Elvira Carles
26/05/2023

Hacerlo bien en cambio climático y en Sostenibilidad implica ganar dinero

Elvira Carles, directora de Fundación Empresa y Clima

Desde hace casi tres décadas, se celebra la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, más conocida como COP. Una de las más conocidas es la COP3 en Kioto, cuando los Estados alcanzaron el primer protocolo legalmente vinculante para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la COP21, donde se logró el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global. De la mano de Elvira Carles, hacemos un balance de los principales logros alcanzados en la COP27, celebrada en 2022 en Egipto, y miramos al futuro para analizar las principales claves de la COP28 de Dubái, siempre pensando que la lucha contra la emergencia climática es como subir una escalera. Tenemos que ir ascendiendo peldaño a peldaño de forma segura y efectiva para no desplomarnos hacia abajo. Esto es lo que provoca que existan COP históricas, con grandes acuerdos, y otras de transición.

¿Se puede decir que se alcanzaron grandes éxitos en la COP27?

Desde un inicio, ya sabíamos que esta COP sería una cumbre de transición, por lo que no se esperaban grandes, ni siquiera, buenos resultados. No obstante, al celebrarse en el continente o la zona más afectada de África, todos preveíamos que la problemática africana estaría en la agenda y así fue. Nos comprometimos a crear el Fondo de Pérdidas y Daños, mayoritariamente para África y Pacífico, pero no se acordó ni la cantidad de dinero ni cómo lo pondremos. Eso lo decidiremos en la COP29, que se celebrará en una ciudad del Este de Europa, probablemente en Sofía. En definitiva, el tema ha entrado en la agenda, pero no es un éxito. Por otra parte, no conseguimos eliminar la palabra combustibles fósiles y lo único que hemos logrado ha sido la eliminación de algunos subsidios. Para mí, esto no es un gran resultado.

Si fue un buen resultado que Europa, con el liderazgo del vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermans, lograra el objetivo de mantener vivo el Acuerdo de París, que significa no superar los 2ºC e intentar que no se supere el 1,5ºC. Esto ya lo conseguimos en la COP de Glasgow y ha sido un éxito.
Y otro aspecto importante es que, por fin, nos hemos dado cuenta de que debido a los efectos del cambio climático se han roto muchas cadenas tróficas y hemos perdido un porcentaje muy elevado de biodiversidad. Hemos conseguido que se hable del gran enlace entre cambio climático y biodiversidad, mirando siempre el cumplimiento de los ODS.

¿Por qué es tan importante el liderazgo de Europa, si el Acuerdo de París se ratificó en la COP de Glasgow?

Efectivamente, se mantiene el objetivo global de adaptación, pero no tenemos que olvidar que lo más básico es reducir las emisiones y no lo estamos consiguiendo. Los cinco países más emisores en estos momentos representan el 63% de las emisiones de todo el planeta. Es decir, sólo cinco países -China, Estados Unidos, la India, la Federación Rusa y Japón- de los casi 200 que hay en el mundo, pero no podemos olvidarnos de los países emergentes que están creciendo en emisiones, como puede ser la República Islámica de Irán e Indonesia. Debemos reducir las emisiones, mitigar los efectos y, por supuesto, buscar la financiación necesaria para ello.

Es cierto que Europa lleva 20 años reduciendo sus emisiones y no alcanzan el 10% de las emisiones mundiales, con lo cual es demasiado pequeña. Casi el 30% de las emisiones proceden China. Entonces, es importante que estos cinco primeros países, seguidos de la República Islámica de Irán, reduzcan sus emisiones.

Otro tema relevante, pero a la vez desconocido, es todo lo relacionado con el mercado de emisiones. ¿Qué avances se produjeron?

Cuando una COP es de transición, no se espera la presencia de grandes líderes políticos ni que se alcancen acuerdos importantes. Es entonces cuando los técnicos podemos trabajar y avanzar. Esto es lo que ha permitido que en la COP de Sharm el-Sheikh hayamos podido trabajar con tranquilidad y avanzar en el artículo 6 del Acuerdo de París, que hace referencia a los mercados de emisiones y el precio del carbono. Es decir, las reglas para ese futuro mecanismo de mercado mundial de compraventa y compensación de derechos de emisión, que son palabras tremendamente importantes que hacen aumentar la mitigación y la adaptación. Este tema aparece en un anexo del documento final de la COP, pero explica perfectamente el comercio de emisiones y las reglas de funcionamiento de quién compra el carbono y por qué lo compra.

Tras 13 años como miembro observer de Naciones Unidas, ¿qué pronóstico hace para la COP28 que se celebrará en Dubái?

Tendremos avances en la agenda de solidaridad para los países menos desarrollados, es decir, en el Fondo de Pérdidas y Daños, pero el cuánto y el cuándo no están especificados y no creo que estas respuestas salgan en Dubái. Las tendremos en la COP29 porque será un año importante en el que subiremos el escalón.

Otro tema importante es que este año, en las agendas del G7 y G20, se irán aumentando los compromisos de mitigación y de adaptación. Se trabajará, pero en Dubái no se conseguirán eliminar los subsidios a todos los combustibles fósiles. Por otra parte, no debemos olvidar que el 30 de noviembre los países tienen que presentar los balances de sus emisiones y en la COP de Dubái tendremos la foto mundial de dónde estamos. Así, al año siguiente, el compromiso de ambición puede suponer subir el siguiente escalón, será más o menos alto, pero necesitamos saber en qué punto estamos ahora.

Y, por último, en el segundo semestre de este año, España ostentará la presidencia europea y eso significa que, en todas las negociaciones de Dubái, en la COP28, al lado de Frans Timmermans tendremos a la ministra Teresa Ribera, lo que hará que España será relevante e importante en la COP de Dubái. Creo que, como equipo español, daremos la talla, sin ninguna duda.

¿Cómo va a afectar en el reporte de las empresas la nueva normativa?

Todas las empresas tendrían que pensar en el reporte, incluso aquellas que no están obligadas a hacerlo. En la actualidad, hay 18 sectores industriales obligados a calcular y reducir su huella de carbono, pero hay sectores, como el hotelero o el de transporte por carretera, que no están obligados a reportarla y son muchas las emisiones que generan.

Está previsto que antes de 2030 todos los sectores estén sujetos a esta obligatoriedad y lo más inteligente por parte de estas empresas es empezar a calcular voluntariamente su huella, porque tienen unos años para adelantarse e implementar medidas de forma que, cuando entren en la Directiva y tengan que pagar por sus emisiones, el desembolso sea menor.

Hasta 2017, la tonelada de CO2 no superaba los 17 euros, pero el año pasado se cerró a 80 euros. Eso significa que, hoy en día, una pequeña compañía de autobuses que emita 1.000 toneladas de CO2 al año tendría que pagar 90.000 euros. Es decir, cuanto antes una empresa empiece a calcular y a compensar su huella de carbono menos tendrá que pagar cuando esté obligada a hacerlo.

Hacerlo bien en cambio climático y en Sostenibilidad implica ganar dinero. En la Fundación Empresa y Clima tenemos más de 100 empresas y no más del 10% tienen obligación de reporte, pero el 90% restante han entendido, por conciencia, el mensaje y han visto que, si hacen bien los deberes, el día que les toque pagarán mucho menos. Tenemos empresas que están calculando su huella de carbono desde 2016 y hay empresas que han reducido el 80% de sus emisiones, siguiendo nuestros consejos.

¿Y qué sucederá con el mercado voluntario de compensación de emisiones que existe en la actualidad?

Será muy diferente. Desde hace años, Naciones Unidas apuesta por un mercado único a nivel mundial, con un precio único del carbono para que todos juguemos con las mismas reglas. No es justo que cada tonelada de emisiones que produce una cementera le cueste 100 euros, porque es mercado obligatorio, y que haya otras empresas que generan las mismas toneladas y puedan acudir a un mercado voluntario donde el precio de la tonelada puede estar entre los 10 y 15 euros. Quizás no se trata de pagar 100 ni 15, pero sí 70 euros para todos. Este es el deseo de Naciones Unidas y es un tema que abordaremos en el Congreso de Acción Climática de Santander, a principios de julio.

¿Qué sucederá con el cálculo del scope 3?

Normalmente, cuando una empresa mide voluntariamente su huella de carbono se limita a calcular lo que tradicionalmente hemos conocido como alcance 1 y 2, y se dejan el alcance 3, que es el que afecta a todos los trabajadores y a todas las empresas de su cadena de valor. Esto cambia con la Taxonomía Verde y con la nueva ISO 14064, pues ya no se habla de alcance 1, 2 y 3, sino que se habla de emisiones directas, que son aquellas sobre las que la empresa puede actuar, y de emisiones indirectas, sobre las cuales la compañía no tiene poder de decisión, pero puede hacer sugerencias. Esta es la terminología que marca la nueva ISO 14064 y que establece el análisis de huella de carbono, el análisis de ciclo de vida y la Taxonomía.

En la mayoría de los sectores que sólo calculan el alcance 1 y 2, quizás el 60% o más de las emisiones que genera su actividad se concentran en el alcance 3. Esto es importante porque en su contabilidad están dejando de contar algo que es la mayoría, es decir, toda la cadena de valor que acompaña a su producto. A menudo se trata de micropymes, pero muchos pequeños emisores juntos son una gran emisión y es importante calcularlo. El objetivo de Europa es que antes de 2030 exista un reglamento que obligue a calcular la totalidad de las emisiones: directas e indirectas. Eso significa que tenemos unos años de muchísimo trabajo por hacer y para concienciar.

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