ENTREVISTA

Nuestro crecimiento ilimitado ha chocado con los límites del planeta


Alicia Torrego,

Directora de Fundación Conama

Alicia Torrego 05/03/2020

Conama es una fundación que promueve un diálogo abierto para fomentar el desarrollo sostenible en España y en Iberoamérica. Desde 1992 se centra en generar espacios multisectoriales de integración de personas e instituciones que trabajen por la sostenibilidad. Un buen ejemplo de ello es la puesta en marcha del Congreso Nacional de Medio Ambiente, el Encuentro de Pueblos y Ciudades por la Sostenibilidad y el Encuentro Iberoamericano sobre Desarrollo Sostenible.

 

¿El cambio climático es el principal reto medioambiental que tenemos encima de la mesa?

Es el problema que requiere una respuesta más urgente y ambiciosa. Desde Conama llevamos mucho tiempo alertando sobre ello pero, a pesar de los informes científicos, los compromisos internacionales asumidos no se traducen en medidas suficientes, la crisis climática sigue aumentando y el esfuerzo necesario para revertirla cada vez es mayor. Se trata de una faceta más de una crisis ecológica sistémica que tiene que ver con que nuestro crecimiento ilimitado ha chocado con los límites del planeta.

 

¿Por qué?

No se puede sostener un crecimiento ilimitado en un planeta finito. Tenemos que repensar las lógicas que nos han traído hasta aquí y buscar un punto de equilibrio entre las necesidades de justicia social y los límites ecológicos del planeta, en línea con los planteamientos de la economista Kate Raworth y la filosofía de la Agenda 2030 y sus ODS.

 

Parece que a los gobiernos les cuesta pasar a la acción. ¿Es porque supone repensar el modelo económico actual?

Ese es el quid de la cuestión. Como principio se asume en muchas esferas, pero la transformación es compleja. Hace más de una década, Nicolas Sarkozy hablaba de “refundar” las bases del capitalismo. La Comisión Europea presentó hace un año un informe de reflexión sobre la transición que marca la Agenda 2030 en el que se reconoce que la actual cultura de consumo está agotando nuestro capital natural y amenaza el clima. Tenemos que plantearnos cómo hacer cambios disruptivos que provoquen una transición justa hacia un modelo de desarrollo basado en las personas y la naturaleza, con una economía que no opere únicamente en la lógica del mercado. Este “Green New Deal” está lleno de oportunidades, como reflejamos en el informe que publicamos junto a la oficina de la OIT en España en 2018, y necesita de un diálogo social no para frenar los cambios, sino para hacerlos de manera justa.

 

¿Qué puede hacer la empresa en este escenario?

Las empresas pueden buscar la manera de desacoplar su crecimiento del uso excesivo de recursos naturales. Hay un gran margen de maniobra para la utilización sostenible de los recursos y reducir la huella ecológica, de la misma forma que se puede trabajar en temas de igualdad, de justicia, de cuidado de los trabajadores, etc. El hecho de no poder abordar todos los ámbitos no debe desincentivar el trabajo que sí se puede hacer y, en la medida de nuestras posibilidades, tanto los consumidores, las empresas, los productores, las ciudades…, todos tenemos que hacer lo que se espera de nosotros. Tenemos que ir hacia una sociedad del bienestar más justa y con menos desequilibrio social, y esa justicia social, además, tiene que ser ambiental.

 

En este sentido, se están dando pasos como el Movimiento B Corp...

Efectivamente. Se trata de transformar de forma inteligente el sistema con soluciones diferentes que hace tiempo no imaginábamos como este tipo de empresas que vinculan su éxito a la aportación de valor a retos sociales y ambientales. Distintas fórmulas como las B Corp, cooperativas, compañías de triple balance, banca responsable y otras están conformando un cuarto sector muy interesante que obtiene rentabilidad económica a la vez que aporta un impacto positivo en la sociedad y nos permite cambiar nuestro comportamiento como consumidores.

 

¿Cómo deben cambiar los consumidores?

Podemos primar las marcas responsables, productos de cercanía, alimentos de temporada, etc., pero la gran batalla es cambiar los hábitos de consumo desaforado. Recuerdo la campaña de Adolfo Domínguez “Piensa. Luego Compra” frente al fenómeno de la industria textil de usar y tirar que está generando un grave problema de contaminación. Hay que frenar la compra impulsiva, alentada por la inmediatez del comercio electrónico. Este es otro fenómeno que contribuye a aumentar el impacto ambiental de nuestras compras: un bolígrafo que viene de China, envuelto en tres cajas y en furgoneta hasta la puesta de mi casa sería mucho más caro si se internalizasen sus costes ambientales. Es fundamental trabajar en educación y en comunicación.

 

¿En qué sentido?

La educación ambiental es clave para las transformaciones que necesitamos, así como la comunicación. Todos sabemos las bondades de la dieta mediterránea. Detrás de ello hay un importante trabajo e inversión en campañas de comunicación, tanto por cuestiones de salud pública como de promoción del sector agroalimentario de nuestro país. Esto hace que en todos los restaurantes se incluyan legumbres en el menú del día. Lo mismo podría decir del sistema de donación de órganos o de las campañas de ahorro del agua en momentos de sequía. Sin embargo, nunca se ha realizado una inversión fuerte en sensibilización y campañas de comunicación para crear una conciencia ambiental en la ciudadanía. Y si no trabajamos a esa escala, los cambios de hábitos son muy lentos.

 

Las ciudades son otro actor importante en esta transición. ¿Cuál es su rol?

La mayor parte de la población se concentra en las ciudades y, por este motivo, los cambios verdaderamente importantes tienen que salir de las ciudades. Tal como dijo Maurice Strong, “la batalla por la sostenibilidad se ganará o perderá en las ciudades”. En España tenemos iniciativas locales estupendas. Un claro exponente es el caso de Vitoria, que es Capital Verde Europea y ha sido reconocida a nivel mundial en multitud de ocasiones, a pesar de haber cambiado de signo político en diferentes ocasiones. Al final, es una muestra de que las cuestiones ambientales tienen que pasar de ser una cuestión política de partido a formar parte de la agenda política. Pero además de Vitoria, Pontevedra, Málaga o Valencia son otras ciudades que están haciendo cosas muy interesantes a favor de la sostenibilidad o los municipios del cinturón metropolitano de Barcelona, agrupados en la Xarxa de Ciutats i Pobles per la Sostenibilitat y coordinados por la Diputación de Barcelona, están haciendo un trabajo excelente de aproximación en distintos ámbitos. Desde Conama trabajamos en dar visibilidad a estos ejemplos para que se puedan replicar.

 

¿A qué se deben estos cambios?

Ahora, los departamentos de Urbanismo y Planificación Urbana están en el centro de la acción. No solo se trata de eliminar los coches de las ciudades por una cuestión de lucha contra el cambio climático, que me parece vital, sino que en la mayoría de los casos se está actuando por problemas de salud que es un driver mucho más potente para una acción de gobierno. Además, se está hablando de la recuperación del espacio público para las personas porque los estándares de bienestar de la ciudadanía están muy relacionados con tener un espacio público adecuado, con la cercanía de los servicios básicos, etc. En las ciudades hay tres cuestiones clave para un modelo de éxito. Por un lado, el liderazgo de un equipo de gobierno, porque la sostenibilidad debe ser una apuesta política a nivel de alcalde, es difícil transformar la ciudad desde un departamento. La segunda clave es contar con una ciudad activa, porque tiene que tener una respuesta social que acompañe ese cambio. Y la tercera, es contar con un cuerpo técnico potente capaz de llevar a cabo estas actuaciones complejas que requieren conexiones muy importantes entre departamentos.

 

CONAMA, el congreso bienal desde 1992

Desde 1992, Fundación Conama organiza bienalmente el Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), el evento de referencia en sostenibilidad para España e Iberoamérica. Con trece ediciones celebradas, el “Conama”, como popularmente es conocido, es el principal congreso ambiental en España con más de 7.000 participantes en su última edición y una red de 493 instituciones colaboradoras, entre las que hay empresas, administraciones, universidades, centros tecnológicos y entidades del Tercer Sector. El congreso es un proceso participativo que se desarrolla durante todo el año previo, promoviendo redes y analizando temas de relevancia para el sector, fomentando el estudio de problemas ambientales y conectando sectores distintos, pero complementarios. El congreso también permite abordar debates y tendencias de actualidad, buscar fórmulas que potencien el tejido productivo y ayudar a la internacionalización de las empresas españolas.

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