ENTREVISTA

Los CEE representan el 0,3% de la fuerza laboral del país


Albert Campabadal,

presidente de CONACEE

Albert Campabadal 26/01/2012

Las personas con discapacidad alcanzan un nivel de paro del 60%. Si nadie les brindara la oportunidad de acceder al primer empleo, su crecimiento profesional sería inexistente. Los Centros Especiales de Empleo (CEE) son los encargados de emplear, formar y tutelar a estas personas. Albert Campabadal, presidente de la Confederación Nacional de Centros Especiales de Empleo (CONACEE), asegura que “una persona con discapacidad con un trabajo, es otra persona”.

¿Cuál es el rol de CONACEE en relación al conjunto de los centros especiales de empleo?
La Confederación Nacional de Centros Especiales de Empleo (CONACEE) fue la primera patronal del sector que se creó. Con ello se intentaba aglutinar los intereses de una serie de entidades que se dedicaban a lo mismo: tener voz frente a la Administración.
CONACEE aglutina federaciones, asociaciones autonómicas y, en menor proporción, Centros Especiales de Empleo que están a título individual como socios de la Confederación.
Trabajamos para representar sus intereses ante la Administración, dado que los Centros Especiales de Empleo (CEE) tenemos más relación con ella que cualquier otra empresa ordinaria.
Cada año organizamos unas jornadas de trabajo informativas en las que todos los asistentes intercambian opiniones y experiencias.
¿Las empresas pueden asociarse a CONACEE?
Pueden hacerlo las que están calificadas como CEE, las cuales, en su mayoría, cuentan con la forma jurídica de sociedad limitada. Algunas constan como sociedad anónima o como cooperativa y otras provienen de asociaciones o fundaciones y funcionan mercantilmente con sus respectivos NIF, aunque éstas son la minoría.
Somos empresas, pero tenemos una calificación por parte de la Administración autonómica que ratifica que somos CEE y, por ello, estamos obligados a unos determinados requerimientos: tener como mínimo un 70% de personas con discapacidad en plantilla, velar por la integración social y cultural y por el cumplimiento riguroso de los procesos de rehabilitación del empleado, facilitar y promover que el trabajo no sea un obstáculo para el desarrollo de sus procesos terapéuticos y de recuperación, entre otras medidas.
Nos atribuyen un papel “paternalista y formativo”, cosa que en la empresa ordinaria no ocurre, aunque hoy en día los temas formativos estén allí a la orden del día. En nuestro caso es muy importante, porque suele suceder que un alto porcentaje de nuestros trabajadores son personas con discapacidad con baja formación. También tenemos un sistema de trabajo muy tutelado con monitores, sobre todo en colectivos de enfermos mentales y personas con discapacidad intelectual, que son personas con muy poca iniciativa propia. Estos empleados siempre deben trabajar de manera supervisada y en equipo, porque sino el trabajo no sale adelante.
¿Qué ofrece CONACEE a sus asociados?
Nosotros ofrecemos asesoramiento jurídico a nuestras asociaciones, federaciones y centros individuales, porque los CEE no funcionan jurídicamente como una empresa ordinaria normal. Disponemos de algunos artículos del Estatuto de los Trabajadores que no se nos aplican, pero en cambio, existen varios Reales Decretos que debemos cumplir y que jamás serían de aplicación en la empresa ordinaria.
También organizamos congresos a nivel nacional y autonómico. Procuramos que se realicen reuniones con los representantes de Bienestar Social y Trabajo de las autonomías para que lleguen las reivindicaciones de los CEE de la zona. Aunque la legislación es estatal y única para todos los CEE, somos 17 autonomías y la lectura e interpretación que se hace de esta misma ley en cada una de ellas es bastante diferente. Con lo cual, procuramos que estas lecturas sean lo más uniformes y beneficiosas posibles.
¿Cuál es el proceso por el que pasa una persona que acude a un Centro Especial de Empleo?
La persona que acude a un CEE lo hace en busca de trabajo. Lo primero que se encontrará es una entrevista con personas del departamento social en la que le pedirán que aporte un CV y un certificado de la discapacidad que padece. A continuación, se estudiarán los trabajos para los que el candidato o candidata puede ser más efectivo.
Sin embargo, el hecho de acudir no garantiza la obtención del empleo, dado que los CEE sólo pueden crear puestos de trabajo cuando existe una carga laboral, y eso no siempre ocurre.
Aún así, los CEE ofrecen un dato muy curioso: en los últimos tres o cuatro años se han creado –y no destruido, como está siendo la tónica general en España– puestos de trabajo, a pesar de que por el camino se hayan quedado algunos Centros Especiales de Empleo.
Otro dato interesante es que los CEE representan el 0,3% de la fuerza laboral del país. En el último año han creado más puestos de trabajo para personas con discapacidad que el restante 99,7% de la fuerza laboral del país.
De las personas con un nivel de discapacidad más destacado (con enfermedades mentales, discapacitados intelectuales o discapacitados físicos en un nivel superior al 65%) tan sólo trabaja el
11% de las que se encuentran en edad laboral. Asimismo, mientras que en España el paro se sitúa
aproximadamente en el 22%, las personas con discapacidad alcanzan el 60%.
A pesar de que estas personas son las que sufren los niveles de paro más elevados, tanto en época de bonanza como de crisis, los CEE somos los que conseguimos generar puestos de trabajo para ellas.
Tras la entrevista, si existe una plaza vacante que coincide con el perfil del candidato, al día siguiente empieza a trabajar. Sino, se le tiene en cuenta para el futuro.
¿Cuál es la evolución laboral de un empleado con discapacidad? ¿Saltar a la empresa ordinaria?
Eso depende de las características de la persona. Además de formarle para el puesto específico que va a desempeñar, se procura que la persona vaya asumiendo funciones con más carga, dificultad, implicación y mejor retribución. Sin embargo –como ocurriría con cualquier otro empleado– todos tenemos un techo por encima del cual empezamos a entrar en ineficacias y errores. Las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental suelen tener techos muy bajos porque prácticamente siempre tienen que realizar trabajos tutelados y de un nivel de dificultad bajo, dado que aguantan muy mal el estrés. En el momento en el que el trabajo les provoca cierto agobio, se desequilibran y aún es peor.
Siempre hay un porcentaje de personas que en un momento dado dejan el CEE y pasan a la empresa ordinaria. Sin embargo, no siempre tienen una entrada triunfal y fácil y, por ello, en ocasiones deciden volver al Centro Especial de empleo de donde procedían.
Se presentan como la primera oportunidad
laboral para las personas con discapacidad…
Es cierto, porque de alguna manera todas las empresas buscan candidatos que tengan cierta experiencia en el trabajo a desarrollar. Si la persona con discapacidad tiene mucha dificultad para acceder al mundo laboral, no adquiere experiencia laboral. Gracias a los CEE, suman experiencia que muchas veces les coloca incluso por delante de personas sin discapacidad. Los empleados con discapacidad que salen del CEE con varios años de trayectoria a sus espaldas son atractivos para la empresa ordinaria porque es posible que desarrollen su trabajo mejor que una persona sin discapacidad que no tenga la misma experiencia.
Unas 55.000 personas con discapacidad trabajan actualmente en los aproximadamente 1.700 centros especiales de empleo. Los más de 50.000 restantes, ¿a qué se atienen?
En España hay cuatro millones de personas con discapacidad y aproximadamente 55.000 (1,2% del total) trabajan en CEE. Hay personas que trabajan en la empresa ordinaria, otras que no están en edad laboral y algunas que no disponen de capacidades laborales y que se encuentran en centros ocupacionales; pero la inmensa mayoría está en el paro.
¿En qué punto se encuentra la integración de personal con discapacidad en nuestro país?
El trabajo es el elemento más integrador que tiene la persona: aporta autoestima e independencia económica y relaciona al individuo con los demás. Una persona con discapacidad con trabajo es otra persona.
La sociedad actual siempre se dota de lo que cree necesario a través de los impuestos, pero las personas con discapacidad no necesitan que no - sotros paguemos más para que ellas estén atendidas: necesitan un puesto de trabajo. De ahí nace la LISMI, que recoge que el 2% de la plantilla de las empresas con más de 50 trabajadores deben ser personas con discapacidad. Esta normativa no siempre se cumple y, por ello, en el año 2000 salió la ley 27/2000 de medidas alternativas según la cual las empresas que tienen que cumplir con el 2% pueden optar por la alternativa de contratar productos o servicios a Centros Especiales de Empleo.
¿Qué opina de la LISMI? ¿Es suficiente?
La LISMI es una ley del año 82, ya tiene 29 años.
Se le podría dar un enfoque nuevo, pero lo perfecto y lo posible no siempre van de la mano y más en estos momentos en que se ha visto que a ley de la Dependencia era más una ley de intenciones que una ley real y aplicable.
Si se cumpliera la LISMI, aunque tenga 29 años, ya podríamos estar todos contentos. Hay países que cuentan con porcentajes superiores al 2% de trabajadores con discapacidad, pero en España, antes de incrementar esta proporción, habría que conseguir que todas las empresas lo cumplieran.
¿Qué responsabilidad tiene la empresa y
cómo cree que está actuando en este sentido?
Entiendo que la verdadera responsabilidad social se manifiesta cuando lo que está haciendo la empresa va mas allá de lo que la ley le obliga. Si el 2% es lo obligatorio, entiendo que la responsabilidad social existirá cuando haya una organización que alcance el 3, el 4 o el 5%. La empresa está pasando por verdaderos problemas financieros, no se está facturando lo que se podría facturar, hay impagos, existe una verdadera invasión de productos extranjeros a precios mucho más competitivos que los nuestros, etc.
Para que no se conviertan en una carga más añadida, los CEE podemos asesorarles en el área de la RSE, ayudarles a cumplir con la obligación y ser una fuente de rebaja en sus costes empresariales. Además, somos las únicas entidades españolas capaces de hacer un enclave laboral dentro de la empresa –que también les sirve para cumplir con el 2%– esto es, situar una serie de personas con discapacidad en una plantilla que desarrollen la misma actividad que el resto de sus trabajadores.

El Centro Especial de Empleo, trampolín laboral para las personas con discapacidad

• CONACEE fue fundada en el año 2000 con la participación de Federaciones de Centros Especiales de Empleo de ámbito autonómico de toda España.
• La legislación española desarrolla toda una normativa a favor de la integración laboral de las personas con discapacidad: Ley 13/1982 de 7 de abril de Integración Social de los Minusválidos, R.D. 1451/1983 de 11 de mayo sobre empleo selectivo, R.D.27/2000 de 14 de enero sobre medidas alternativas, etc.
• Los CEE son las únicas entidades españolas capaces de hacer un enclave laboral dentro de la empresa
• Las personas con discapacidad continúan teniendo serios problemas para encontrar un puesto de trabajo apto y su primera oportunidad laboral la encuentran en los Centros Especiales de Empleo

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