Creemos que los retos que plantea el compromiso con los factores ASG son sociales, medioambientales y de gobernanza, por lo tanto se trata de desafíos holísticos y transversales en las organizaciones.
El último informe sobre riesgos publicado por el World Economic Forum, el pasado enero, ponía el foco precisamente en riesgos relacionados con la cohesión social y la desigualdad por delante de los riesgos climáticos.
En materia social falta más estandarización y profundización en indicadores clave. Lo hemos comprobado con la taxonomía social y con la pandemia que ha puesto de manifiesto todos los retos sociales que tenemos por delante.
La Agenda 2030 ha puesto en evidencia que la forma más eficiente de dar respuesta a los retos sociales es hacerlo en colaboración. Las empresas pueden aportar mucho en este sentido, porque ofrecen know-how, eficiencia y eficacia en medio de un mundo con cada vez más desafíos sociales, riesgos globales y falta de cohesión social.
La empresa actúa por responsabilidad, por normativa y por oportunidad. Lo primero con lo que debe contar una empresa es su propósito, qué quiere aportar a la sociedad. Esto está directamente conectado con su responsabilidad para construir una empresa más fuerte y una sociedad más justa y más sana.
Por otro lado, existe también un asunto que es la gestión de riesgos. Siempre que la empresa entienda mejor a la sociedad y pueda detectar los problemas a los que se enfrenta, estará mitigando riesgos. No podemos olvidar la parte de oportunidad que reside en este camino de transformación que invitamos a que emprendan las empresas hacia un modelo más comprometido socialmente.
La pandemia ha traído muchos aprendizajes. Desde la Fundación hemos creado un espacio -#LíderesResponsables- donde, de manera recurrente, los líderes empresariales explicaban cómo las personas se han convertido en el foco principal de las organizaciones a distancia de la rentabilidad.
Hemos apreciado grandes cambios en este sentido. Temas como la salud mental y el cuidado de los equipos han sido primordiales en estos diálogos. Todas las compañías están trabajando en este sentido y poniendo en marcha planes de acción que contemplan este enfoque.
Queda camino por recorrer, pero estoy segura de que lo hemos iniciado y tenemos el convencimiento de poner en el centro a las personas.
El año pasado, la inversión social de 71 empresas SERES se situó en torno a los 1.400 millones de euros. Este dato es muy importante, pero también destacan otros como, por ejemplo, la movilización de los empleados hacia las causas sociales, las alianzas con entidades sociales o el cambio hacia modelos de gobierno que integran mejor los factores ASG como la gestión de los reportes de información no financiera, códigos de compliance o la Debida Diligencia de los Derechos Humanos.
Desde la Fundación vemos cómo las empresas se comprometen socialmente y lo hacen de una manera cada vez más robusta. Esto es un indicador claro de que cada vez hay una mejor unión entre lo que hacen las empresas y lo que demanda la sociedad.
En SERES siempre hemos desarrollado métricas, porque creemos que la medición es fundamental para analizar el impacto real que las empresas realizan en materia social.
El ámbito medioambiental cuenta con una gran estandarización en el lenguaje y los indicadores. Algo que no sucede en materia social. Fruto de ese esfuerzo para medir y respaldar la relevancia de lo social hemos creado el Índice SERES de la Huella Social©. Una metodología de medición del impacto social de los proyectos económicos que ofrecerá mayores estándares en términos de conexión económica y social y ayudará a trabajar en una recuperación sin dejar a nadie atrás.
Para acceder a estos fondos, los indicadores relacionados con la diversidad, la digitalización y el impacto medioambiental están más claros, pero los fondos no tienen priorizados o visibilizados los indicadores sociales. Por ello, nos ha parecido importante que el Índice de Huella Social© naciera para aportar indicadores sociales a estos proyectos de Next Generation.
Es importante visibilizar que, a la vez que generas una recuperación económica y social, considerando aspectos relacionados con el capital humano, digitalización, cohesión social y territorial, así como todo lo relacionado con toda la parte de buen gobierno de las organizaciones. Ésta es precisamente nuestra motivación al desarrollar y lanzar esta herramienta.
La principal ventaja para que las empresas pongan el foco en los factores ASG es la innovación porque permite ver oportunidades en el medio y largo plazo. Con RADARSERES, nuestro foro anual sobre innovación social, recopilamos y atraemos tendencias para que las empresas las integren en su transformación.
Existen nuevas oportunidades de negocio que si te adelantas ofrecen una ventaja competitiva y, por lo tanto, generan innovación. Lo mismo está sucediendo en el ámbito social. Por ejemplo, trabajar con colectivos especialmente vulnerables, como pueden ser las personas con discapacidad, y hacer adaptar la digitalización a su realidad favorecerá claramente la integración de las personas mayores y no nos olvidemos que tenemos una sociedad envejecida. Es decir, existen oportunidades con todos los grupos de interés que si la empresa integra en su business as usual y con una mirada a largo plazo estará claramente innovando, generando ventajas competitivas y construyendo una sociedad más resiliente y más justa, una sociedad que responda y en la que todos podamos operar.
Uno de los mayores retos que tendemos en el futuro son el envejecimiento de la población y el empleo inclusivo y para todos, porque la digitalización ha venido para quedarse y las compañías tienen el desafío de ponerla a favor de las personas. En este sentido, la digitalización responsable cuenta con desafíos asociados al uso del dato y a la implementación de los Derechos Humanos en toda la cadena valor. Y, ahí, de nuevo hay que poner a las personas en el centro.
Tenemos tendencias, colectivos y retos, pero no podemos mirarlos con unas gafas cortoplacistas y de forma vertical, sino de manera transversal, relacionándote con todos los grupos de interés y con una mirada a medio y largo plazo. Esto es lo que están haciendo las compañías más innovadoras que están siendo los motores de la reconstrucción económica y social.
Los problemas sociales a los que nos enfrentamos exigen la intervención de todos con esfuerzos sostenidos y permanentes. Indudablemente esto implica un desafío colectivo. En SERES nosotros entendemos las empresas como agentes de cambio. Nos gusta hablar de retos clave de oportunidad. Justo por eso, sostenibilidad y responsabilidad son dos caras de la misma moneda. La sostenibilidad alude al largo plazo, genera valor y la responsabilidad es la forma de asegurar ese valor.
Estos galardones – cuyo plazo de recepción de candidaturas está abierto hasta el 12 de mayo- reúnen anualmente un centenar de proyectos de gran calado social, que marcan la diferencia y que sobre todo asumen el reto de la transformación. En un mundo con crecientes dificultades para alcanzar la cohesión social con cuestiones complejas como la desigualdad, las brechas en el empleo, talento y educación o un crecimiento alarmante de las situaciones de pobreza de las familias, es necesario contar con empresas capaces de generar soluciones eficientes, eficaces, escalables y sostenibles que pueden abrir la puerta del cumplimiento de los 17 objetivos de la Agenda 2030.