ENTREVISTA

Los firmantes deben comprometerse a avanzar anualmente en los diez principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas


Isabel Garro,

directora general de la red de Pacto Mundial de las Naciones Unidas en España

Isabel Garro 23/12/2010

Diez principios resumen la ética y el compromiso empresarial que propone la Red del Pacto Mundial para que las organizaciones no sólo contribuyan a construir una sociedad más equitativa para todos, sino además para que la relación de “win win” sea una realidad. Los informes anuales que las empresas entregan a la entidad son un estímulo para que su capacidad de progreso y de mejora no se estanque nunca.

¿Qué es el Pacto Mundial de las Naciones Unidas?

Pacto Mundial es una iniciativa dentro de la RSE que se centra en diez principios fundamentales englobados en cuatro bloques: derechos humanos, medio ambiente, derechos laborales y lucha contra la corrupción.

Creemos que la generalidad de la RSE, a través de los diez principios, puede llegar a casi todos los temas, y para los que no se encuentran cubiertos se han ido impulsado una serie de plataformas de trabajo complementarias. Un caso es el de la inversión socialmente responsable, que no estaba expresamente cubierta por ninguno de los diez Principios.

En el Pacto Mundial trabajamos de una forma relativamente diferente a como lo hacen en otras entidades del sector, porque nuestra organización es de carácter multistakeholder. Para nosotros el diálogo con la empresa no llega a nada si no sientas en la misma mesa a las dos partes interesadas. Creemos que es fundamental que empresas, sindicatos, asociaciones empresariales, ONG, instituciones educativas y escuelas de negocio, entre otros, trabajen mano a mano.

¿En qué se basaron para establecer los diez principios? ¿Se plantearon incorporar alguno más, relacionado con cuestiones actuales como la crisis o el paro?

Los diez principios se basan en declaraciones universales, derechos humanos, y entes como la OIT y Naciones Unidas. Es una recopilación de elementos que ya existen, concentrados en un mensaje algo más contundente para que el empresario no tenga que leerse 250 páginas, sino que con los diez principios sea suficiente.

Respecto a la crisis y cómo involucrar temas actuales, una de las maneras son las plataformas adicionales a los principios. Pero no podemos ir creando normativas que desaparezcan una vez lo haga el problema. Hay que intentar construir de una forma más duradera y no tanto basándonos en temas coyunturales.

¿Cómo se trabaja una vez entras en el Pacto Mundial como entidad?

A día de hoy somos la mayor red de RSE en el mundo, y dentro de Global Compact, la mayor red de toda la iniciativa. Nuestro competidor más cercano es Francia, aunque les superamos por número de microempresas y pymes.

Para que funcionen los 1.125 firmantes, de los cuales 250 son socios de la organización, tenemos un Comité ejecutivo que se forma a partir de todos los representantes que constituyen la Asamblea de la Asociación. Lo importante es que tenga un número de empresas, ONG, e instituciones educativas representativo. Ellos marcan las líneas estratégicas de acción, las carencias detectadas, los aspectos en los que hay que trabajar más intensamente, etc. La organización está en manos del Comité ejecutivo, que marca la línea estratégica, y de la oficina del Pacto Mundial, que pauta el día a día en actividades y demás aspectos.

No todos los stakeholders tendrán la misma relevancia...

En el año 2002 llegó el Pacto Mundial a España de la mano de la Fundación Rafael del Pino, y dos años más tarde se creó la asociación, en la que todos los stakeholders tienen los mismos derechos y obligaciones. En realidad, el debate es bastante por igual, intentamos que sea lo más productivo posible. Tratamos de que las grandes empresas se pongan en contacto con las ONG con las que más relación tienen, que las pymes trabajen con las empresas que les pueden apoyar más, etc. Para que el diálogo sea lo más productivo posible, intentamos poner en contacto a esos grupos de interés por medio de diversas actividades, que son nuestras propias herramientas de trabajo.

Pasaron de las 200 entidades adscritas al Pacto Mundial a las 1.000, ¿qué implica para las entidades la adhesión?

La adhesión implica ganas de trabajar. A pesar de que el comentario crítico generalizado de los que no están dentro es que la gente está aquí para cubrir el expediente, los que son miembros aseguran que no les da tiempo porque hacemos muchas actividades y exigimos mucho.

No sé si es más a nivel internacional, pero nuestros firmantes están a la cabeza a nivel de reporting. Y es que la exigencia esencial es que tienen que presentar un informe a final de año con el detalle de cómo han implantado los diez principios en su estrategia. Las instituciones tienen que ir elaborándolo a lo largo del año y se va nutriendo de nuestras actividades y de los foros de RSE a los que asisten, que van dándoles la forma de cómo moldear esa estrategia. Al final de año hacemos la foto para conocer el resultado final: vemos si se han cumplido los objetivos, se marcan los retos para los años siguientes, etc. El documento lo tratamos internamente y a finales del mes de diciembre se presentan los resultados. Se publica para conocer la evolución desde que lanzamos la iniciativa de RSE y empezamos a explicar qué era, hasta el día de hoy.

¿Qué best practice destacaría dentro de las que pueden encontrarse en Pacto Mundial?

La mesa cuadrada es la que más éxito tiene. El feeling de la gente que está en el mundo de la RSE es que muchas veces la falta de diálogo lleva a tomar decisiones erróneas en el día a día del empresariado. Un ejemplo son las compañías que han tomado determinadas opciones en países en vías de desarrollo sin haberlo consensuado previamente con una ONG local: algo que se había hecho con buena intención, había tenido consecuencias negativas para la empresa y el beneficiario. Hay que intentar que todo se haga de la mejor manera posible, y para ello hay que preguntar a todo el que esté afectado por las decisiones, por eso la mesa cuadrada tiene tanto éxito.

¿Cuál es su dimensión a nivel internacional?

En junio se celebró el Leaders Summit, una reunión trianual que reúne a todos los líderes de RSE que están vinculados al Pacto Mundial. La jornada reunió a 1.500 personas: los CEO, primeras líneas de las compañías, líderes de pensamiento, alcaldes, etc.

La reunión tiene mucho éxito porque permite a los empresarios salir de los problemas del día a día y encontrarse a una persona del otro lado del mundo que tiene el mismo problema que él. La clave de ello está en utilizar los recursos que otros han destinado a solucionar determinados problemas que se han solventado con éxito.

¿Cuánto tiempo hace que las empresas realizan los informes?

Los primeros informes con las comunicaciones de los progresos que se estaban produciendo datan de 2003. En 2004-2005 se publicaron las primeras líneas directrices sobre cómo debían ser esos informes. Dos años más tarde, en 2007-2008, se marcaron unas normas algo más detalladas del tipo de información que se estaba buscando; y en 2010 la idea ha sido además empezar a diferenciar, marcar un camino en el que se tengan diferentes niveles de reporting. Se ha dividido en tres categorías: los begginers, la gente que está empezando con los informes de Pacto Mundial; los intermediate, los que ya conocen el tema y deben llegar a un nivel de transparencia; y los advanced, que ya incorporan los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El último nivel es el de los que saben hacer RSE y además realizan una contribución a la sociedad, no sólo desde el punto de vista de la acción social, sino también de puertas para adentro, es una relación “win win”.

Este sistema es realmente motivador porque la gente ya no quiere contar cada año lo mismo, y de este modo animamos a que mejoren e incorporen elementos nuevos.

¿Quién ve el informe, de cara al exterior? Se trata de algo que certifica que la empresa va por el buen camino, pero no se puede quedar en que sólo lo lea el empleado...

El informe lo ve el entorno de la empresa: la gente del departamento a través de la comunicación interna (hay muchas empresas que publican internamente a través de sus intranets los resultados de las cosas que van haciendo en materia de RSE), los CEO, ya que conforme se van traduciendo los planes de RSE en mediciones contables y financieras se pueden obtener datos relevantes sobre retornos financieros; y el inversor, que cada vez es más consciente de que hay que solicitar información no financiera también. El inversor tiene en cuenta que de la noche a la mañana puede perder todo el dinero invertido por un escándalo financiero. Estamos hablando de gestión de riesgos y hay que valorar a las compañías siendo consciente de esos parámetros.

En mayor o menor medida, los empleados, los CEO y los inversores son los lectores de los informes, dependiendo del momento, del sector y de la importancia que se le haya dado.

Si las empresas no realizan el informe, no explican bien lo que hacen, o en sí el reporte no es satisfactorio, ¿qué sucede?

Si no llevan a cabo el Informe de Progreso, son expulsadas. Desde que se creó el Pacto Mundial en todo el mundo se han adherido 10.000 entidades, y 2.000 han sido eliminadas por no reportar ni comunicar los progresos. La política es muy clara: o reportas o no eres firmante del Pacto Mundial, porque es un compromiso voluntario.

Por otro lado, si la calidad del informe no es la esperada se trata de una cuestión más complicada porque a nivel de reporting no hay unos estándares muy claros. Hay varios, pero nadie ha dicho cuál es el “Santo Grial”.

Lo que intentamos internamente es que haya transparencia, no tanto a nivel de cantidad, sino de claridad. Nosotros no evaluamos el punto de partida de las empresas, que son libres de establecerlo donde consideren, sino exigimos que haya un progreso anual que permita seguir avanzando.

Nuestra labor es intentar que la comunicación que hacen las empresas de su actividad sea clara y transparente: si vemos que un informe no se entiende, nuestra labor es comunicárselo a la compañía porque el lector final no es el Pacto Mundial, sino los stakeholders de esa empresa. El papel del resto de actores implicados es leerse esa información y evaluarla.

Los diez principios del Pacto Mundial

1 Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales, reconocidos internacionalmente, dentro de su ámbito de influencia.

2 Las empresas deben asegurarse de que sus empresas no son cómplices en la vulneración de los derechos humanos.

3 Las empresas deben apoyar la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva.

4 Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción.

5 Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil.

6 Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación.

7 Las empresas deberán mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente.

8 Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental.

9 Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente.

10 Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas extorsión y soborno.

Exigimos un reporte anual a la empresa

• El Pacto Mundial se centra en diez principios que se engloban dentro de cuatro bloques: derechos humanos, medio ambiente, derechos laborales y lucha contra la corrupción.

• Nuestra visión es multistakeholder: hay que sentar en la misma mesa a todas las partes interesadas.

• Somos la red de Global Compact más grande de todo el mundo: disponemos de 1.125 firmantes de los cuales 250 son socios.

• Los firmantes deben presentar un informe a final de año detallando cómo han implantado los diez principios en su estrategia.

• Tenemos tres niveles de reporting: begginers, intermediate y advanced.

• Las empresas que no reportan anualmente no pueden ser firmantes del Pacto Mundial.

  Enviar entrevista






CAPTCHA Image