Debido a su grado de ambición, está claro que no vamos a llegar a 2030 con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tal y como fueron aprobados con sus metas e indicadores, pero hemos avanzado en muchas áreas y esperamos que el contexto geopolítico y económico mejore para dar un nuevo avance en los próximos años.
Podemos afirmar claramente que, en los últimos años, ha seguido mejorando el conocimiento en profundidad de la Agenda 2030 por parte de las empresas. Por ejemplo, en 2018 partíamos con un 69% de las empresas que afirmaba conocer el marco y trabajar en él y ahora mismo estamos en el 86%. Es decir, la empresa española conoce la Agenda 2030 y la están alineando con sus estrategias corporativas de sostenibilidad y un 41% tiene su estrategia de sostenibilidad vinculada a los ODS. Son datos positivos.
Todavía queda muchísimo camino por recorrer porque vemos que, por ejemplo, sigue habiendo una brecha muy importante entre lo que son las políticas y las acciones y medidas reales que se están llevando a cabo. De este modo, constatamos un compromiso con los ODS, pero en las empresas no se llevan a cabo acciones con la ambición y en la cantidad que necesitaríamos. Entonces, vemos esa concienciación, pero es necesario materializar los esfuerzos y, sobre todo, hacerlos medibles. Aquí, el mensaje de Naciones Unidas es claro: debemos redoblar los esfuerzos para revitalizar e impulsar los ODS y construir ese mundo mejor para para todos y para el planeta.
Con los datos que tenemos, nuestra visión es que la concienciación no se ha ralentizado ni ha quedado en un segundo plano. El desarrollo sostenible está en la agenda y se ha asentado en la cultura empresarial, europea y española, que la gestión sostenible aporta valor y rentabilidad a la empresa. Es cierto que sigue existiendo una brecha entre grandes y pequeñas empresas, pero, en general, gracias a las diferentes palancas ya sean normativas o de control de los consumidores, la coyuntura geopolítica no ha hecho tambalear los cimientos, los valores y esa nueva visión de gestionar las empresas de manera sostenible. Por ejemplo, 31 de las 35 empresas del IBEX 35 reporta de manera pública que su gestión sostenible y estrategias de sostenibilidad están impactando positivamente en los resultados económicos de la compañía.
Es cierto que las empresas del IBEX no son representativas del tejido empresarial español, pero marcan las tendencias y son un espejo de lo que ocurre fuera de nuestras fronteras. Esto no hace más que confirmar que la gestión empresarial sostenible no es una moda o una tendencia, es una nueva manera de hacer negocios.
Ciertamente, la conversación gira mucho en torno al ámbito medioambiental, en gran parte, impulsada por la proliferación de directivas y que, por ejemplo, se ha legislado más sobre temas medioambientales que sobre temas sociales. Aquí tenemos otro reto. Queremos que esa brecha en cuanto a las temáticas y las perspectivas de las áreas ASG no se desequilibre.
Los aspectos relacionados con el medio ambiente son más fáciles de medir, suelen ser indicadores más concretos y cuantificables, y todo ello hace que sea más fácil trabajarlos y hacer tangible ese seguimiento. Cuando vamos a temas sociales tenemos esa dificultad de medición y seguimiento. Pero quiero ser positiva porque, por ejemplo, todo el ámbito de Derechos Humanos y Empresa y la Directiva de Debida Diligencia van a suponer un gran impulso.
Todas las empresas están hablando de ello y uno de los mantras actuales versa sobre la importancia de que nos olvidemos de la S, de lo social, y la G, de buen gobierno. Todas las organizaciones, como el Pacto Mundial y los medios de comunicación, tenemos que empujar para decir que lo medioambiental está muy vinculado a lo social y es cierto que tenemos que encontrar proyectos que estén fundamentados, también, en esa pata social.
La actual dependencia, no solamente energética por el conflicto de Ucrania sino también por la ruptura de las cadenas de suministro que vivimos a consecuencia de la pandemia, ha provocado que seamos más conscientes de la vulnerabilidad que tenemos, tanto gobiernos como empresas, en relación con la seguridad de suministro y en la ruptura de las cadenas de valor.
Con lo cual estamos viendo una tendencia que lleva a las grandes empresas a relocalizar sus negocios en un contexto marcado por la aparición de nuevas normativas como, por ejemplo, la directiva europea de Debida Diligencia que está a punto de ser de ser aprobada. Tenemos diferentes factores que están creando esa tormenta perfecta para que realmente la Sostenibilidad sea la única manera de hacer negocios.
Paralelamente, en este contexto de crisis económica, la pyme sí que tiene un riesgo mucho mayor que la gran empresa en cuanto a cómo la pequeña y mediana empresa va a priorizar otros temas por cuestión de supervivencia. Vemos que solo en torno al 24% de las pequeñas empresas tienen estrategias de sostenibilidad versus a más de un 60% de las empresas grandes españolas, con lo cual, aquí, los datos son claves porque nos hacen ver que hay un peligro de regresión o de ralentización de este tipo de aspectos en la pequeña y mediana empresa.
Hay diferencias entre sectores y entre gran y pequeña empresa, pero, generalizando, los temas que más preocupan a la empresa española y que más está trabajando son el ODS 13, de Acción por el clima, y el ODS 7, de Energía renovable y no contaminante. Luego está el ODS 5, de Igualdad de género, donde España ha avanzado mucho, aunque continuamos estando por debajo de la media europea en indicadores de igualdad, sobre todo en brecha salarial y techo de cristal.
El ODS 3, de Salud y bienestar, también aparece en las primeras posiciones del ranking, por el vínculo entre la salud y el bienestar del empleado y la concienciación sobre un ambiente sano. Y, por último, todo lo relacionado con el ODS 8, que está relacionado con la calidad del trabajo, de los contratos, conciliación, etc. Además, vemos que tanto el ODS 5 como el ODS 8 están muy vinculados con la atracción y retención del talento y siguen estando en el top de la gestión de las empresas en España.
En temas vinculados al medio ambiente, los ODS que están a la cola son el ODS 14 y el 15, de Vida submarina y Vida de ecosistemas terrestres, respectivamente. Esto es curioso porque en España, que está rodeada de mar, tenemos sectores económicos muy importantes que dependen de la salud de nuestros mares y océanos como son el turismo y el sector agropecuario. No quiero decir que estos sectores no presten atención a estos ODS, pero aparecen en la parte más baja del ranking con lo cual también tenemos una reflexión que hacer.