Manuel Bretón
08/05/2022

Cáritas sigue estando donde tenía que estar

Manuel Bretón, presidente de Cáritas Española

Creada en 1947 por la Conferencia Episcopal Española, Cáritas Española es la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia Católica en España, instituida por la Conferencia Episcopal. Como acción organizada de la comunidad cristiana, la misión de la organización es promover el desarrollo humano integral de todas las personas y todos los pueblos, especialmente de los más pobres y excluidos. En esta entrevista, conversamos con su presidente, Manuel Bretón, sobre los retos sociales de España, el incremento de las desigualdades y la solidaridad de la sociedad española.

Este año Cáritas Española está de celebración con motivo de su 75º aniversario. ¿Qué valoración hace?

No cabe duda de que se trata de una conmemoración importante para cualquier organización. No todas las organizaciones llegan a cumplir 75 años y, en el caso de Cáritas, sobran motivos para congratularnos de estos tres cuartos de siglo de recorrido como servicio organizado de la caridad en el seno de la Iglesia, en el trabajo permanente por la justicia social y la defensa de los derechos de las personas, en el cuidado de la casa común… 

Este aniversario es el resultado de la suma de miles de voluntades que se han ido añadiendo a esta lucha desde 1947. Si ahora tengo el privilegio de presidir esta organización es gracias a la trayectoria forjada, a golpe de compromisos, de cientos de miles de voluntarios, de personas que nos han apoyado, del apoyo de ciudadanos anónimos y de empresas, de iniciativas de todo tipo que han ido surgiendo a lo largo de todos estos años y que, hoy en día, nos hacen creer que Cáritas Española ha hecho su papel en su momento y ahora mismo también lo tiene que hacer. 

 

¿Cómo han evolucionado los servicios y apoyos que la organización presta a la sociedad?

Es fácil de imaginar si tenemos en cuenta que Cáritas ha pasado de ser una red de reparto de la Ayuda Social Americana, contribuyendo a distribuir leche en polvo en su momento, a ser una organización en la que trabajan miles de personas de todo tipo que dedican su esfuerzo a la lucha y apoyo a los más desfavorecidos. A lo largo de 75 años, la organización ha ido evolucionando a medida que lo iba haciendo la sociedad y las necesidades de los más vulnerables. 

El año pasado pudimos invertir 50 millones más que en 2019 en la lucha contra la pobreza y la exclusión

Somos una organización enorme. Somos la propia Iglesia, una confederación formada por 70 Cáritas Diocesanas con lo cual lo único que se ha mantenido desde el primer momento, como principio inspirador de nuestra misión, es nuestro objetivo: la opción prioritaria por quienes están en situación de mayor precariedad, aquellos que el Papa Francisco llama “los descartados” y que nos anima a estar a su lado. Por eso, Cáritas sigue estando donde tenía que estar.

 

La pandemia ha provocado un aumento de los beneficiarios de Cáritas Española. ¿Cómo lo han afrontado?

Nuestra labor parte del apoyo de la sociedad en la que nos estamos moviendo. Cuando nos dimos cuenta de que se nos echaba encima una pandemia tan tremenda, lanzamos una campaña con la idea de afrontar esta situación de la mejor manera posible y la respuesta de la sociedad fue impresionante en todos los sentidos. Iniciativas de todo tipo, socios, donantes y empresas que se ofrecían a colaborar y a preparar proyectos, a crear nuevas posibilidades para apoyar a los demás. Y no nos cansamos de dar gracias a toda la sociedad y a todos los que nos han apoyado en los momentos más complicados.

Una vez más, se demuestra la gran solidaridad de la sociedad y la empresa española…

Sabemos que cuando las cosas vienen mal dadas la sociedad demuestra esa generosidad admirable. Lo vimos en la crisis económica del 2008, lo comprobamos cada vez que hay una gran emergencia natural, tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, y, por último, lo volvemos a comprobar con motivo de la emergencia causada por la COVID-19. Las cifras que nosotros manejamos así lo testifican. El año pasado pudimos invertir 50 millones más que en 2019 en la lucha contra la pobreza y la exclusión. Más del 70% de nuestros recursos provienen de manos privadas, aunque también hay que destacar que las administraciones nos han apoyado y han aportado a Cáritas muchas de esas posibilidades. Estoy muy satisfecho de las reacciones de los distintos ámbitos de la sociedad.

 

La COVID-19 ha agravado las desigualdades y así lo demuestra el informe “Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España”, elaborado por Cáritas y la Fundación Foessa. ¿La desigualdad es la principal preocupación de la organización?

Por supuesto. Nuestro objetivo es que esa exclusión sea lo menor posible o reducir al máximo esas diferencias sociales en las que nos movemos. No cabe duda de que los datos del informe testifican que no es así y que, a lo largo de estos últimos meses, existen una serie de problemáticas sociales que acentúan esa mayor exclusión de una parte grande de nuestra población. En este contexto, colectivos como la juventud, los mayores y los inmigrantes son los que nos preocupan a todos.

 

En una época de crisis sanitaria y económica, ¿siempre acaban perdiendo los mismos?

Es verdad que la parte de la sociedad que tiene una inclusión total, que su vida está clara, con un trabajo bien remunerado, con unos derechos sociales claros, una vivienda, medios digitales que le posibilitan desarrollar su vida en las mejores condiciones…, pues esa parte de la población sigue viviendo cómoda y su situación sigue siendo admirable.

Nuestros interlocutores comparten un compromiso común de mejorar la vida de las personas

Pero no cabe duda de que la parte excluida de la sociedad es la que está en peores condiciones y el peligro es que esa exclusión se ha cronificado. Hay elementos que es muy difícil que puedan a volver a ser testigos de la sociedad en la que vivimos, tanto en el ámbito de representación política, de la vivienda normal, de la enseñanza… Son problemas que hoy en día debemos afrontar de forma muy general y con el apoyo de todas las administraciones y es donde estamos trabajando. Debemos estar presentes en el proceso de acompañamiento a las administraciones, de denuncia de las situaciones, de puesta en marcha de determinadas iniciativas legislativas y no legislativas que redunden en el bienestar de la sociedad y reducir esas profundas huellas que ha dejado la COVID-19.

 

¿Echa de menos una mayor decisión por parte del sector público?

No. Creo que tenemos que salir de esta situación entre todos. Aquí nadie se puede excluir o no involucrarse en la situación en la que vivimos. Creo que debemos estar todos juntos: empresas, administraciones, donantes, socios, voluntarios de Cáritas…

Si hay una organización que palpe la situación real que tenemos en la actualidad es Cáritas. Todos los días abrimos más de 6.000 puertas, entre las Cáritas Parroquiales y los proyectos de todo tipo, diocesanos y confederales, que tenemos a lo largo de nuestro territorio. No cabe duda de que estamos palpando esa situación en el día a día y, por eso, creo que somos conscientes de que esta situación es grave, es muy delicada, pero podemos salir de ella. 

 

Ha comentado que gran parte de la financiación de Cáritas procede de fondos privados. ¿Cómo valora que el sector empresarial se involucre en los proyectos de la organización?

Las alianzas que mantenemos, tanto con el sector tanto público como privado, son muy importantes para nuestro desarrollo. Nos movemos, sobre todo, en el ámbito de las colaboraciones estratégicas en el terreno de la economía solidaria, de la formación, orientado a fortalecer una economía centrada en las personas y en un trabajo más digno. Puedo decir, sin lugar a duda, que existe una sinergia completa con nuestros colaboradores. Sobre todo, vemos que, más allá de una declaración de intenciones por parte de una determinada empresa o administración, nuestros interlocutores comparten un compromiso común de mejorar la vida de las personas. 

 

¿Cuáles son sus retos de cara al futuro?

Nuestro objetivo es que la celebración del 75º aniversario sea un impulso para construir la Cáritas del siglo XXI, sin perder de vista nuestra misión y nuestros valores: su fidelidad a la opción por los últimos. 

Cáritas está en ese camino y nuestra idea y preocupación es que todos esos retos que se nos han echado encima en todo este tiempo estén en nuestra labor del día a día. Tenemos circunstancias que posibilitan que Cáritas siga desarrollando su labor y mantenga su liderazgo. Ahí es donde debemos estar y estoy convencido de ello por la capacidad que tiene la organización gracias a su capital humano, sus voluntarios, el privilegio de estar en la sociedad, de movernos por donde nos movemos y tener las relaciones con todos los actores sociales. 

Y, junto a ello, el reto es estar pegados a la realidad y a las necesidades de la gente. Esta es la mejor garantía de que podremos alcanzar los objetivos que nos proponemos y sigamos creciendo, aportando todo lo que podemos hacer y, desde luego, configurar una sociedad para que el próximo Informe Foessa no sea tan dañino como en principio parece.

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