ENTREVISTA

La labor de los voluntarios es fundamental


Ángel Crespo,

director de FESBAL

Ángel Crespo 15/06/2018

Con la llegada de Ángel Crespo a la dirección de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), la organización afronta una nueva etapa marcada por dos retos: la reestructuración organizativa y su transformación digital. Todo ello para lograr el objetivo final de recoger más alimentos y distribuirlos entre las personas más necesitadas. Para alcanzarlo, Crespo enfatiza la importancia que tiene la labor que desempeñan los voluntarios.

 

El pasado mes de diciembre fue nombrado director de FESBAL, cargo que compagina con la presidencia del Banco de Alimentos de Soria. ¿Cuáles son sus retos en esta nueva etapa?

En esta nueva andadura tenemos retos muy importantes. Por un lado, tenemos que abordar la reorganización de todos los que formamos parte del gabinete técnico de la FESBAL. Reorganizarnos para sacar lo mejor de cada uno de los voluntarios que estamos trabajando aquí en el sentido de que nuestra función es ayudar a los 56 bancos de alimentos que formamos la Federación Española de Bancos de Alimentos.

Y el otro gran reto que tenemos que abordar es la transformación digital de las ONG. Es un reto a más largo plazo, pero vamos a trabajar en él. Creemos que no solamente hay que conformarse con tener una página web y redes sociales, sino que hay que profundizar mucho más en la digitalización del Tercer Sector. Tenemos que conseguir que la comunicación con los beneficiarios y con las entidades benéficas sea totalmente fluida e informatizada de forma que sea más rápido hacer llegar los alimentos a las personas. Esos son los dos retos principales que me propongo en esta andadura.

 

Podríamos decir que la Gran Recogida de Alimentos es el buque insignia de FESBAL. ¿Qué balance hace de la edición de 2017?

Fue un gran éxito. En la Gran Recogida se recogieron 21 millones de kilos de alimentos con una diferencia muy importante: los productos que se han recogido en esta edición han sido alimentos con bastante más valor. En nuestros balances, siempre hablamos de kilos, pero no analizamos su equivalente económico. En cuanto a kilos, hemos recogido un millón de kilos menos que la campaña precedente, pero el tipo de alimentos recogido ha sido mucho más especial. Por ejemplo, hemos recogido muchísimo alimento infantil con poco peso y mucho valor, como la leche infantil. Además de los alimentos infantiles, en la Gran Recogida 2017 recogimos mucha cantidad de aceite, conservas de carne y pescado, leche, legumbres precocinadas… Ante esta situación estamos analizando cómo, en la próxima edición, hacemos una evaluación de kilos, pero también cómo valoramos económicamente esa cesta de 21 millones de kilos de alimentos. Se trata de dos aspectos que tenemos que comparar y que saldrían muy positivos en cuanto a la solidaridad de las personas. Este año hemos recogido menos kilos, pero representan una aportación económica mayor, con lo cual pensamos que la solidaridad ha sido superior al año pasado.

 

¿Esta solidaridad también se ha traducido a nivel de voluntariado?

Este año han intervenido 130.000 voluntarios en toda España que nos han permitido estar presentes en 11.000 puntos de venta de todo el país que incluyen todas las cadenas de alimentación y otros estamentos que aprovechan las fechas para hacer recogidas de alimentos y colaborar con nosotros.

Aglutinar a 130.000 personas en dos días es una labor muy difícil y para mí es el éxito más grande que tiene la Gran Recogida porque si hiciéramos una acción en una cadena comercial, pero no pusiéramos a los voluntarios en las salidas de las cajas para animar a la gente a donar, informarla y recoger los productos, no recogeríamos ni el 40% de los alimentos que recogemos. La labor de los voluntarios es fundamental y por ello tenemos que tener más voluntarios cada día.

 

Además de los voluntarios para organizar la Gran Recogida, también se necesita aportación económica. ¿De cuánto estamos hablando?

FESBAL ha destinado algo más de medio millón de euros a organizar la Gran Recogida. Es cierto que hay empresas que nos subvencionan, pero la realidad es que nosotros dispensamos esa cantidad para hacer frente a la logística. Es un gasto que tiene un valor importante, pero estamos hablando de 21 millones de kilos de alimentos, y lo soportamos gracias a las donaciones dinerarias que recibimos a lo largo del año. Además, la mayoría de las grandes empresas tienen sus departamentos de RSE y de ellos también recibimos aportaciones que nos permiten comprar alimentos y hacer campañas de este tipo.

 

Con todas las acciones de recogida de alimentos que realizan a lo largo del año, ¿cubren todas las necesidades?

La cifra mínima que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que una persona esté suficientemente alimentada es de 115 kilos de alimentos por persona al año y, de momento, nosotros llegamos a una media de 98,5 kilos por persona al año. En el año 2017 repartimos 152 millones de kilos entre 1.540.000 beneficiarios. Nosotros no intentamos eliminar el hambre, sino que paliamos el hambre.

 

La cifra de beneficiarios se mantiene. ¿Por qué?

La cifra de beneficiarios a final de año de 2017 es ligeramente superior a la cifra que teníamos a finales de 2016. Todo ello, a pesar de que en los últimos años ha habido una disminución de inmigrantes que han regresado a sus países; además, ha habido un descenso del paro que se ha traducido en una disminución de las personas desfavorecidas; y finalmente estamos asistiendo, en determinadas provincias de España, a un fenómeno de despoblación muy importante y al descender el número de habitantes también desciende el número de personas desfavorecidas. Sin embargo, el número de beneficiarios está estabilizado en esas cifras tan preocupantes y en el pasado año han sufrido un ligerísimo repunte en un 2%. Una constatación de que los problemas siguen ahí.

Paralelamente, asistimos a unas 8.200 instituciones benéficas, que son las que reparten los alimentos a los beneficiarios, y realizamos todo este trabajo con la ayuda de unos 3.300 voluntarios fijos, que son los que como mínimo van un día a la semana a un banco de alimentos a prestar un servicio.

 

Gracias a la labor de FESBAL se contribuye a la disminución del desperdicio de alimentos. ¿De qué manera?

Por un lado, estamos recogiendo muchos kilos de fruta y hortalizas frescas que, cuando nos llegan, repartimos en un máximo de dos o tres días. Se trata de  excedentes de producción que reciben los bancos de alimentos directamente de las cooperativas y que, de no ser así, se tirarían a vertedero. Cada día se hace una mejor previsión de la producción, pero además gracias a la labor de los bancos de alimentos, que repartimos diariamente este tipo de productos, cada día se tira menos comida.

Y, por otro lado, hacemos transformación con aquellas frutas aptas para zumos. Con la ayuda del FEGA, el Fondo Español de Garantía Agraria, hemos llegado a acuerdos con las grandes productoras para que nos transformen en zumos parte de la fruta que nos donan. El FEGA paga a los agricultores una cantidad por kilo de producto donado, que hace que a los cooperativistas les compense donar fruta y verdura en lugar de tirarla al vertedero, y luego también asume el gasto logístico y la aportación que reciben las empresas de transformación. Con este proyecto fomentamos que las cadenas de  transformación siempre estén ocupadas y no se paren y, a la vez, se benefician las personas desfavorecidas a través de los bancos de alimentos. Este es otro programa muy importante para nosotros.

 

Además, están muy implicados en la lucha contra el despilfarro. ¿En qué proyectos están trabajando?

Si vas a cualquier tienda nunca verás una docena de huevos con un huevo roto. Esto son las mermas. Gracias a los distintos acuerdos que tenemos con diferentes cadenas de toda España, diariamente recogemos esos alimentos que no se pueden vender, pero son aptos para el consumo, y los llevamos a los comedores sociales que los emplean, ese mismo día, para preparar las comidas para los desfavorecidos. De esta forma estamos evitando mucho el despilfarro.

Y luego colaboramos en campañas para concienciar sobre el despilfarro con el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. En España, el 42% de todo lo que se tira está en los hogares y lo que más se desperdicia, en cantidad de kilos, es el pan. Combatir el despilfarro pasa por una educación y sensibilización de la ciudadanía muy importante y en eso estamos trabajando con la Universidad Politécnica de Madrid a través de la Cátedra Banco de Alimentos- UPM.

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