ENTREVISTA

Necesitamos una nueva economía que sea más verde, más inclusiva y más responsable


Víctor Viñuales,

director ejecutivo de Ecodes

Víctor Viñuales 12/02/2014

Ecodes trabaja para conseguir el bienestar de todas las personas dentro de los límites del planeta. Por este motivo, la organización busca cómplices entre la ciudadanía, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y las administraciones públicas, para acelerar la transición a una economía verde, inclusiva y responsable, enmarcada en una nueva gobernanza, mediante la innovación y la creación de puentes y alianzas.

¿En qué situación nos encontramos en la lucha contra el cambio climático?
En materia de cambio climático estamos asistiendo a una situación muy triste porque esa gobernanza global que debería haber en nuestro planeta está prevaricando. Sabe lo que debe hacer, conoce la situación y las consecuencias de no hacer y sin embargo no hace nada. Cumbre tras cumbre los líderes políticos se reúnen y vuelven a no acordar lo que saben que tienen que hacer. Ha pasado en la Cumbre de Copenhague, en Río de Janeiro… Los líderes globales están presos del cortoplacismo y cuando asisten a estas cumbres están pensando en las próximas elecciones o, en el mejor de los casos, piensan en qué es lo mejor para su país, pero ¿alguien está pensando en qué es lo mejor para los bienes comunes? Además, el otro gran problema en esa gobernanza global es que los acuerdos se toman por consenso, que quiere decir por dilución homeopática. Un país lanza una propuesta para reducir un 50% las emisiones en el año 2030 y comprometiendo 200.000 millones de euros, pero otro no quiere poner una fecha concreta, otro pide que no se fije una cantidad económica concreta y un tercero añade que se sustituya la reducción del 50% de emisiones por la reducción de la mayor cantidad posible. Con lo cual el resultado final es un texto vaporoso y con vaguedades.

¿Y qué debemos hacer para cambiar la situación?
La ciudadanía global tenemos que desarrollar una diplomacia cívica global. No puede ser que dejemos el futuro sólo en manos de los líderes del planeta porque ya hemos visto que eso solo no funciona. Tenemos que seguir presionándolos, empujándolos y, a la vez, tenemos que hacer cosas globales.

¿Qué papel debe jugar la empresa?
Por supuesto las empresas tienen que ser rentables económicamente, pero también necesitamos una empresa que no se desvincule de los intereses globales y que no haga dinero contra los intereses de la humanidad. Estas empresas son posibles y necesarias. Lo que no puede ser es que estemos anclados en la empresa del siglo XIX porque ha pasado mucho tiempo y sabemos muchas cosas. Sabemos, por ejemplo, que para conseguir el desarrollo sostenible que necesita este planeta las empresas son imprescindibles siempre y cuando no sólo miren los intereses de los accionistas, sino que a la vez miren hacia los intereses de la sociedad. Esta empresa es la que necesitamos.

¿Cómo debe ser la empresa del siglo XXI?
El modelo del siglo XIX es una empresa que hace números, gana dinero y reparte dividendos a los accionistas, pero en ese hacer dinero crea mucho malestar social y medioambiental, y luego es el Estado o la comunidad quien trata de compensar y solucionar los problemas que ha causado. Necesitamos una empresa que desde el principio resuelve cómo hacer dinero ayudando a resolver los problemas ambientales y sociales. Este modelo está emergiendo y es la empresa que necesitamos, una empresa de valor compartido que aporte valor social y empresarial. Las empresas del siglo XIX son egoístas y cortoplacistas. No necesitamos estas empresas, no son buenas y tienen que extinguirse.

En este modelo, ¿los ciudadanos qué papel deben jugar?
La responsabilidad de los ciudadanos a la hora de empujar el cambio empresarial es un tema crítico. Al final la bicicleta del cambio tiene dos pedales: uno, que haya una oferta de bienes y productos sostenibles, pero esa oferta no se puede mantener, crecer, ni desarrollarse si no hay una demanda de estos bienes y productos. Si una empresa textil, en el ejercicio de su responsabilidad con el medio ambiente, pone en el mercado camisetas de algodón orgánico, pero nadie las compra, las tendrá una temporada, dos a lo sumo, pero luego las dejará de vender por falta de demanda. En ese sentido creo que los consumidores tenemos una gran responsabilidad en el cambio.

En las encuestas los ciudadanos aseguran premiar a las empresas responsables, pero luego la realidad es que no compran productos sostenibles. ¿Qué hacer ante esta paradoja?
Es lo que los psicólogos llaman la disonancia cognitiva, quieres una cosa pero haces otra. En Suiza el 25% del café que se consume es de Comercio Justo mientras que en España podemos estar hablando del 1%. ¿Están los suizos 25 veces más concienciados? No. Lo que sucede es que es gente más consecuente y más coherente.

¿Cómo valora las políticas de Responsabilidad Social que ponen en marcha las empresas?
Hay una Responsabilidad Social soft y otra hard. La blanda es cuando la empresa se plantea qué hacer con una parte de sus beneficios, pero no se cuestiona su modelo de negocio. Éste es un modelo poco problemático en el que la Responsabilidad Social se identifica con una buena filantropía. El modelo que necesitamos es aquel en el que la empresa se plantea cómo gana dinero y en qué medida hacerlo de una manera o de otra tiene unos efectos positivos para el medio ambiente y para la sociedad. Una empresa responsable no es la que hace obras de caridad, sino la que se plantea permanentemente qué hace, cómo lo hace y de qué manera.

¿Considera que la crisis ayudará a potenciar la Responsabilidad Social?
Hay argumentos para las dos visiones. Es cierto que en el origen de la crisis encontramos un capitalismo sin ninguna responsabilidad social, desinteresado por el impacto social que causaba, etc. Hay muchas razones para que a quien les costara entender esto de la Responsabilidad Social lo hayan entendido. La falta de Responsabilidad Social no sólo es mala para el planeta y las personas, sino que también es mala para la economía del largo plazo.

¿Cuál debe ser el papel del Estado: legislar o mantener la voluntariedad?
Hay ámbitos en los que se puede apelar a la voluntariedad, pero en aquellos aspectos en los que esté claro el interés general es obligación del Gobierno legislar. El problema es que los gobiernos no legislan, ni de forma dura ni blanda.

¿Cómo se puede cambiar la tendencia apelando a la voluntariedad de las empresas?
En el año 2000, Reino Unido hizo una normativa muy blanda que establecía que todos los planes de pensiones tenían que informar si cumplían criterios de responsabilidad social, no obligaba a tenerlos, pero sí a informar. Es una legislación blanda, pero efectiva, porque ese pequeño incentivo a la transparencia ha provocado que hoy en Reino Unido el 10% de la inversión tenga criterios ISR, mientras que en España estamos por debajo del 1%. Lo mismo ha pasado con la etiqueta de eficiencia energética, ha provocado un cambio muy positivo y ahora todos los electrodomésticos son más eficientes. Los gobiernos tienen que cumplir con sus obligaciones. Unos legislarán con mayor laxitud, otros, de forma más dura y otros, promoverán la voluntariedad, pero lo cierto es que la mayor parte de los gobiernos pecan de omisión.

¿Cuáles cree que son los retos a nivel social y medioambiental que se nos plantean? ¿Han cambiado con la crisis?
Con la crisis hemos descubierto que necesitamos una nueva economía que sea más verde, más inclusiva y más responsable a la vez. Necesitamos que no haya corrupción y que se ponga el foco en las personas y en el planeta. Tenemos que encontrar una economía capaz de resolver, a la vez, los desafíos ambientales, sociales y económicos, porque para resolver los problemas del empleo no podemos destrozar los ríos ni a la inversa. Tenemos que resolver, como en un sudoku, todas esas variables. Éste es el desafío que tenemos en el siglo XXI y que estamos obligados a resolver.

Carbonpedia: 300 huellas de carbono disponibles


Ecodes, con la colaboración de Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, han presentado “Un año de Carbonpedia”, el informe que recoge el trabajo realizado a lo largo de todo este año para alcanzar los objetivos fijados. Entre los logros conseguidos en este primer año de trabajo destaca las cerca de 300 huellas de carbono mediante una Iniciativa crowdsourcing, la constitución de un panel de expertos formado por 13 profesionales en los campos de la Responsabilidad Social Corporativa y Cambio Climático, así como la mejora en la transparencia y comunicación climática de las entidades que han introducido datos en Carbonpedia.

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