ENTREVISTA

Una empresa que hace filantropía no es responsable si deslocaliza su producción


Juan José Barrera,

director general de Economía Social, Trabajo Autónomo y RSE de Ministerio de Trabajo e Inmigración

Juan José Barrera 22/03/2010

En épocas de crisis es cuando una empresa debe demostrar más su Responsabilidad Social, opina Juan José Barrera. El esfuerzo y el diálogo dedicados a salvar el mayor número de puestos de trabajo o a evitar una deslocalización demuestran la responsablidad de una empresa más allá del cumplimiento de la legalidad.

El año pasado se creó el Consejo Estatal de Responsabilidad Social Empresarial que usted dirige. ¿Cuál es su valoración de los primeros meses del Consejo?

Está cumpliendo con su principal objetivo: constituirse en un centro de debate para todos los actores que participan en la Responsabilidad Social de las empresas, lo cual no era tarea fácil. Y no era fácil porque estamos hablando de empresas, pero también de trabajadores, de distintas organizaciones sociales, de expertos y de los tres niveles de la Administración Pública.
Los grupos de trabajo están avanzando con la intención de llegar al próximo mes de marzo con algunas conclusiones. Aprovechando la presidencia de la UE por parte de España, se va a celebrar una Conferencia Europea de Responsabilidad Social de las Empresas y trabajamos para reunir a representantes de los gobiernos de los países de la Unión y, al mismo tiempo, representantes de empresas, sociedad civil, organizaciones empresariales, sindicatos, etc. Ése sería un buen momento para exponer los trabajos del Consejo.

España es pionera en materia de RSE con la creación del Consejo. ¿Qué puede aportar nuestro país con esta iniciativa?

En España, desde el año 2004 el Gobierno empieza a crear un discurso de fomento de la RSE y es en esa línea que se crea el Consejo, como resultado del diálogo con empresarios, trabajadores, sociedad civil y Administraciones Públicas.
Éste es un modelo institucional que no existe en ningún otro país y de hecho otros buscan reproducirlo o adaptarlo.

¿Cuáles son los retos en esta materia en nuestro país?

España quizás sea uno de los países dentro de la Unión Europea donde más empresas elaboran informes de Responsabilidad Social y suscriben compromisos en esta materia. Sin embargo, todavía debemos seguir avanzando.
Por ejemplo, hay que unificar los discursos de las compañías ya que todavía nos encontramos con que la Responsabilidad Social de las empresas no está bien interpretada por algunos, que la identifican con la filantropía, cuando es más que eso.

¿Cómo debería definirse?

La RSE trata de plantear cómo operar de forma socialmente responsable con todos los actores implicados: accionistas, proveedores, trabajadores, el entorno local donde me desenvuelvo… Es una política integral que toca muchos factores.
Una empresa no es socialmente responsable aunque haga filantropía, cuide el medioambiente o financie a una ONG, si después deslocaliza su producción en un territorio que dependía casi en exclusiva de su actividad.

La visión integral ya marca una definición concreta de RSE...

Las compañías que operan en mercados internacionales, comercializando bienes y servicios, suministrándose con proveedores o trabajando con distribuidores de países del Tercer Mundo, se encuentran con legislaciones en materia de derechos humanos o de relaciones laborales mucho más laxas que las españolas. Y ésa es una ocasión de oro para demostrar si esa empresa es socialmente responsable, si traslada sus formas de actuar a las relaciones en el Tercer Mundo.

¿Con la crisis es más complicado ser socialmente responsable?

Para mí una empresa socialmente responsable es aquella que intenta buscar fórmulas para preservar el mayor número de puestos de trabajo y negociar con los otros actores, en este caso con los trabajadores, fórmulas distintas por encima del Estatuto de los Trabajadores.
Hay quien plantea ser socialmente responsable porque en vez de pagar los días por año trabajado que establece el Estatuto de los Trabajadores ha pagado algo más. Sin embargo, lo que ha hecho esta empresa ha sido arreglar un problema y pacificar a sus trabajadores.
Aquella otra empresa que busca poder salir todos juntos de la crisis y conservar el empleo, pero también mantener lógicamente la rentabilidad y competitivdad de la compañía sí es responsable. O aquella otra que, en lugar de deslocalizar su producción –cosa que la ley le permite–, conversa con el entorno local y busca soluciones para mantener su actividad.
En una situación como la actual, hay que mantener los empleos, pero lógicamente también mantener que el proyecto empresarial sea rentable, competitivo, que siga funcionando, etc. Por eso, la Responsabilidad Social de las empresas está por encima del cumplimiento estricto de las
normas.

Con el listón tan alto ¿no van a quedar muy pocas empresas socialmente responsables?

Históricamente, en otras épocas de crisis económica, se ligaba las empresas o sociedades responsables con sus apor taciones sociales. Es decir, qué hacían las empresas hacia la sociedad más allá de su objeto social, que es producir bienes y servicios. En esos momentos, son muchas las opiniones que justifican que la RSE es acción social, o filantropía, etc. Mucha gente me pregunta ahora si con la crisis actual la Responsabilidad Social Empresarial llegará a su final. Esto me demuestra que hay gente que todavía no ha entendido el mensaje y la filosofía de la RSE, ya que vinculan de manera clara la responsabilidad con los beneficios que genera la empresa. Así, son compañías que realizan, solamente, acciones que les dotan de buena imagen corporativa, siempre y cuando cuenten con beneficios.

No hemos entendido nada...

Es ahora cuándo realmente hay que demostrar si se es socialmente responsable porque ahora es cuándo las empresas tienen que dar respuestas a situaciones críticas diferenciadas a lo que establecen las normas.

Uno de los grupos de trabajo del Consejo pretende concluir si se deben regular los informes de sostenibilidad. ¿En qué se basa este propósito?

El elemento central de análisis de este grupo es conocer qué características deben tener los informes de sostenibilidad y cuál debe ser la formulación de sus verificaciones y seguimiento. En este momento no debatimos sobre la obligatoriedad o no de estos informes.

¿Por qué puede ser necesaria una regulación?

Actualmente los informes son muy distintos entre sí, unos hablan sólo de acción social, otros de filantropía o relaciones laborales... El Consejo debería establecer qué información debe tener esa publicación para ser considerada como Informe de Sostenibilidad. Después cada uno ya valorará su contenido.

Y ¿en cuanto a su seguimiento?

La Responsabilidad Social Empresarial es un concepto dinámico, por lo tanto tiene que disponer de un sistema de seguimiento para comprobar si la empresa está evolucionando o no, si va por buen camino. En este seguimiento, las empresas deben preguntarse varias cuestiones: cómo se evalúan, cómo se ven a ellas mismas, cuánto crecen en su progresos dinámicos, etc.
Para ello, también deben conocer qué agentes les tienen que observar. Es un dato importante, ya que hay que ser conscientes de la información que generan, del informe de sostenibilidad y de qué agentes lo realizan.

¿Cómo cree que perciben en el extranjero el trabajo de España en materia de RSE?

En nuestro país hay muchas ganas, por parte de todos los actores, de trabajar en esta dirección. Particularmente, cuando me reúno con alguno de los miembros de otros países noto una cierta envidia sana. Desde el exterior, destacan que, pese a que no todas las empresas y Administraciones estemos de acuerdo sobre toda la temática de la RSE, sí lo estamos en el mero hecho de hablarlo y ver cómo podemos avanzar. Creo que ésta es nuestra aportación esencial. Además, disponemos en nuestro país, por ejemplo, de la Ley de Contratos del Estado, que también destacan los países miembro de la Unión Europea.

¿No es un proceso demasiado lento?

Los avances, evidentemente, se dirigen hacia los temas que, en momentos determinados, son los primordiales. Por lo tanto, es un proceso lento, pero creo que así se logran acuerdos que se sustentan mucho más.
En este proceso se observa cómo hay posturas que se acaban adaptando, cómo otras empresas que hace cuatro o cinco años creían que la RSE sólo les comportaría mayores obligaciones y ahora preguntan qué deben hacer para estar a la orden del día en materia de Responsabilidad Social, etc.

Por lo tanto ¿la propia idea de RSE ha cambiado los últimos años y se ha ido acercando a las empresas?

Sí, creo que ha cambiado mucho y precisamente esa evolución es la que nos ha llevado a este diálogo. La situación actual se centra en ver qué es lo que cede cada parte y observar hacia dónde se va avanzando.

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