La sostenibilidad es un factor transversal en Aena. Está en el centro de nuestro plan estratégico y es un factor muy importante en la toma de decisiones a todos los niveles, incluido en el Consejo de Administración. Esta inclusión en el centro de la estrategia está muy justificada teniendo en cuenta la situación de crisis climática que estamos viviendo y que, además, la aviación está en desventaja porque necesita avances tecnológicos muy relevantes para descarbonizarse. Esto nos obliga a gestionar la sostenibilidad con ahínco y a destinar muchos recursos para que sea una realidad en el sector de transporte aéreo.
Cuenta con cinco pilares: el primero es la neutralidad en carbono, con el que nos hemos propuesto ser neutros en carbono en 2026 y alcanzar las cero emisiones netas en 2030. El segundo gran pilar es la aviación sostenible. El tercero es hacer un uso responsable de recursos y, ahí, nos preocupamos de la gestión hídrica eficiente, pero también de los residuos y, en ese sentido, en el zero waste, mediante el cual vamos a va a reutilizar o valorizar energéticamente todos los residuos. El cuarto pilar lo centramos en la comunidad y cadena de valor sostenible, donde es muy importante la movilidad sostenible hacia y desde el aeropuerto. Dentro de este programa también estamos trabajando para trasladar esos estándares de sostenibilidad que nos exigimos a nosotros mismos y a las empresas trabajan para nosotros, ya sean proveedores de servicios o de productos.
En el eje de comunidad abordamos la gestión de ruido y gestionamos la calidad del aire. Y nos ocupamos de la preservación de la biodiversidad, porque hay una interfaz importante de la biodiversidad y las aves con la operativa del aeropuerto.
Por último, tenemos una línea de compromiso social con el entorno y gestión de personas, donde tenemos iniciativas muy bonitas como “Aena con la Universidades” y “Aena con la Sociedad”.
Aena es el gestor de las infraestructuras aeroportuarias y proveemos de energía a todos los operadores y arrendatarios comerciales. Estamos trabajando, en primer lugar, en la garantía de compra de energía renovable 100% verde y lo estamos apoyando con el desarrollo de un plan fotovoltaico para producir nuestra propia energía.
También estamos trabajando en energía térmica. Concretamente, vamos a implementar tecnologías renovables en el ámbito térmico como la geotermia y la aerotermia en los principales aeropuertos: Madrid, Barcelona y Palma, pues constituyen un 85% de las emisiones de toda la red de aeropuertos. Esas iniciativas nos permitirán una descarbonización muy relevante de la energía térmica que será complementada, si es necesario, con el consumo de biogás o biometano, en los momentos punta, o enfriadoras eléctricas en momentos de extremo calor.
La estrategia de eficiencia energética pasa por reducir todos nuestros consumos. Por ejemplo, cuando se sustituye equipamiento de iluminación, elegimos modelos que tengan un alto rendimiento. Estamos llevando a cabo iniciativas de refuerzo de la envolvente térmica para mejorar el aislamiento del edificio terminal. También estamos sustituyendo las luces de la terminal, de balizamiento y de las torres por luces leds. Se están llevando a cabo iniciativas de este tipo en todos los aeropuertos.
Efectivamente, a nivel global, la aviación contribuye sólo un 2,5% de las emisiones a nivel global, pero no debemos olvidar que la previsión es de un importante incremento de actividad para los próximos años y ese porcentaje podría elevarse. El problema fundamental es que la aviación es muy difícil de descarbonizar tecnológicamente porque los aviones tienen que cumplir requerimientos que son muy difíciles de resolver en estos momentos.
El avance tecnológico decisivo es el combustible sostenible de la aviación (SAF) que es cero emisiones o de emisiones muy bajas, dependiendo de la tecnología de fabricación que se utilice. Esta es la vía tecnológica más clara y por la que tenemos que apostar, pero tenemos aún mucho trabajo porque la diferencia de precio entre el SAF y el queroseno es muy significativa y ronda entre tres y seis veces más. El reto radica, por una parte, en apoyarnos en la normativa, que va a suponer un gran impulso y, luego, conseguir que el mercado de producción de SAF y su consumo se vayan escalando y que, por economías de escala, la diferencia de precio se vaya reduciendo. La tecnología existe y los procesos industriales son maduros, pero a nivel comercial no hay suficiente penetración como para que los precios se aplanen.
Una de las líneas estratégicas de nuestro Plan de Acción Climática en la aviación sostenible, que abarca todas las iniciativas de trabajo cooperativo que realizamos con las aerolíneas para reducir sus emisiones, promoviendo la producción y el consumo de esos combustibles sostenibles de aviación, garantizando que sea compatible con las infraestructuras y que el proceso de repostaje de SAF se realice con las máximas garantías y con el mínimo impacto ambiental y económico.
También estamos trabajando en el ámbito de las medidas de eficiencia operativa con Enaire, que es el prestador de servicios de navegación aérea, para que las aproximaciones y los despegues de las aeronaves se realicen de una manera eficiente. Estamos colaborando con todos los agentes implicados para promover procedimientos que permitan que el motor esté a la mínima potencia en aproximación y en despegue, así como trabajando de forma coordinada para que el tiempo de rodaje del avión sea mínimo.
También trabajamos con las empresas de asistencia en tierra de las aeronaves, que son las empresas de handling. Tradicionalmente, estos vehículos de asistencia en tierra eran diésel, pero ahora tenemos un porcentaje de electrificación de un 24% y, recientemente, hemos licitado las nuevas licencias de handling, que inlcuyen unas cláusulas ambientales muy exigentes. Y, para nuestra sorpresa, las ofertas han superado nuestras exigencias, porque en estos momentos la madurez de la tecnología eléctrica para vehículos o similares es muy elevada. A partir del 2024 el 100% de los vehículos de asistencia en tierra serán sostenibles, con un 80% de electrificación y consumiendo biodiésel en el 20% restante.
Para que el usuario decida optar por la movilidad eléctrica, debemos tener una infraestructura de recarga robusta. Nosotros intentamos atraer a la movilidad sostenible no solamente de los particulares, también de las empresas de movilidad urbana y los servicios discrecionales de autobuses En los próximos tres años, instalaremos más de 3.000 puntos recarga en nuestros aparcamientos, para cubrir la movilidad privada, e instalaremos puntos de recarga rápidos, a modo de electrolineras para los vehículos de rent a car y de handling.
También estamos instalando pantógrafos, puntos de recarga específicos para autobuses, e incluso en algunos aeropuertos, estamos trabajando con productores de hidrógeno para instalar hidrogeneras, puesto que la hoja de ruta del hidrógeno nos obliga a tener repostaje de hidrógeno a partir de 2030. Al final seremos un hub intermodal y, en consecuencia, un hub energético.