“Imbatibles. Capaces de todo” es un proyecto muy bonito cuyo eje principal es empoderar a los deportistas paralímpicos poniéndonos el precioso adjetivo de imbatibles. De hecho, el proyecto pone el foco, precisamente, en esa actitud que es la más nos mueve y nos define: personas con discapacidades, algunas de nacimiento y otras sobrevenidas, que, en nuestro propio deporte, somos capaces de sacar pecho y seguir adelante, pase lo que pase.
Nuestro papel es ser altavoz, espejo o referente para que quien nos vea piense que, si nosotros lo hemos conseguido, ellos también pueden hacerlo. De hecho, yo lo hice. Cuando me quedé en silla de ruedas y vi a otros deportistas, me dije: “Si ellos lo hacen, yo también puedo”.
Son las dos claves. Una es que ellos tengan el ejemplo y otra es que se identifiquen como que pueden ser el ejemplo. Siempre digo que cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad, tanto los que no tienen discapacidad como los que la tenemos, de demostrar y de hacer ver que verdaderamente podemos hacer millones de cosas, que esa actitud de “imbatibles” la llevamos marcada a fuego, que somos creativos, que tenemos habilidades que a otras personas quizás les cuesta más desarrollar porque no se han visto en la necesidad de hacerlo.
En nuestro día a día tenemos muchas dificultades desde que nos levantamos de la cama, pero no ponemos el foco en la discapacidad, sino en llegar más lejos.
Es muy importante. P&G es patrocinador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos y, ahora, junto al Comité Paralímpico Español, va a poner a disposición algo muy importante. Cuando hablamos de accesibilidad pensamos en romper las barreras arquitectónicas, pero cuando una persona va a practicar deporte no solo se encuentra con esas barreras. A veces, nos encontramos con la barrera de que no hay material adaptado para que podamos entrenar. Por ejemplo, ¿cómo puede hacer ciclismo un niño que no tiene acceso a una handbike?
La iniciativa de P&G también busca facilitar ese material para que los deportistas puedan tener acceso a ese deporte, continuar entrenando y se conviertan en deportistas profesionales.
Además de la adquisición o puesta a disposición del material necesario, la principal barrera para alcanzar un deporte inclusivo es mental, tanto propia como de la sociedad.
No hay suficientes entrenadores y equipos que abran sus puertas a deportistas con discapacidad. Tenemos la mentalidad de que, si tienes una discapacidad, tienes que competir y entrenar con personas con discapacidad y esto no es cierto porque no todas las discapacidades son iguales. Hay discapacidades menos severas que pueden entrenar y competir perfectamente con personas sin discapacidad.
Así pues, hay clubes convencionales que pueden abrir secciones de deporte adaptado e incluir en sus filas un equipo de deporte adaptado. Eso sería maravilloso y daría la oportunidad de que, en toda España, estés donde estés, pudieras practicar deporte.
Ahora, los deportistas tenemos más medios y más posibilidades. Los deportistas de alto nivel podemos ir a centros de alto rendimiento, tenemos becas que antes no existían… Nuestra historia de deporte profesional, no de ejercicio, es reconocida desde los Juegos Olímpicos Londres 2021, pero aun así estamos en la cola porque es necesario facilitar el acceso al deporte.
Un proyecto como el de P&G va a ayudar mucho porque facilita el material y ayuda a sensibilizar a la sociedad. En definitiva, es una gran marca de marcas conocedora del movimiento olímpico y paralímpico.
Los padres tenemos un rol muy importante. Cuando los padres riñen a sus hijos por decir o preguntar alguna cosa de una persona con discapacidad no ayuda a normalizarla, sino que crea una barrera. La forma es que, de manera natural, fácil y simple, se le explique a ese niño que, quizás, una persona no puede caminar, que no le funcionan las piernas. Si le cuento esto, ese niño ya no verá la silla de ruedas como una traba o como algo exótico, lo verá como algo normal. Todos tenemos que ejercer este importante papel con los más pequeños.
Y un aspecto muy importante que no ayuda a normalizar la discapacidad es que en los últimos años se ha puesto demasiado foco en la forma de llamarnos. A mí me da igual que me llames minusválida o persona con discapacidad. Me fastidia más la etiqueta de persona con diversidad funcional, porque riza tanto el rizo que la gente ya no sabe cómo llamarme. Soy Teresa y me da igual como me llames mientras me trates bien, igual que a otra persona. Creo que todo esto ha creado una separación por el miedo a ser políticamente incorrecto.
Yo quiero que la gente vea lo que realmente soy: una mujer valiente, una mamá leona, una persona que empodera a los demás, que cree en las capacidades, las actitudes interiores y los talentos que todos tenemos. Todas las personas tenemos muchos talentos, pero no todos nos atrevemos a descubrirlos, pulirlos y sacarles partido porque ello conlleva esfuerzo.
Es un reto global. La sociedad tiene entender que la discapacidad no es algo que eliges, es algo que te toca y de lo que no puedes escapar. Y cuando te toca tienes dos opciones: te quedas parado o sigues adelante. Y, en ese seguir adelante, es más fácil si el camino es más llano, con más facilidades para poder tener una vida absolutamente plena.
Quiero poder ir al cine y no tener que ver la película desde la primera fila. Quiero poder coger el autobús en mi ciudad sin tenerlo que pedir con 48 horas de antelación. Quiero que todos los niños tengan acceso a una educación perfecta en la que educación física no sea la asignatura de la que están exentos, sino que los profesores se esfuercen por buscar actividades en las que los niños con discapacidad y sin discapacidad puedan practicar deporte conjuntamente, porque no todo es deporte reglado. Tenemos que aprender a vivir la discapacidad en positivo y no en negativo.