ENTREVISTA

Gracias a este proyecto, los voluntarios le han puesto cara al concepto de “pobreza energética”


Víctor Viñuales, María Malaxechevarría,

director ejecutivo, directora general de Sostenibilidad de Fundación Ecología y Desarrollo, Endesa

Víctor Viñuales, María Malaxechevarría 27/10/2016

El año pasado Endesa puso en marcha un programa de voluntariado energético con Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) dirigido a un número reducido de familias vulnerables de Zaragoza y Barcelona que ha supuesto todo un éxito. En él han participado más de una treintena de empleados y ya preparan una segunda edición en estas ciudades y en otras como Tenerife, Fuerteventura y Sevilla. Se trata de una colaboración que prueba que, juntos, se puede luchar contra la pobreza energética, a la vez que se mejora la sostenibilidad del planeta.

¿Cómo surgió la idea de poner en marcha este programa?
María Malaxechevarría. En Endesa contamos con un gran número de iniciativas de voluntariado de diversa índole, pero hasta ahora ninguna estaba relacionada con nuestro negocio, el suministro de energía. Como somos conscientes de que hay una necesidad real en la población en este sentido, hace un año decidimos lanzar un programa de estas características.

¿En qué consiste?
María Malaxechevarría. El objetivo es ayudar a las familias más vulnerables desde el punto de vista energético. Por este motivo, decidimos apoyarnos en Ecodes, una institución que ya contaba con un proyecto que abordaba el problema de la pobreza energética en Zaragoza. Asociarnos con ellos nos aportaría la confianza necesaria para que la iniciativa tuviera el éxito que esperábamos. Claro que eso también supuso para nosotros, al principio, una reflexión interna sobre la conveniencia de estrechar lazos con una organización muy centrada en temas de pobreza energética y con la que habíamos tenido algún desacuerdo. No obstante, también nos dimos cuenta de que dar ese paso iba a reflejar nuestro compromiso por hacer las cosas de forma distinta, incluso con organismos que no comparten nuestras ideas en determinados aspectos.

Víctor Viñuales. Para nosotros también suscitó un debate interno importante, porque en muchas ocasiones hemos discrepado de lo que hacen las compañías eléctricas en distintos campos. Sin embargo, pensamos que teníamos que ser capaces de hacer dos cosas a la vez: seguir discutiendo en lo que no estamos de acuerdo y cooperar en lo que sí. Y en este caso, y con respecto a lo que quería hacer Endesa, no teníamos ninguna discrepancia. Además, entendíamos que no tenía sentido castigar a las familias beneficiarias por existir diferencias entre nosotros, de modo que nos pusimos a trabajar conjuntamente.

¿Cómo estructuraron el programa a partir de entonces?
María Malaxechevarría. En primer lugar, se procedió a la selección de las familias vulnerables en Zaragoza y Barcelona, las dos ciudades en donde iniciamos el proyecto. En ese proceso no participó Endesa, sino que lo dejamos en manos de Ecodes.

Víctor Viñuales. Nosotros nos apoyamos en el criterio que nos aportaron los profesionales de los servicios sociales de los ayuntamientos, porque ya conocían la situación y las necesidades que tenían las familias.

María Malaxechevarría. A partir de ahí, lo dividimos en dos fases. La primera consistió en la realización de un diagnóstico energético de las viviendas y en el asesoramiento a las familias para impulsar medidas de eficiencia y optimización de su factura. La segunda permitió elaborar un plan de contingencias en el que se detectaron los potenciales puntos de riesgos y se solucionaron con el envío de instaladores certificados.

Víctor Viñuales. Como complemento, técnicos de Ecodes, en Zaragoza, y Ecoserveis, en Barcelona, impartieron formación energética a las familias, porque en muchos casos no se trata de un tema tecnológico, sino cultural y de falta de información por su parte. Por ejemplo, el 89% de los hogares donde hemos trabajado que podían acogerse al bono social no lo estaban haciendo por puro desconocimiento.

¿Qué papel desempeñaron los empleados de Endesa en este programa?
María Malaxechevarría. Lanzamos la iniciativa para los empleados de Zaragoza y Barcelona, que la acogieron de forma muy positiva. De hecho, en Barcelona tuvimos que hacer una segunda fase del proyecto, que finaliza en noviembre, debido al gran número de voluntarios que hubo. Su tarea consistía en visitar los domicilios de las familias beneficiarias, analizar su situación energética, asesorarles e implementar las medidas de ahorro adecuadas, modificando en algunos casos los contratos que tenían.

¿Qué es lo que más han valorado los voluntarios?
María Malaxechevarría. De forma práctica, todos ellos recibieron una formación sobre optimización de la factura eléctrica y eficiencia energética para que luego la pudieran aplicar en sus visitas a las familias. Es un conocimiento que les ha venido muy bien y lo han recibido satisfactoriamente. Pero lo que más han valorado ha sido la experiencia social que han vivido. El concepto de “pobreza energética” es algo abstracto, pero que, gracias a esta iniciativa, los voluntarios le han puesto cara. Han conseguido un acercamiento real a las familias, el poder ayudarlas y la satisfacción de conseguir una vivienda más eficiente y con menor consumo energético. Además, han agradecido mucho que la compañía les haya acompañado permitiendo hacer el voluntariado en sus horas de trabajo, aportando materiales, sufragando el coste de los instaladores… Eso también les ha dado orgullo de pertenencia.

Víctor Viñuales. A nosotros nos ha parecido una experiencia muy relevante para los empleados, porque han podido trabajar la empatía con las familias que han visitado, confrontándola con la realidad que viven.

¿Pueden aportar alguna cifra que resuma los beneficios que este proyecto ha proporcionado a las familias beneficiarias?
Víctor Viñuales. En total han participado 14 voluntarios de Endesa en Zaragoza, y 23 en Barcelona, que han ayudado a 15 y 30 hogares, respectivamente. Concretamente en Zaragoza, que ya se ha cerrado el proyecto, porque en Barcelona todavía nos quedan un par de semanas, los ahorros en la factura de los hogares beneficiarios sólo por la mejora del contrato al acogerse al bono social y optimizar su potencia energética han sido de media del 22%. A eso había que añadir la rebaja de la factura por los ahorros energéticos que, de media, viene siendo un 13%. En otras palabras, han ahorrado en torno al 35% en su factura. Y esto es un promedio, porque hay hogares que han llegado a reducir ese gasto hasta en un 48%. Estas cifras son muy buenas no sólo para la economía familiar, sino también para los ayuntamientos y el planeta en general.

¿Qué valoración entonces pueden hacer del proyecto?
Víctor Viñuales. Nosotros estamos realmente satisfechos con esta iniciativa porque consideramos que hemos hecho todos un trabajo muy positivo. Y cuando digo “todos” no me refiero solamente a Endesa y Ecodes, sino también a los ayuntamientos que se han implicado y a otras entidades sociales que han participado. De hecho, hemos conseguido construir un ecosistema de colaboración en el que se ha puesto de manifiesto que la suma de muchos permite transformar lo que ocurre y crear soluciones alternativas.

Además, desde nuestro punto de vista, este proyecto tiene dos enseñanzas de valor general. Una es que ha permitido conciliar por sí mismo el vector social y el ambiental, cuando en muchas ocasiones se abordan por separado y no debería ser así, porque ambos están unidas. El proyecto simboliza perfectamente nuestra visión porque, a la vez que aporta un valor para las personas concretas, es beneficioso para el planeta. La segunda es que no podemos seguir encapsulados en nuestra zona de confort, no hablando con quien discrepa y no arriesgándonos. Y es que la solución a los problemas del planeta y al cambio climático tiene que ver con que hablemos todas las partes.

María Malaetxevarría. Por nuestra parte, también estamos muy satisfechos por la aceptación que ha tenido este proyecto, sobre todo porque el comienzo no fue fácil para ninguno de los dos. Apostamos por Ecodes y tuvimos que convencer a la compañía de que ellos eran los mejores socios para trabajar sobre pobreza energética. Y eso también ha sido un éxito: demostrar que compartimos espacios comunes en donde podemos construir juntos algo bueno para todos.

Y ahora, ¿cuál es la siguiente fase?
María Malaxechevarría. En cuanto acabe durante el mes de noviembre el programa en Barcelona, firmaremos el convenio de renovación con Ecodes, con el objetivo de comenzar ese mismo mes una nueva etapa en la que ampliamos el proyecto a tres ciudades más: Tenerife, Fuerteventura y Sevilla. Iremos implantando esta iniciativa en todas ellas a medida que avancen los meses de invierno. Además, vamos a abrir la convocatoria a los empleados prejubilados de la empresa e incorporamos un nuevo socio al proyecto, la Fundación Endesa, que para nosotros también resulta muy importante porque refuerza nuestro compromiso con la sostenibilidad.

Por otra parte, Endesa ha puesto en marcha una nueva estrategia para integrar el aspecto social en la gestión del día a día de la empresa. ¿Podría explicar qué es exactamente?
María Malaxechevarría. Se trata de una nueva forma de actuar que pusimos en marcha hace algo más
de un año. Es la metodología que llamamos CSV (Creating Shared Value) y básicamente consiste en analizar el impacto social que tienen nuestras operaciones en las localizaciones donde estamos presentes. La idea es entender la problemática del entorno social donde operamos para integrar esa variable en la forma de comprender el negocio, tanto en generación como en distribución e ingeniería. Es una aproximación al mercado diferente que se está haciendo en todo el Grupo Enel, del que formamos parte, con una forma común de hacer las cosas.

¿Cuál es el procedimiento que siguen?
María Malaxechevarría. En primer lugar, se realiza un análisis de la zona donde estamos presentes, teniendo en cuenta variables como la tasa de paro, el grado de educación, el tipo de familias que viven, el tejido industrial existente… Con toda esta información componemos una radiografía social de esa ubicación, identificando también los principales grupos de interés. A continuación, nos reunimos con ellos para conocer cuáles son sus expectativas y en qué áreas podemos trabajar conjuntamente. Por ejemplo, en Canarias nos hemos dado cuenta de que la gente desconoce el sector eléctrico y, más concretamente, nuestra central. Por eso, estamos implantando una serie de jornadas de puertas abiertas para que los ciudadanos vean cómo es una instalación de esta clase, darles a conocer cómo funciona esta industria o explicar los detalles de la factura eléctrica. En otras palabras, se trata de fomentar vínculos con estos colectivos de forma proactiva, incorporando la variable social al negocio.

¿En qué punto se encuentran ahora en ese proceso?
María Malaxechevarría. Hasta el momento hemos estado trabajando en la línea de negocio de generación tocando todos los eslabones de su cadena de valor. El próximo reto es pasar al negocio de la distribución. Vamos poco a poco porque es un proceso muy intensivo en horas dedicadas. Hay que pensar que en todos casos partimos de cero, puesto que no es fácil encontrar información tan concreta sobre las regiones donde estamos presentes.

¿Cómo están apoyando los empleados el trabajo que están realizando?
María Malaxechevarría. Estamos teniendo una buena reacción. De hecho, me gustaría destacar la predisposición que están teniendo todos los profesionales del área de generación, que son con quienes primero estamos trabajando. Les estamos acompañando en este nuevo recorrido, pero ellos también a nosotros. Sin duda, están entendiendo lo que supone la metodología CSV para la empresa y lo están sabiendo poner en valor en su trabajo.

Hacia la erradicación de la pobreza energética

Este concepto refleja una realidad muy común en los últimos años en nuestro país, la de las familias que tienen que dedicar más del 10% de su renta disponible a su factura energética. Precisamente, Ecodes cuenta con un programa denominado “Un hogar sin energía”, cuyo objetivo principal es, en palabras de Víctor Viñuales, “hacer que la energía sea asequible para todos”. Se trata, según el directivo, de “un problema que atraviesan muchas familias españolas que hay que ayudar a corregir, porque la energía condiciona la vida entera. Sin ella no se tiene acceso a muchos otros servicios”, concluye.

Integrando el componente social en el negocio

Endesa ha puesto en marcha una nueva metodología de trabajo transversal, denominada CSV (Creating Shared Value), que implica el esfuerzo de todos los departamentos de la compañía con el fin de introducir el componente social de cada región donde están presentes en el propio negocio de la empresa. “Su importancia es tal que cada propuesta de inversión en generación tiene que venir acompañada de un proyecto CSV para que se apruebe”, afirma María Malaxechevarría. Lo bueno, eso sí, es que esta nueva forma de actuar ya está calando en el día a día de los empleados y la están empezando a incorporar a su cultura y rutina de trabajo.

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