ENTREVISTA

La agricultura sostenible es la base de nuestro negocio


Emmanuel Duffaut, Kati Kaskeala,

responsable Sostenibilidad, directora de Comunicación Corporativa y Sostenibilidad para Europa del Sur de Ebro Foods, Kellogg

Emmanuel Duffaut, Kati Kaskeala 17/04/2016

Un pilar fundamental de la estrategia de negocio de Ebro Foods es crecer de un modo sostenible tanto en el ámbito  financiero como medioambiental y social. Es por ello que entre sus objetivos destacan la creación de valor a través de una gestión responsable, asegurar la sostenibilidad de sus productos a lo largo de toda la cadena de valor, así como implantar estándares de cultivo sostenible, entre otros. Para lograrlos, Ebro Foods se apoya en alianzas estratégicas que garanticen la sostenibilidad de sus materias primas.

¿Cómo definiría la estrategia de Responsabilidad Social Empresarial de Ebro Foods?
Emmanuel Duffaut. Nuestro gran objetivo es fomentar la sostenibilidad en toda nuestra cadena de valor, desde la materia prima hasta el producto terminado y su uso final. Por este motivo, nuestra estrategia se basa en crecer de una manera sostenible, generando valor para todos los actores que interactúan con nosotros en el desarrollo de nuestra actividad empresarial. El objetivo es configurar un modelo de negocio que sea sostenible, competitivo y rentable, pero que además contribuya al progreso de la sociedad, cumpla con las expectativas que tienen nuestros grupos de interés y generemos confianza entre todos.

Ebro Foods es uno de los miembros del Consejo Asesor del SDGFund. ¿Qué implica este reconocimiento?
Emmanuel Duffaut. Efectivamente formamos parte del Comité Asesor del SDGFund, que es el primer mecanismo de cooperación que tiene Naciones Unidas para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El SDGFund hizo una selección, a nivel mundial, de catorce empresas después de analizar cómo cada una de ellas podía colaborar de forma activa o habíá estado trabajando ya en alguno de los 17 Objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
En este sentido, en Ebro Foods estamos muy alineados con el Objetivo número 2, relativo al hambre cero; el número 12, sobre la producción y el consumo responsable; y el número 15, que hace referencia a la vida de ecosistemas terrestres. Realmente para Ebro Foods ha sido un orgullo que se fijaran en nosotros para trabajar conjuntamente.

¿Cuáles considera que han sido las claves para que Naciones Unidas se fijara en la compañía?
Emmanuel Duffaut. Creo que se fijaron en el trabajo que hemos estado realizando en el Tercer Mundo, donde conjuntamente con ONG hemos desarrollado programas agrícolas que han contribuido de manera muy efectiva a la autosostenibilidad de las comunidades locales. Entendemos que una de las facetas que les gustó de nuestro trabajo es que los proyectos que hemos puesto en marcha han permitido a las comunidades locales asegurarse un modo de vida. Por ejemplo, en Sierra Leona hemos llevado a cabo proyectos agrícolas y educativos que han contribuido a una economía sostenible, a que los más pequeños dejen de ser niños soldado y a fomentar la formación de la mujer. Posiblemente el SDGFund vio que esta filosofía de trabajo se adecuaba a la suya y consideró que podíamos ser un partner de utilidad.

¿Cree que esta colaboración público-privada va a favorecer la consecución de los ODS?
Emmanuel Duffaut. Naciones Unidas ha hecho la reflexión de que el sector privado es un agente muy importante para la consecución de los Objetivos. De hecho, posiblemente los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se han alcanzado en su totalidad porque las instituciones públicas y el sector privado hemos trabajado de forma independiente. Ahora, con los ODS, Naciones Unidas es consciente de que desde el sector privado hemos
contribuido mucho y podemos ser un actor clave en el desarrollo de las comunidades locales y han visto que trabajando juntos podemos obtener mejores resultados que trabajando por separado. Es hora de compartir el conocimiento, el expertise y los recursos que tenemos ambos y establecer sinergias.

¿En qué líneas están trabajando?
Emmanuel Duffaut. En una primera fase hemos hecho una puesta en común y las empresas que formamos parte del Comité Asesor les hemos dicho cuáles son las principales barreras que consideramos que existen entre las instituciones públicas y privadas, cómo hemos estado trabajando nosotros y cómo creemos que  se debería de trabajar conjuntamente. El resultado de esa primera fase fue el lanzamiento, el pasado mes de noviembre, de un informe de Naciones Unidas en el que se ponía de relieve el importante papel que juega el sector privado en el desarrollo sostenible y la importancia de colaborar juntos. En este Informe también se recogían ejemplos prácticos de las empresas que formamos parte del Comité Asesor. En estos momentos estamos en una segunda fase de co-crear y co-diseñar proyectos de interés común que después implementaremos sobre el terreno.

De hecho la agricultura sostenible, que entronca con los ODS, es uno de los pilares de Ebro Foods…
Emmanuel Duffaut. Nuestro negocio está basado esencialmente en nuestra materia prima, que está muy poco transformada y acaba siendo nuestro producto final. Por ello, la agricultura sostenible es la base de nuestro negocio y también es una exigencia de los mercados y de nuestros clientes, y cada vez más está siendo  una exigencia de los consumidores finales. Para nosotros el principio de la sostenibilidad se traduce en que no podemos mantener un crecimiento sostenido sin tener la fuente de nuestro negocio producida de manera sostenible y, por este motivo, hace unos seis años empezamos a trabajar en el ámbito de la agricultura sostenible.

¿Cómo iniciaron este trabajo?
Emmanuel Duffaut. Empezamos con un learning process en Sevilla donde acometimos pequeños proyectos para ayudar al sector arrocero sevillano a mejorar sus prácticas de cultivo respecto a los parámetros clave de la agricultura sostenible, es decir a nivel de la fertilización, el uso del agua para el cultivo… Hemos investigado y analizado lo que se estaba haciendo frente a los estándares de cultivo sostenible existentes y hemos identificado varias oportunidades de mejora que hemos tratado a través de varios proyectos científicos cuyos resultado publicamos para que los agricultores los usen y optimicen sus prácticas de cultivos.
Por otra parte, el año pasado decidimos tener un enfoque más global de la sostenibilidad de nuestras materias primas y nos unimos a la Sustainable Agriculture Initiative (SAI) Platform, de la que Kellogg también forma parte. La SAI Platform fue creada por y para la industria agroalimentaria con el objetivo de fomentar la producción sostenible de las materias primas agrícolas. El objetivo inicial de la SAI Platform era desarrollar un estándar que definiera qué es el cultivo sostenible a nivel medioambiental, social y económico para que el sector agroalimentario hablara el mismo idioma. Una vez el estándar fue consensuado entre todos los miembros  y adoptado, se desarrolló un método de evaluación sobre los tres ejes de sostenibilidad que nos sirve no solo para evaluar el nivel de desempeño sino también para definir vías de mejora.

En el marco de la SAI Platform, Ebro Foods, Kellogg y otras empresas del sector agroalimentario crearon un grupo de trabajado centrado enla producción de arroz…
Emmanuel Duffaut. Formamos este grupo con la idea de crear una zona precompetitiva con el objetivo de potenciar la colaboración entre los diferentes miembros del grupo para promover la sostenibilidad del cultivo del arroz en las zonas arrocera de interés común. Empezamos a trabajar a principios de 2015 y acabamos de iniciar el primer proyecto en Italia.

¿En qué ha consistido?
Emmanuel Duffaut. Conjuntamente con Kellogg, Unilever y la cadena suiza Migros hemos lanzado un proyecto para mejorar la sostenibilidad de la zona arrocera de Italia. Hemos evaluado a los agricultores con el método de evaluación de la SAI Platform y, en función de los resultados, hemos puesto en marcha cursos de formación para los agricultores.
Kati Kaskeala. Además del trabajo que hacemos conjuntamente dentro de la SAI Platform, desde Kellogg hemos lanzado el programa “Origins” en España e Italia para proporcionar formación a los agricultores locales no solo para emprender prácticas más respetuosas con el medio ambiente, sino que también para aumentar la rentabilidad y el rendimiento de los campos. Además, el acierto del proyecto “Origins”, que ha tenido una muy buena acogida entre los agricultores, ha sido que los cursos de formación que hemos impartido se han basado en las necesidades que nos han manifestado los propios productores.
En Italia estamos trabajando con el Ente Nazionale Risi, que es el instituto nacional sobre el arroz y conjuntamente con otros partners de investigación y de desarrollo de tecnologías, estamos llegando a los arroceros con información y tecnologías a las que, de otra forma, no tendrían acceso. En definitiva nos hemos juntado diferentes actores con un interés común y proporcionamos a los agricultores información y formación sobre las mejores prácticas y las nuevas tecnologías que pueden utilizar.

¿Cómo surge la iniciativa del programa “Origins” de Kellogg en España?
Kati Kaskeala. En la planta de Valls de Kellogg fabricamos entre otros los Choco Krispies y los productos de Special K que luego exportamos a más de 20 países. En estos productos el arroz es un ingrediente importante y por eso compramos mucho arroz a proveedores de la zona. Nos dimos cuenta de que al comprar la materia prima a través de proveedores y molineros no manteníamos una relación cercana con los agricultores y teníamos la oportunidad de trabajar con el entorno donde tenemos la fábrica y con una materia prima tan importante para nosotros como es el arroz. Por este motivo en el 2013 lanzamos el programa “Origins” en el Delta del Ebro.

¿En qué consiste?
Kati Kaskeala. En primer lugar hablamos con los agricultores para conocer sus necesidades de formación, de información, sus problemas, qué tipo de cultivo están haciendo… A partir de esta información construimos un programa con el objetivo de que los agricultores tuvieran un grupo de apoyo e intercambiaran ideas y experiencias, y que tuvieran acceso a formación y información útil. Además, en el ámbito medioambiental compartimos cuales son algunas de las prácticas más respetuosas del medio ambiente encaminadas a un mejor uso de pesticidas y a la protección de los arrozales y, finalmente, en el ámbito económico les proporcionamos maneras para mejorar el rendimiento de sus campos.
Hemos trabajado conjuntamente con el IRTA, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de la Generalitat de Catalunya, para elaborar las diez mejores practicas de cultivo de arroz. Entonces en el 2013, elegimos cuatro parcelas vitrina, que eran un total de 8 hectáreas, donde se implementaron estas mejores prácticas y analizamos el efecto que tienen en el rendimiento del campo. En el 2014 ya tuvimos casi 80 hectáreas, y en el 2015 en el programa Origins™ de Kellogg han participado 54 agricultores entre el Delta del Ebro y Valencia, con una superficie de cultivo que supera las 4000 ha. Un 20% de la superficie del Delta del Ebro ya forma parte del programa Origins™.

¿Qué resultados han obtenido?
Kati Kaskeala. Hemos plantado más de 30.000 lirios amarillos que ayudan a construir barreras naturales para evitar la erosión del suelo gracias a su sistema de raíces y hemos construido nidos de murciélagos puesto que al ser insectívoros permiten a los agricultores usar menos pesticidas. Pero, además de todos los logros medioambientales, nos sentimos muy orgullosos del rendimiento económico. En 2014 obtuvimos una mejora del rendimiento del 13% en las parcelas donde implantamos estas prácticas, y en el 2015 el crecimiento fue del 19%.

En el marco de “Kellogg’s Origins”, Ebro Foods y Kellogg han lanzado la iniciativa “Climate Smart Agriculture” en el Delta del Ebro. ¿Qué objetivo persigue?
Emmanuel Duffaut. A raíz de trabajar con los agricultores formándolos en sostenibilidad y en las mejores prácticas de cultivo sostenible, identificamos que las emisiones de gases de efecto invernadero que emiten el propio campo era una problemática que no se estaba abordando en el Delta del Ebro. Al estar totalmente inundados, los arrozales experimentan una serie de fermentaciones que producen metano, un gas de  efecto invernadero muy potente. El problema con el que nos encontramos es que medir estas emisiones es muy complicado y costoso puesto que cambian mucho de un campo a otro en función de variables como el tipo de suelo, las prácticas de cultivo, las condiciones climáticas, el régimen de irrigación… El objetivo de este proyecto es, en primer lugar, medir para luego poder establecer y calibrar un modelo predictivo fiable que permita predecir el nivel de emisiones así como el impacto de varias estrategias de mitigación.
Estamos trabajando con el IRTA y la Universidad de Manchester en 15 campos de agricultores que forman parte del programa “Kellogg’s Origins” y durante todo 2015 hemos empezado a medir las emisiones.

¿A qué conclusiones han llegado?
Emmanuel Duffaut. Existe la creencia, basada en los modelos predictivos existentes, que el cultivo de arroz es el responsable de la cuarta parte de las emisiones de metano en la agricultura, pero a través de estas primeras mediciones hemos constatado que quizá esta idea no es cierta. Hemos visto que hay una gran diferencia entre las mediciones realizadas directamente en campos y los resultados obtenidos por varios modelos predictivos, uno de los cuales es el Cool Farm Tool de la Cool Farm Alliance recomendado por la SAI Platform que funciona muy bien para los demás cereales. Por ello, ahora, estamos trabajando con un experto en modelización para ver si podemos adaptar esta herramienta a las particularidades del cultivo del arroz o bien si tenemos que crear un nuevo modelo predictivo. Este año vamos a volver a medir en condiciones estándares, pero además probaremos estrategias de mitigación relacionadas con la diminución del régimen de irrigación para ver si observamos una reducción de emisiones.

¿Cómo creen que valora el consumidor final este tipo de proyectos?
Emmanuel Duffaut. Hay países más avanzados que otros y quizás en España estamos en un estadio más incipiente. La crisis ha provocado que hubiera otros factores más determinantes a la hora de elegir un producto, pero sin duda estos temas de agricultura sostenible son valores añadidos que el consumidor cada vez tiene más en cuenta.
Kati Kaskeala. En Kellogg hemos hecho varias campañas para informar sobre el programa “Origins” en los packs de cereales y en anuncios de televisión, permitiendo a nuestros consumidores conocer a algunos de nuestros agricultores aquí en España. Queremos establecer una relación entre el agricultor y el consumidor y que este conozca que el producto que está consumiendo tiene ingredientes que provienen del Delta del Ebro. De  hecho recibimos consultas de los consumidores que quieren saber si la materia prima que utilizamos es española y qué hace una multinacional americana como Kellogg para el desarrollo económico del país. ¡Y estamos muy orgullosos de poder decir que hacemos mucho!.

Ebro Foods, miembro de la Sustainable Agriculture Initiative Platform

En su compromiso con la sostenibilidad de sus materias primas, Ebro Foods ha trabajado en distintos proyectos con varios miembros de la Sustainable Agriculture Initiative (SAI) Platform, iniciativa a la que se adhirió en 2015 para la creación de un grupo de trabajo específico sobre el cultivo del arroz. La SAI Platform es “una iniciativa global cuyo objetivo es ayudar a las empresas de alimentación y bebidas a conseguir la producción y el abastecimiento sostenible de sus materias primas agrícolas”. La SAI platform cuenta con cerca de 80 miembros a los cuales proporciona un estándar común de cultivo sostenible y una herramienta de evaluación frente a este estándar. La SAI está organizada en varios grupos de trabajo sobre las diferentes materias primas y comités tratando temas como la gestión del agua y la biodiversidad.

“Kellogg’s Origins”: el cultivo sostenible de arroz del Delta del Ebro

El programa europeo de agricultura sostenible “Kellogg’s Origins” nació en España en 2013 con el objetivo de apoyar a los agricultores del Delta del Ebro y proteger los lugares naturales donde crece el arroz que se utiliza para elaborar Choco Krispies, Special K y otros productos de Kellogg en la planta de producción de Valls, en Tarragona.
En este programa, Kellogg está asociado con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) y otras organizaciones de expertos locales que colaboran con los agricultores en la implantación de mejores prácticas que incluyen análisis de suelo, recomendaciones de siembra, fertilización y manejo del agua y métodos de identificación y control de malas hierbas, plagas y enfermedades. Esto permite a los agricultores adoptar prácticas agrícolas más sostenibles, eficientes y positivas, tanto para ellos como para los hábitats naturales donde viven y trabajan.

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