ENTREVISTA

El empleo sigue siendo la piedra angular sobre la que gira la acción del Gobierno


Carmen Casero,

directora general de Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la Responsabilidad Social de las Empresas

Carmen Casero 07/03/2018

Se cumplen dos años desde que Naciones Unidas aprobara los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que marcarán la Agenda 2030. Hablamos con la directora general del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la Responsabilidad Social de las Empresas, Carmen Casero, para saber qué medidas están tomando el Gobierno y las empresas españolas para poder cumplir con ellos. Además, le preguntamos por el estado de la RSE en España y sus retos de cara a los próximos años.

 

¿En qué situación se encuentra la Responsabilidad Social Empresarial en España? ¿Cree que evoluciona favorablemente?

Es evidente que ha habido un avance muy importante en los últimos años. A pesar de que el concepto de Responsabilidad Social es relativamente joven y queda muchísimo por hacer, la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ha marcado un antes y un después en esta materia. La gran novedad que aportan de cara a las empresas es que las señala como una parte muy importante para que podamos conseguir los ambiciosos retos que nos ha marcado la Agenda 2030. Yo distinguiría entre dos fases: una primera etapa de mentalización profunda en todas las empresas españolas y que es transversal en el tiempo; y una segunda fase de aplicación de medidas en la estrategia empresarial que ya está activa, en la que las organizaciones tienen que establecer cuáles son los objetivos que tienen que perseguir. En este sentido, la RSE goza de buena salud en España. Las empresas, en mi opinión, son muy conscientes del valor que les aportan los principios de Responsabilidad Social Empresarial a su cuenta de resultados.

 

En las épocas de mayor crisis tanto la ministra Báñez como usted aseguraban que no había mayor RSE que la generación de empleo. ¿Se mantiene vigente esta premisa?

En España estamos creando empleo a un ritmo más que razonable y ese empleo que se está creando es el que hace que una persona pueda desarrollar su vida personal y su vida profesional. Esto es lo más importante y lo que hace libre al ser humano: tener un puesto de trabajo y poder vivir a través de sus propios medios. Por lo tanto, creo que lo más responsable que hace una empresa o un Gobierno es esa creación de empleo. De hecho, el empleo sigue siendo la piedra angular sobre la que gira no solamente la acción del Gobierno, sino también la acción de las empresas españolas.

 

¿Cuáles considera que son los retos actuales de la RSE en nuestro país?

El mayor reto que tenemos, sobre todo en un momento tan complicado como el que está atravesando ahora la política nacional, es el Objetivo 17 de los ODS, el de las alianzas. El reto más importante que tiene España, que tienen las empresas y que tiene la sociedad en general es encontrar puntos de unión para que, juntos, podamos alcanzar cotas de bienestar y cotas de empleo mayores que las que tenemos en este momento. Debemos ser capaces de conseguir acuerdos que beneficien al conjunto de la sociedad española y que nos permitan aportar valor, no solo en el ámbito europeo, sino en el ámbito mundial.

 

¿Qué debe hacer la empresa española para adaptar su estrategia a la Agenda Global 2030?

La empresa española está muy involucrada en la Agenda de Desarrollo Sostenible. Los altos directivos conocen perfectamente que tienen que integrar en su estrategia empresarial toda una cadena de valores que supone la Responsabilidad Social. Dicho esto, y sabiendo que tenemos una RSE que goza de muy buena salud como comentaba antes, es verdad que si el 20% de los directivos está muy comprometido, estamos diciendo que el 80% no lo está. Es en este porcentaje en el que tenemos que trabajar. Para ello, creo profundamente en el papel de RRHH y los directores de RSE porque si no conseguimos llegar a la cúpula de los Consejos de Administración, que es donde se toman las decisiones, difícilmente podremos tomarlas en el resto de la cadena de producción de esa empresa. Es verdad que esa mentalización, ese entender que estamos devolviendo a la sociedad lo que nos ha dado, es un camino en el que tenemos que seguir perseverando, aunque estemos en la nueva dirección.

 

¿Qué está haciendo la empresa pública en este sentido?

Por un lado, la Estrategia Española de Responsabilidad Social sobre la que en este momento estamos trabajando para adaptar a los ODS. Pero no es lo único que estamos haciendo: el Gobierno ha creado un Grupo de Alto Nivel para la Agenda 2030, en el que están representados todos los ministerios para poder, no solo pasar el examen que tenemos en 2018, sino también poner sobre la mesa en qué hemos trabajado este tiempo. Además, se está trabajando en una estrategia de economía circular liderada por el Ministerio de Agricultura, en la estrategia de economía social, en el pacto por la violencia de género, en el avance que se está haciendo en materia de discapacidad… Creo que el Gobierno y las empresas públicas están dando buena muestra de todo esto. Sin ir más lejos, hace unos días Correos anunciaba que iba a sustituir toda la flota de vehículos para que sean menos contaminantes. Y hay muchos ejemplos más.

 

Ha mencionado la Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas. ¿Qué valoración hace ahora que está en su ecuador?

La Estrategia ha sido una de las guías más importantes que han tenido las empresas y que han tenido otras administraciones territoriales en materia de Responsabilidad Social. En un principio creímos que los primeros años tenían que estar dedicados a la promoción, a explicar qué es la Responsabilidad Social, cuáles son los principios en los que se basa, cómo son sus ejes de actuación… Pero nos hemos dado cuenta de que tenemos que seguir hablando siempre de ella, que no es algo temporal. Por eso, hemos continuado haciendo esa promoción y hemos seguido avanzando junto a otros ministerios en el desarrollo de la propia Estrategia. Como decía antes, en este momento estamos adaptando la estrategia a los ODS y también a otros cambios que reflejan acontecimientos como la Cumbre del Cambio Climático o la Cumbre de Marrakech porque la estrategia es un documento que tiene que estar y sentirse vivo. En ese sentido, creemos que lo mejor que podíamos hacer es adaptarla, evaluarla y continuar con ella.

 

A finales de noviembre se aprobó el Real Decreto-Ley que supone la transposición de la Directiva europea sobre divulgación de información no financiera. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo en adoptarse una medida como esta?

Esta medida tiene una capilaridad en la legislación española muy importante, porque no hay que olvidar que las directivas que son de obligado cumplimiento afectan a la vida de los ciudadanos y, por eso, hay que ver cómo se aplican para que no se produzca una disfunción o una quiebra con su vida y la de las empresas.

Eso requiere de muchas reuniones, de mucho consenso, de mucho diálogo y, por supuesto, de mucho tiempo. Finalmente estamos satisfechos de que no haya sido una quiebra de un modelo, sino que haya existido una transición, un puente lo suficientemente razonable en términos temporales para que las empresas estén en este momento perfectamente adaptadas y preparadas. No obstante, quiero decir que, a pesar de este retraso, la aplicación de la directiva venía haciéndose de facto en la modificación de determinados artículos del Código de Comercio, de la Ley de Sociedades de Capital…

 

¿De qué manera puede beneficiar esta información a los accionistas, empleados, proveedores o clientes de una empresa?

En primer lugar, les beneficia porque conocen mejor a la empresa y lo que está haciendo para contribuir a un mundo mejor. Yo voy a muchos foros en los que aprendo mucho de las experiencias reales de las empresas y, por eso, no puedo de dejar de poner ejemplos para responder a esta pregunta: el Grupo Pascual, por ejemplo, trabaja con empresas de transportes y con profesionales autónomos que usan utilizan energías alternativas que no perjudican tanto al medio ambiente.

No son los únicos: empresas de transportes tradicionales como Seur, que trabajan con autónomos, han conseguido trasladarles también la necesidad de utilizar medios de transporte más sostenibles. También experiencias como la de Endesa, que aplican en toda su cadena, terminan no solo beneficiando a sus consumidores finales, sino que cualquier proveedor que trabaje con ellos sabe perfectamente lo que está haciendo.

 

Por último, el pleno del Consejo Estatal de la Responsabilidad Social de las Empresas no se ha reunido desde hace más de tres años. ¿Por qué? ¿Es una muestra de la imposibilidad de llegar acuerdos acerca del impulso de la RSE?

Nosotros reunimos a la Permanente en marzo de 2016 y el motivo de hacerlo fue porque entiendo que las disposiciones están para cumplirse y en ese Consejo es donde yo tengo la ocasión de escucharlos a todos juntos. Pero esto no impide que mi relación con mis stakeholders sea fluida: este despacho está abierto y tengo relación con todos los que quieren tenerla. Sin embargo, es verdad que siempre he manifestado que creo que el Consejo hay que hacerlo más funcional y más dinámico, conseguir que la estructura no impida determinados avances. La modificación o no del Consejo tiene que venir del propio Consejo y, sí, la intención es que podamos reunirlo, pero insisto: con una hoja de ruta clara, con unos plazos determinados para los grupos de trabajo y teniendo en cuenta para qué sirve ese consejo. No podemos perdernos en cuestiones que no redunden en beneficios para los ciudadanos.

 

El Portal de la Responsabilidad Social

“El Portal de Responsabilidad Social ha nacido con unos objetivos muy ambiciosos que hay que mirar a medio o largo plazo, con la vocación de servir a las Comunidades Autónomas, a las empresas y a todos esos colectivos que están haciendo muchas cosas en materia de RSE. Tiene que ser un elenco de buenas prácticas porque la filosofía que hay detrás de él es la de poder servir de escaparate para que quien quiera pueda nutrirse de esas experiencias que están teniendo lugar en España. Es un punto de encuentro en el que se puede hablar libremente, en el que las empresas pueden compartir lo que están haciendo para que todos los demás aprendamos. Cada vez estamos recibiendo más memorias, cada vez son más claras y están divididas por sectores y por ámbitos. Podemos ver que, poco a poco, se está normalizando una situación que, algún día, no generará asombro, sino que se verá como algo normal. Todo el mundo tiene derecho a conocer y a saber qué hacen las empresas. Y las empresas tienen que perder, si no lo han perdido ya, ese temor a hacerlo mejor o peor”.

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