Ana Sainz
06/04/2021

La transformación social empieza a verse como una ventaja competitiva

Ana Sainz , directora general de Fundación SERES

El tejido empresarial español mantiene sólido su compromiso con el progreso social. Así lo refl eja el “VII Informe del impacto social de las empresas SERES – Deloitte” que muestra que el número de proyectos de RSC desarrollados por las empresas se ha triplicado en siete años, pasando de 4.500 iniciativas en 2013 a casi 13.000 llevadas a cabo en 2019. Un compromiso social que se ha acentuado en 2020 ante la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Hablamos de todo ello con la directora general de Fundación SERES, Ana Sainz, firme defensora de la transformación social de las empresas

El “VII Informe del impacto social de las empresas SERES - Deloitte” apunta que las compañías españolas invirtieron cerca de 1.500 millones de euros en RSE durante 2019. ¿Qué otras conclusiones destacaría?

La primera es que la respuesta de la empresa ante el compromiso con una mejor sociedad y con el foco en las personas se ha sostenido en el tiempo y estamos asistiendo a la transformación social de las organizaciones. El informe refleja el capital económico, pero también aborda cómo la empresa involucra a sus clientes, empleados y proveedores en su estrategia y cómo lo reporta. Todo ello representa una importante transformación empresarial al integrar el compromiso social en su estrategia. Se constatan no solo con los 1.500 millones de euros de inversión, sino con el crecimiento del 19 % desde la primera edición del informe hasta la séptima, pues se trata de un incremento sostenido en el tiempo que muestra que la empresa no dona y se va, sino que ha ido acompañando esta transformación. Por su parte, el voluntariado corporativo también ha mostrado un crecimiento sostenido en el tiempo al pasar de un 3 % de la plantilla al 10 % actual.

 

El informe también aborda la involucración de la alta dirección. ¿En qué punto se encuentra?

Efectivamente, hemos tenido que buscar un estándar para medir algo tan intangible y el estándar elegido es dónde reportan las áreas de Sostenibilidad. Ahora, el 52 % de estas áreas reporta al Comité de Dirección, un dato que antes era insignificante y que demuestra la importancia de este tema. Esperamos que se mantenga y que siga creciendo en el tiempo.

 

No obstante, ustedes afirman que la empresa no puede sustituir a los agentes sociales...

No puede ni debe substituirlos, pero es necesario y oportuno para las empresas tener un rol activo en la mejora de la sociedad. A lo largo del tiempo se ha demostrado que los modelos antiguos no son suficientes porque los problemas sociales son crecientes y quién tiene los recursos, el know-how y la eficiencia son las empresas. Precisamente, durante esta pandemia, hemos constatado claramente que la empresa no puede vivir alejada de la sociedad. Además, esta es una oportunidad para las organizaciones, que ya no se van a diferenciar por su producto o servicio, sino por su esencia como empresa, por su compromiso real y por cómo traslada esa estrategia a la sociedad.

Es necesario y oportuno para las empresas tener un rol activo en la mejora de la sociedad

¿Cómo valora la contribución de Fundación SERES al impulso de la transformación social de la empresa?

Ahora hay muchos líderes empresariales que hablan de una refundación del capitalismo pero, desde la creación de SERES, los fundadores, muy influenciados por las tendencias anglosajonas, tenían muy claro que no se trataba de caridad sino que el nuevo modelo de empresa pasaba por la integración en la estrategia del negocio. Y lo cierto es que la mejor evolución y el mejor impacto que vemos en nuestras empresas es que han sido pioneras en este nuevo modelo de empresa. En este momento tan crítico como es la pandemia, hemos tenido la oportunidad de oír a 40 líderes hablando de ello y el evento RADARSERES que este año ha reunido expertos, directivos, CEO y expertos en impacto social de todo el mundo, como Antonio Brufau, presidente de Repsol; Javier Targhetta, consejero delegado de Atlantic Copper; Cristina Henríquez de Luna, presidenta de GSK; o Rami Aboukhair, CEO Santander España entre otros. Han profundizado en el papel de las empresas como actores en la transformación social, especialmente en el nuevo entorno post-covid. La edición del año pasado de RADARSERES congregó a alta dirección de empresas cotizadas y participaron directivos como Carlos Torres, Josu Jon Imaz, Juan Pedro Moreno, Helena Herrero, Emilio Gallo o Fuencisla Clemares. SERES ha sido una organización clave en el impulso de esa transformación empresarial que pone las personas en el centro y ha contribuido con herramientas, conocimiento, liderazgo con propósito y tendencias.

 

¿Cree que la contribución de las empresas a la transformación social tiene más impacto que nunca? ¿Por qué factores?

El rol de la empresa en esa transformación y ese impacto social es muy importante y cada vez es más relevante. Yo creo que ha sido porque ha habido un cambio de pensamiento y, aunque todavía no hemos llegado a ese punto de inflexión de transformación social, ha dejado de verse como un simple cumplimiento del compliance. Soy consciente de que todo esto convive en las organizaciones, pero empieza a verse como una ventaja competitiva. Ahí es donde está la clave. La empresa tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo de la sociedad en la que opera porque sino se va a quedar sin clientes, empleados o proveedores… y no va a ser sostenible; pero el aspecto económico tampoco puede ir por delante del social. La empresa lo tiene que ver como un atributo de competitividad, porque cada vez es más complicado innovar en productos y servicios per se, con esa rapidez de copia que tenemos. Va a ser más fácil conectar con tus grupos de interés con esa diferenciación y siendo creíble y eso tiene un efecto boomerang porque si haces marketing social te van a penalizar. Existe una combinación de distintos factores como responsabilidad, obligación, compromiso y creencia.

 

Ante la emergencia social provocada por la COVID-19, han lanzado la iniciativa SERESResponsables. ¿Qué destacaría de la contribución de las empresas ante la pandemia?

Como en cualquier crisis, durante la pandemia ha habido un movimiento de acción humanitaria, pero esta vez había que mirar al exterior y quedarse en nuestro país. En acción humanitaria ha habido donación, que ha podido ser económica o de material, principalmente sanitario que era lo que reclamaba la sociedad, pero también ha habido muchas acciones dirigidas a la atención de los colectivos más vulnerables, en forma de alimentos o conexión digital. No obstante, la contribución de la empresa española no se ha quedado ahí y, en muchas ocasiones, han transformado sus cadenas de producción para poder atender las necesidades de salud. Hemos visto como empresas del sector de la perfumería se han puesto a fabricar geles en lugar de perfumes, o que el sector del automóvil ha fabricado respiradores y protectores para los sanitarios. También hemos visto mucha colaboración entre empresas y de estas con entidades sociales, y todo ello ha sucedido en una situación en la que tenían que velar por la salud y seguridad de todos sus empleados. Las empresas también han incentivado acciones de voluntariado para los más vulnerables y han reimaginado cómo se podía hacer, unas veces físicamente, otras virtualmente. Nos hemos tenido que adaptar a la nueva situación y el voluntariado no se ha quedado atrás.

Durante esta pandemia, hemos constatado que la empresa no puede vivir alejada de la sociedad.

¿Qué retos tiene que abordar Fundación SERES en los próximos años?

En SERES somos realistas y conscientes del momento económico al que nos enfrentamos. Nacimos en una crisis y vimos cómo se cayeron compañías y se perdió inversión, pero lo que quedó después fue más auténtico, más fuerte y tuvo más impacto. Por ello, nuestro primer reto es continuar insistiendo en la importancia de ser una empresa responsable y sostenible en un momento en el que en el corto plazo la recuperación económica va a pesar mucho. Tenemos que apostar por el largo plazo y mantener el foco que la pandemia ha puesto en las personas, sin olvidar la parte medioambiental. El segundo reto es mantener la coherencia y el apoyo continuado en el tiempo, porque una transformación significa un cambio de comportamiento y tener esa visión transversal tanto medioambiental, como social y del buen gobierno.

 

¿Cuáles son las tendencias a futuro?

Creo que el debate sobre el propósito de las compañías no ha hecho más que empezar y quién no haga esa reflexión, no solo en relación al mensaje sino en cómo lo capilariza en toda la compañía, va tarde. Desde fuera, los primeros que van a seguir reaccionando van a ser tanto el inversor como la financiación sostenible, porque la empresa no solo va que tener que rendir cuentas ante el inversor, sino que cuando quiera acceder a la financiación la van a medir claramente por su propósito Y en cuanto a urgencias, la pandemia ha puesto en solfa algunas como las desigualdades, la pobreza, el empleo, la educación y el impacto de la digitalización en la creación y mantenimiento del empleo, así como las posibles consecuencias en los derechos humanos. Finalmente, en diversidad tenemos que seguir hablando de género, porque aún tenemos un gran camino que recorrer, pero nadie se ha enfrentado al tema del talento joven y senior a nivel laboral o laboral o social. Es esencial reconectar el progreso social y económico y hacerlo comprometidos socialmente, sin dejar a nadie atrás. 

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