Germán Granda
08/05/2022

Estamos ante un tsunami regulatorio que impulsa la sostenibilidad empresarial

Germán Granda, director general de Forética

Hace justo un año, Forética lanzó su nuevo Plan Estratégico basado en tres pilares: aumentar la ambición de los objetivos en materia de sostenibilidad, acelerar la acción para lograrlos y ampliar las alianzas que permitan generar un mayor impacto. Bajo el lema “Liderando un futuro sostenible”, hacemos balance con su director general, Germán Granda, sobre la transformación necesaria para gestionar los importantes retos a los que nos enfrentamos en materia ambiental, social y de buen gobierno. Entre ellos, el experto destaca la importancia de alcanzar la neutralidad de emisiones antes de 2050, abordar los riesgos de gobernanza o la necesidad de poner el foco en los aspectos sociales para construir una sociedad más justa en la que nadie se quede atrás.

La actual estrategia de Forética se centra en aumentar la ambición, acelerar la acción y ampliar las alianzas. ¿En qué punto se encuentra?

Para alcanzar el objetivo de aumentar la ambición y elevar el tono de la conversación sobre sostenibilidad, el año pasado creamos.creamos el Consejo Empresarial Español para el Desarrollo Sostenible que ya cuenta con más de 40 CEO y presidentes de grandes empresas. Se trata de un órgano nuevo, que no existía en España, y que ha sido muy interesante para elevar el nivel del debate.

En cuanto a acelerar la acción, hemos continuado trabajando en la línea de los proyectos de Forética y en los aspectos de ASG que más demandaban las empresas con necesidades de desarrollar políticas, marcar objetivos, herramientas… tanto en el ámbito medioambiental donde trabajamos clima, economía circular, ciudades y biodiversidad; en la parte social donde hemos trabajado en la integración de la sostenibilidad en la cadena de valor,  y en el ámbito de la gobernanza hemos trabajado en los últimos avances en materia de reporte y la gestión de riesgos.

En el eje de alianzas, desde Forética mantenemos una estrecha colaboración con las organizaciones de referencia en materia ASG tanto a nivel nacional como internacional. Este trabajo en alianza con administraciones, empresas y ONG ha sido fundamental para maximizar el impacto de las iniciativas.

 

En los últimos dos años hemos asistido a un importante repunte de la sostenibilidad. ¿Cuáles cree que son las palancas que lo han propiciado?

La combinación de regulación con los fondos Next Generation EU está acelerando el cambio en muy poco tiempo. Por ejemplo, la Ley Europea del Clima marca claramente objetivos y plazos pero, además, el reglamento de la Taxonomía establece unos criterios claros de desempeño para ver qué actividades económicas contribuyen claramente a los objetivos del Pacto Verde Europeo. Además, la Directiva Europea de Información no Financiera se retoca para denominarse Corporate Sustainability Reporting Directive, que obligará a las empresas a ser más rigurosas en el ámbito de la Taxonomía. Estamos ante un tsunami regulatorio que provoca que los consejos de dirección integren la sostenibilidad en la estrategia corporativa y, además, ahora estamos en plena discusión sobre una nueva directiva que quiere impulsar la gobernanza sostenible.

El informe “Net Zero Gap” destaca que el 63% de las empresas se ha marcado el objetivo de cero emisiones netas para el 2050 o antes

España, como país miembro, ha bajado toda esta legislación al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para incluir todos los objetivos del Pacto Verde Europeo, ha integrado toda esa compresión de los fondos Next Generation EU, ha aprobado la Ley de Cambio Climático, sus planes nacionales de actuación… La perspectiva es que la regulación siga creciendo y va a hacer que las empresas se anticipen a la conversación.

 

Uno de los proyectos de Forética es el Climate Pledge para animar a las empresas a que se establezcan objetivos ambiciosos de reducción de emisiones incluso adelantándose al año 2050. ¿Lo hacen por convencimiento o por competitividad?

Creo que es la unión de las dos cosas porque, claramente, es muy difícil estar en el mercado si no adecúas tus operaciones, productos y servicios a una economía descarbonizada. En línea con la Ley Europea del Clima, que marca el objetivo de la neutralidad en carbono en 2050, y el Fit for 55, que establece una reducción de emisiones en 2030 del 55% en base al 1990, desde Forética impulsamos que las empresas tengan un plan basado en la ciencia para alcanzar estos objetivos antes de los límites establecidos.

El año pasado, en el Clúster de Cambio Climático quisimos entender cuál era el punto de partida de las empresas que forman parte del grupo de trabajo y para ello analizamos su grado de compromiso, qué están haciendo para alinearse a estos requisitos y a los marcos regulatorios para la descarbonización, e hicimos un análisis interno entre 77 empresas, con presencia en España y de 16 sectores. El informe “Net Zero Gap”, que publicamos a finales del año pasado, destacaba que el 63% de las empresas se había marcado el objetivo de cero emisiones netas para el 2050 o antes y más de la mitad quería proveerse de electricidad procedente de fuentes 100% renovables en el 2030. Además, cuando eran preguntadas por si consideraban creíble alcanzar las cero emisiones netas en 2050 el 100% contestaron que el objetivo era viable. 

Así pues, en Forética tenemos un grupo de empresas que ven factible la neutralidad en carbono, que han alineado su estrategia y resultados con la descarbonización porque entienden que ese es el camino. Para ello hacen una estrategia de inversión porque entienden que hay que renovar plantas y procesos y que se puede desacoplar el crecimiento a las emisiones, que podemos seguir creciendo como empresa siendo más eficientes, incluso siendo net zero.

 

¿Cuáles cree que serán los próximos avances a nivel regulatorio?

Creo que todos estos avances son muy importantes porque la Taxonomía integra los retos ambientales, el Pacto Verde Europeo habla de cambio climático, economía circular, agua, etc., pero todo continúa avanzando y uno de los temas de este año va a ser la Taxonomía Social. Es cierto que este año la conversación en sostenibilidad se ha centrado en el ámbito ambiental, pero también tenemos una Directiva de conciliación de vida familiar y personal que irá implementándose hasta impulsar una ley europea de igualdad entre hombres y mujeres y promover la transparencia salarial. Tenemos también encima de la mesa la Directiva Europea de Debida Diligencia en Derechos Humanos. Todo ello hará que veamos un claro impulso de la “S” Social y su integración en la estrategia empresarial. 

 

Habla de las conversaciones para aprobar una Taxonomía Social. ¿En qué punto se encuentran? 

No tener una visión equilibrada de los retos de la sostenibilidad y no entender que al final la “S” debe estar en el centro es un error porque al transformar los medios de producción de las empresas e integrar nuevas formas de trabajar, es necesario analizar los efectos que ello tiene en el bienestar de los empleados.

El último “Global Risks Report” del World Economic Forum marca que los principales riesgos en el largo plazo son ambientales, pero en el corto plazo pone énfasis en la desigualdad o la destrucción de empleo por el impacto de la tecnología o en los retos vinculados a la salud, con foco en la salud mental. En el contexto de reconstrucción post COVID-19, esta reflexión sobre la transición justa tiene que ser muy relevante.

Hemos estado en modo de emergencia, pero esta reflexión sobre la transición justa tiene que ser muy relevante

Previendo la llegada de la Directiva Europea de Debida Diligencia en Derechos Humanos, en Forética hemos diseñado un kit para la integración de este tema en la estrategia empresarial. En 2021, un 10% de las compañías tuvo una controversia en materia de derechos humanos. La pandemia ha acelerado la desigualdad, ha ampliado los colectivos vulnerables y los desequilibrios en el acceso a la educación o a otros ámbitos se han visto muy afectados. Ante esta realidad, las empresas deben tener un papel en la compresión del problema, previamente a esa transición, intentar ser responsables y, a la hora de llevar a cabo una reestructuración, formar a sus equipos para que tengan las habilidades necesarias en el futuro del trabajo, ya sea en la misma empresa o en otra.

Armonizar todas estas conversaciones sobre salud, diversidad, derechos humanos, empleo… e incorporarlas en las estrategias corporativas no va a ser nada fácil porque tampoco lo está siendo en el tema ambiental. Pero es un esfuerzo que merece la pena hacer para conseguir que las personas se desarrollen, avancen y tengan calidad de vida dentro de los límites del planeta. Desde Forética queremos potenciar más este desarrollo social a lo largo de este año.

 

Desde Forética siempre han defendido el papel y poder del consumidor para dar el empujón definitivo a la sostenibilidad. ¿En qué punto se encuentra el consumidor?

Los ciudadanos quieren saber si las empresas hacen las cosas bien. Antes hacer las cosas bien era crear trabajo y no contaminar alrededor de tu planta… Ahora hacer las cosas bien es ser cero emisiones, cero residuos, formar a la gente, tener una plantilla diversa… El año pasado el 70% de los ciudadanos decían haber dejado de comprar en alguna ocasión a empresas por ser poco éticas o poco responsables. Datos como éste refuerzan el claro vínculo entre sostenibilidad y competitividad, ante un consumidor cada vez más consciente.

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