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España aún tiene un largo camino por recorrer en materia de los ODS
Miguel Ángel Moratinos,
presidente de Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS)
07/03/2018Creada en 2015, la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) tiene la misión de movilizar y sensibilizar a la sociedad española, a las instituciones públicas y al mundo empresarial para que conozcan de forma rigurosa y comprometida los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Su labor también es favorecer la incrporación de los ODS a futuras políticas, al ámbito empresarial y en el comportamiento de la sociedad en general.
Según el índice de los ODS 2017, España gana cinco puestos y se sitúa en la posición 25ª del ranking de países. ¿Cuál es su valoración?
Es insuficiente, pero es un comienzo del camino para lograr avanzar. España no debe renunciar a estar en la primera línea de aquellos países comprometidos con la Agenda 2030 y, sinceramente, tenemos todas las condiciones para alcanzarlo. Es una labor colectiva. La Agenda 2030 es una agenda diferente porque necesita una responsabilidad compartida, desde que el ciudadano crea, comprenda y se apropie de los ODS, hasta la colaboración de las administraciones, las universidades, el sector privado, la sociedad civil, las ONG… todos aquellos que constituyen el entramado de la vida comunitaria. En este sentido, a través de REDS trabajamos para movilizar y concienciar.
El Gobierno ha asumido voluntariamente que Naciones Unidas pueda evaluarle y vamos a ver si con la creación del Grupo de Alto Nivel para la Agenda 2030 y el esfuerzo realizado por todos hemos mejorado, pero aún queda un largo camino por recorrer.
Hablando del Gobierno, ¿cuál está siendo el papel del ejecutivo español?
El Gobierno tuvo un primer año difícil con el proceso electoral y la formación del propio ejecutivo, y prácticamente 2016 se perdió. En cambio, 2017 ha sido el año en el que las autoridades gubernamentales han empezado a organizarse y ha concluido con la creación de este Grupo de Alto Nivel, adscrito a la Oficina Económica del presidente del Gobierno y presidido por el ministro de Asuntos Exteriores. Nuestro objetivo es apoyar, acompañar y facilitar que se pueda fijar una estrategia nacional para el desarrollo sostenible y, al mismo tiempo, observar y evaluar cómo avanza el cumplimiento.
En los últimos años REDS ha firmado acuerdos de colaboración con distintas administraciones. ¿Cree que la administración pública más concienciada es la autonómica y local?
Hemos realizado un trabajo modesto, acorde a nuestros medios y recursos, pero nos podemos sentir modestamente orgullosos del trabajo realizado. Con el Gobierno hemos suscrito un acuerdo de colaboración, así como con algunas Comunidades Autónomas, que están mucho más avanzadas y más comprometidas.
En este sentido, debo felicitar a la Comunidad Valenciana puesto que la Generalitat de Valencia ha sido la primera en incorporar la Agenda 2030 a todas sus actuaciones, pero ha habido otras comunidades que se han ido sumando progresivamente como Navarra, el País Vasco, Andalucía, Extremadura, Castilla y León… Y donde hemos encontrado una mayor aceptación, exigencia e involucración ha sido por parte de las ciudades. Quizás por su cercanía con el ciudadano, se sienten más responsables e interpeladas a aplicar la Agenda y, por tanto, hemos encontrado, tanto con la Federación Española de Municipios y Provincias, con la que hemos suscrito un acuerdo, como con las distintas ciudades, una voluntad de aplicar esa agenda municipal de sostenibilidad.
Y a nivel empresarial, ¿qué feedback reciben?
Se ha producido, a nivel global, un cambio cualitativo. Hace cinco años la sostenibilidad se identificaba con el respeto al medio ambiente, la economía verde, la transición energética…
En aquel entonces, la actitud general en el mundo empresarial era que la agenda verde constituía un obstáculo para garantizar el crecimiento económico y su capacidad competitiva. El empresario era reticente y reaccionaba de manera negativa a esta agenda de sostenibilidad, pero en los últimos tres o cuatro años se ha producido un cambio.
El momento decisivo fue el Acuerdo de París. En la COP21 el mundo empresarial comprende que no se puede quedar fuera de una agenda que se va a imponer y que se está exigiendo por parte de toda la sociedad, y pasa de una actitud reactiva a una actitud positiva. Lógicamente hay sectores que se sienten más amenazados que otros, pero incluso las grandes empresas energéticas de hidrocarburos fósiles tienen sus propias agendas de sostenibilidad, se suman a este esfuerzo colectivo y se incorporan a la Agenda. Por lo tanto, hay un elemento positivo donde hemos pasado de una actitud de recelo, de rechazo, a que ahora nos piden más contribuciones.
¿Qué ha cambiado?
Esta economía sostenible da beneficios y resultados de una manera justa y los empresarios se han dado cuenta de que o son sostenibles o van a desaparecer. Y como no quieren desaparecer tienen que adaptarse e involucrarse directamente en esta agenda de sostenibilidad. Por lo tanto, estamos encontrando, cada vez más, una actitud favorable. La empresa ha comprendido que es el momento del cambio y adaptación.
A diferencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), para conseguir la consecución de los ODS las Naciones Unidas hacen un llamamiento a la contribución de las empresas…
Es un cambio absoluto de lo que va a ser el nuevo multilateralismo. Los ODM fueron un intento loable, altruista, solidario y generoso, pero cuando se acercaba 2015 los Estados miembro y las Naciones Unidas comprendieron que no se habían cumplido. Yo no participo de ese análisis que dice que los ODM fueron un éxito. Es cierto que redujimos las cifras globales de pobreza y de hambre y mejoramos la educación, pero todavía tenemos 900 millones de personas hambrientas en el mundo. Es un fracaso absoluto y, por ello, cuando llega 2015, con los ODS damos el salto cualitativo de crear un nuevo marco que nos obligue a todos a responsabilizarnos de otra manera. De ahí que Naciones Unidas cree la propia REDS o SDSN como instrumentos para movilizar y que no solamente sean responsables los Estados miembros a través de sus ministerios de Asuntos Exteriores o gobiernos centrales, sino que aquí tenemos que movilizar a todos los actores.
Una nueva gobernanza mundial no puede dejar fuera al sector privado, pero el sector privado no puede única y exclusivamente exigir un marco regulatorio donde ellos hacer sus negocios y luego desentenderse. También tiene que contribuir financieramente para poder alcanzar esos objetivos.
Dentro de este multilateralismo, ¿qué papel juega la sociedad civil?
La gente va siendo cada vez más consciente. Desde REDS hemos propuesto la creación del concepto y la asignatura de cultura de la sostenibilidad o ciudadanía sostenible. Nos gustaría que la sostenibilidad formase parte del currículo educativo de los niños y niñas primaria y secundaria y que posteriormente exista un crédito de sostenibilidad a nivel universitario.
Es decir, que todo estudiante universitario español tenga esta cultura de la sostenibilidad para que luego la aplique cual sea cual sea su profesión y su sector de desarrollo profesional.
¿Vamos a llegar al 2030 con los deberes hechos?
Esta es la gran tarea que tenemos y para ello tenemos los índices de evaluación. Lo peor de cualquier acuerdo diplomático es firmarlo, olvidarse y no realizar un seguimiento del cumplimiento. Esto es lo que deberíamos haber aprendido de los ODM. Quizás no cumplamos los objetivos al 100%, pero tiene que quedar claro que el esfuerzo colectivo de la ciudadanía mundial ha ido en la buena dirección. Además, hay objetivos que se tienen que cumplir absolutamente porque, con la capacidad tecnológica y la investigación que tenemos, es una vergüenza que en el siglo XXI la gente siga muriendo de hambre. No sería aceptable llegar a 2030 diciendo que hemos mejorado, pero que 500 millones de personas siguen muriendo de hambre y, por lo tanto, tenemos que trabajar para que eso desaparezca.
España, avances moderados en los ODS
Según el Índice de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG Index & Dashboards 2017), España, aunque mejora cinco puntos en relación con el ranking anterior y se coloca en el puesto 25, pierde algunos de los avances alcanzados en el cumplimiento de la Agenda 2030. En 2017, España ha perdido el único verde que el año pasado obtuvo en el ODS 5, dedicado a la igualdad de género. En sus calificaciones se encuentran seis rojos, seis naranjas y cinco amarillos. Entre los ODS con peores resultados para nuestro país se encuentran varios relacionados con la conservación del medio ambiente, entre ellos los dedicados al mar y la biodiversidad, o a las emisiones de gases de efecto invernadero.
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