ENTREVISTA

La Responsabilidad Social no es parte de la estrategia para el cambio, sino que es la estrategia del cambio


Juan José Almagro,

presidente de Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (DIRSE)

Juan José Almagro 10/02/2015

Un año y medio después de su crea ción, la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (DIRSE) ha cumplido todos los objetivos fijados en materia de número de socios alcanzados y tareas realizadas. Pero más allá de este balance tan positivo, hablamos con su presidente, Juan José Almagro, para comentar de los principales hitos de la función y el futuro que tiene por delante.

Hace un año y medio de la creación de DIRSE. ¿Qué balance hace del camino recorrido?

Un balance satisfactorio y esperanzador. Nos propusimos alcanzar los 100 socios y en la actualidad tenemos 185, nos propusimos ser capaces de formar y de dignificar la figura del DIRSE y darle la importancia que tiene, y creo que mensualmente lo hemos estado haciendo con nuestros eventos, y finalmente el pasado mes de marzo presentamos el “I Estudio de la Función de Responsabilidad Social en la Empresa Española”, que ahora se complementa con la publicación del libro “Repensar la Responsabilidad Social. Una mirada desde los dirse”. En año y medio se pueden hacer muchas cosas, pero desde luego no muchas más de las que hemos hecho.

Este importante número de socios, ¿es una muestra de la importancia que cada vez más adquiere la función?

Creo que es una muestra del interés que despierta la Responsabilidad Social. La gente sabe que ha llegado un momento en el que probablemente hay que hacer las cosas de forma diferente y con otra perspectiva. En este sentido, creo que la Responsabilidad Social no es par te de la estrategia para el cambio, sino que es la estrategia del cambio. Desde la Responsabilidad Social tenemos que ser capaces de construir instituciones mucho más fuertes, más honestas, más responsables, más libres, que piensen en las personas y que piensen en la función social que los ciudadanos, las empresas, las organizaciones y las instituciones tenemos. Esa es la cuestión.

Usted asegura que asistimos a una nueva primavera de la Responsabilidad Social. ¿Cree que la RSE se ha reinventado?

A pesar de que en España somos muy críticos con nosotros mismos en determinados temas, probablemente tendríamos que echar la vista atrás y ver dónde estamos y de dónde veníamos. Hoy tenemos el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas (CERSE) que es único en el mundo, una Estrategia Española de RSE, hay asociaciones como DIRSE que fomentan la Responsabilidad Social y tratan de formar a la gente que se dedica a esto, en muchas universidades y escuelas de negocios se vuelve a hablar de Responsabilidad Social en forma de masters o asignaturas transversales, cada vez se escriben más ar tículos y se editan más publicaciones que se ocupan de la Responsabilidad Social… En el fondo, todo esto no es más que una muestra del compromiso que nos corresponde a todos nosotros, seamos personas, empresas, organizaciones o instituciones con la propia sociedad.

Ha hecho referencia a la Estrategia Española de RSE aprobada por el Gobierno. ¿Cómo la valora?

Lo importante de la Estrategia es exclusivamente que existe. Seguramente no es la mejor estrategia del mundo, pero es la estrategia que todas las partes que integran el CERSE han aprobado. Ahora tendríamos que ser capaces de desarrollarla y sobre todo de ayudar a fomentar la Responsabilidad Social en las pequeñas y medianas empresas que muchas veces desarrollan políticas de Responsabilidad Social sin saber que lo están haciendo.

¿La implicación de las pymes es el gran objetivo?

Las pymes son el principio del futuro. Seguramente en este momento de cambio de época, la estructura de las grandes empresas tiene que cambiar y acercarse más a los ciudadanos, pero las pequeñas y medianas empresas, que están cerca de los ciudadanos, son las instituciones en las que más confianza deposita la gente. Esa cercanía y esa confianza hacen que en un futuro inmediato sea posible desarrollar políticas de Responsabilidad Social.

¿Por dónde pasa el futuro de la Responsabilidad Social?

Ojalá que en el futuro ese compromiso esté tan instalado en el seno de las empresas y de las organizaciones que no haga falta seguir luchando por su implantación. Creo que lo ideal en el futuro tendría que ser la corresponsabilidad. Hacer posible que los ciudadanos, las ONG, el Tercer Sector, las universidades, las empresas y las organizaciones se mezclaran, sin estorbarse, en la búsqueda de un mundo que se base en las relaciones humanas y en el bien común, que significa no solo ganar dinero sino también considerar a la persona como eje fundamental del futuro que nos espera.

A su juicio, ¿qué requisitos debe cumplir un buen Dirse?

En primer lugar, debe creerse lo que está haciendo. Siempre he dicho que en Responsabilidad Social solo caben apóstoles y profesionales, no caben mercenarios. Uno tiene que creer en aquello que hace y fundamentalmente un Dirse tiene que creer en dos cosas: Uno, en las personas y, en segundo lugar, en que esas mismas personas y las empresas o instituciones donde trabaja sean capaces de comprometerse con el futuro. Estos dos pilares pueden soportar la tarea de un Dirse.

Hablando de la función del perfil del Dirse, ¿usted es de los que piensan que tendría que ser biodegradable?

Que sea biodegradable, pero dentro de mucho tiempo. Hay mucho trabajo por delante porque en materia de Responsabilidad Social todavía existen muchas empresas y organizaciones que siguen viviendo de la cosmética y haciendo ver que la Responsabilidad Social está instalada cuando en realidad hay una incoherencia absoluta en su proceder.

¿Aún ahora?

Sí, es inevitable. Los hombres y las mujeres somos presumidos y las empresas no son más que el reflejo de lo que nos pasa a los hombres y a las mujeres. También son presumidas. A las empresas y a las organizaciones les gusta decir que hacen cosas que en realidad no hacen, o que van a hacer cosas que nunca harán. Desafortunadamente eso es así, pero lo importante es saberlo y poner los medios para que a través de la Responsabilidad Social la coherencia se integre en una forma de actuar que pasa por el compromiso.

¿Cree que la Responsabilidad Social debe permanecer en el ámbito de la voluntariedad de la empresa?

Desde mi punto de vista, ahora existe una parcela de sensibilidad que antes no existía. Lo obligatorio es aquello que establece la ley, pero prefiero hablar de legitimidad que tiene que ver con muchas cosas más como, por ejemplo, con una sociedad más justa donde impere el bien común. Seguramente desde la Responsabilidad Social seríamos capaces de legitimar la actuación de empresas y de organizaciones y eso se consigue desde la exigibilidad.

Ahora mismo se están dando pasos en todo el mundo para que las empresas sean capaces de decir lo que hacen y si no lo hacen explicar por qué no lo hacen. Eso no es un castigo inmediato, no es obligatorio ni tampoco es voluntario, pero sí que es exigible. Entonces esa parcela intermedia entre la voluntariedad y la legalidad pasa por la exigibilidad, es decir, los ciudadanos piden a las empresas y a las instituciones que sean capaces de atender las legítimas demandas que tienen.

Existen voces que opinan que con más Responsabilidad Social la crisis hubiera sido menos virulenta. ¿Qué opinión le merece?

Claro que sí. La crisis es una crisis financiera que deviene en una crisis económica y al final se transforma en una crisis de valores y en una crisis ética. La crisis llegó en un momento en el que el capital se volvió impaciente, muchos se volvieron indecentes, la gente quiso aprovecharse y confundió progreso con velocidad y buscó atajos que muchas veces llevaban al precipicio y esos mismos atajos hicieron posible que los financieros se convirtieran en un fin en sí mismos. Cuando hacemos bandera del beneficio económico nos estamos equivocando. Hoy las instituciones tienen que ser capaces de ganar dinero, pero a la vez tienen que crear empleo digno, ser innovadoras, ser eficientes, ser competitivas, y deben hacer todo esto en un escenario mucho más humano y habitable y sobre todo hacer posible un compromiso social en el que la solidaridad prime.

El perfil del Dirse en la empresa española

Según se desprende del “I Estudio de la Función de Responsabilidad Social de la Empresa Española”, el 66% de los profesionales que desarrollan labores de RSE son hombres con una edad media que oscila entre los 40 y los 50 años. En el 53% de los casos la antigüedad en la función oscila entre los 4 y los 10 años, y el 80% de los encuestados ha accedido a la función procedente de un puesto distinto dentro de la misma compañía.

El 91% de los Dirse afirman estar motivados en su puesto de trabajo y un 84% considera que éste les permite mantener un adecuado equilibrio entre la vida personal y profesional. Además consideran que su trabajo recibe un reconocimiento adecuado tanto por parte de sus superiores como del resto de directivos de su mismo nivel.

Además, la aportación a la sociedad y el retorno positivo para la compañía desde un compromiso ético, así como la capacidad de transformar la organización o la transversalidad de su actividad son las principales motivaciones que esgrimen los responsables de RSE a la hora de desarrollar sus funciones

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