tienen una relación directa con la energía, pero que sin embargo tienen mucho trabajo que hacer en la lucha contra el cambio climático. En este sentido, todas las empresas tienen que llevar a cabo un análisis, como mínimo, sobre su huella de CO2, su huella hídrica y su huella en la biodiversidad. Esto para mí es el análisis básico que debería tener cualquier empresa moderna en estos momentos. Además, el hecho de disponer de estos datos permite a la compañía trasladar la responsabilidad a todos sus proveedores e involucrar a la cadena de suministro. Todo esto va a ser fundamental para que una empresa inspire confianza a futuro.

¿En qué sentido?
Una empresa no solo tiene que estar basada en los mercados, tiene que estar basada en la sociedad en la que está presente. Entonces si los clientes y las personas que confían en las marcas quieren ver en las compañías un aliado en la defensa del planeta, las empresas tienen que adaptarse rápidamente a estas demandas de la sociedad.

Cuando una empresa líder en el mercado decide convertirse también en líder en la lucha contra el cambio climático, en ahorro de agua o en protección de la biodiversidad, el impacto que genera es enorme porque otras
le imitan. Por este motivo, WWF trabaja mucho con grandes empresas en intentar generar ese liderazgo a nivel tanto internacional como español para que estas empresas sean imitadas. Ahí tenemos un camino por recorrer muy interesante.

Creo que estamos en un momento de no buscar culpables y ponernos a sumar porque nos jugamos la supervivencia de nuestra especie. Gobiernos, sociedad civil y empresas tenemos que trabajar en una operación de salvamento del planeta.

¿Cómo debe ser una buena política medioambiental a nivel empresarial?
La empresa, primero, debe ir al núcleo de su negocio y analizar qué cambios tiene que llevar a cabo desde el punto de vista de las emisiones, del consumo de recursos naturales, etc., para tener el menor impacto posible sobre el medio ambiente. Y cuando realmente ya no puede emprender más acciones en ese proceso de reducción, puede complementarlo con otro tipo de actuaciones.

Por otra parte hay muchas empresas que tienen formulada una política de Responsabilidad Social Corporativa que después no se materializa en acciones concretas. Esto no vale. Estoy convencido de que materializar este tipo de acciones encaminadas a reducir el impacto sobre el medio ambiente es muy bueno para la empresa porque reduce sus riesgos potenciales y, además, es económicamente rentable a corto y medio plazo. 

París, acuerdo histórico para detener el cambio climático

Después de dos largas semanas de negociaciones, los delegados de los 195 países reunidos en la Cumbre del Clima en París llegaron a un acuerdo para afrontar de manera conjunta el calentamiento global. El objetivo principal del acuerdo de París es impedir que el aumento de la temperatura media del planeta a final de siglo por el cambio climático supere los dos grados con respecto a los niveles preindustriales. El pacto señala además  que hay que hacer esfuerzos para que "no supere los 1,5 grados". Se logró también un sistema de financiación para ayudar a los países con menos recursos a adaptase a los efectos del cambio climático de 100.000 millones de dólares anuales.

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