Antoni Ballabriga
26/05/2022

UNEP FI tiene un posicionamiento muy sólido y reconocido en la industria

Antoni Ballabriga, copresidente del Comité Directivo de UNEP FI

En octubre de 1992, en el marco de la Cumbre de Río, ONU Medio Ambiente y el sector financiero global se aliaron para crear la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI). Después de tres décadas de historia, hoy UNEP FI trabaja con más de 400 miembros –bancos, aseguradoras e inversores– y más de 100 instituciones de apoyo para ayudar a crear un sector financiero que atienda a las personas y al planeta y, al mismo tiempo, tenga un impacto positivo. En esta entrevista, conversamos con el copresidente del Comité Directivo de UNEP FI y director global de Negocio Responsable de BBVA, Antoni Ballabriga, sobre el papel de sector financiero en aras de alcanzar el reto de la transición energética, así como la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por Naciones Unidas en 2015.

El próximo mes de octubre se celebran los 30 años de la creación de UNEP FI. ¿Cómo ha evolucionado?

UNEP FI nació como alianza del sector financiero con el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas y, desde entonces, se ha convertido en un foro que ha tenido su propio desarrollo. En 1992, las finanzas sostenibles estaban en un estadio embrionario y durante muchos años la iniciativa tuvo un enfoque muy centrado en desarrollar marcos de referencia y estándares para generar consciencia, con un foco centrado en la banca mayorista y una visión más reducida de lo que hoy es la sostenibilidad. Desde entonces, UNEP FI ha evolucionado mucho incorporando una visión completa de los retos en sostenibilidad y ha tenido claramente un despegue espectacular.

 

¿Qué hitos destacaría en sus tres décadas de historia?

A lo largo de su historia, en primer lugar, destacaría la aprobación de los Principios de Inversión Responsable, que fueron apoyados por el entonces secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, y se convirtieron en un trabajo que UNEP FI ha seguido consolidando. Pero, a partir de 2015, se genera una dinámica muy distinta en la que las instituciones y Naciones Unidas empiezan a ver que el sector financiero y el sector privado tienen un rol estratégico para la consecución de los Objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible. Ello se traduce en el hecho de que el mandato a UNEP FI es mucho más sólido y se observa como un punto de anclaje entre el sector financiero y Naciones Unidas.

En los últimos cinco años se ha producido un crecimiento exponencial y UNEP FI ha pasado a ser una entidad de referencia en el sector financiero con la aprobación de los Principios de Seguros Sostenibles y, posteriormente, con los Principios de Banca Responsable. Este posicionamiento de UNEP FI como foro de referencia se ha demostrado, recientemente, con la creación de la Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ), que es la alianza del sector financiero para las cero emisiones y donde UNEP FI es la plataforma que hace de secretariado de las alianzas de banca, de seguros, de inversores. Creo que hoy UNEP FI tiene un posicionamiento muy sólido y reconocido y es un momento importante para la industria.

 

En su opinión, ¿en qué momento nos encontramos en la actualidad?

Estamos viviendo en un momento de movimiento tectónico similar al que sucede cuando las placas terrestres se mueven y se generan nuevos continentes. Hace apenas un año era inimaginable que, en la Cumbre de Glasgow, un total de 450 entidades financieras -entre inversores, aseguradoras y banca-, nos comprometiéramos a alinear nuestras carteras de inversión y de crédito a 2050 para conseguir esa neutralidad climática. Estas 450 entidades suponen 130 billones de dólares en activos y, en el caso de banca, representamos el 43% de la banca a nivel mundial. En la COP 26 el sector financiero dio un mensaje muy claro y nítido de que está listo y preparado para acompañar esa transformación. Ahora hay que dar una señal clara a los gobiernos para que fijen objetivos de transición creíbles y realistas para todas las industrias, puesto que el sector financiero va a acompañar a todos los clientes en su transformación. Como miembro de UNEP FI y como banco es un orgullo haber participado de este cambio tectónico.

 

¿Qué circunstancias se han producido en los últimos años para que ahora se produzca este cambio tectónico del que habla?

En primer lugar, creo que la ciencia ha dejado muy claro que la crisis climática va a tener repercusiones financieras. Del mismo modo que Naciones Unidas aprobó los Objetivos de Desarrollo de Sostenible y se alcanzó el conocido Acuerdo de París, en 2015 el entonces gobernador del Banco de Inglaterra y el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera del G20, Mark Carney, aseguró en su discurso que el cambio climático era un riesgo sistémico y financiero. Cuando suceden todos estos acontecimientos y lo aceptan las instituciones que velan por la estabilidad financiera en el mundo se produce un cambio radical porque la gestión de este riesgo y esa oportunidad se tiene que incorporar a todo el sistema financiero. Cuando se reconoce que el cambio climático va a afectar a la economía de una forma importante es cuando los bancos centrales y las entidades bancarias empiezan a velar, de una forma ordenada, por los clientes afectados por los riesgos y el sistema financiero empieza a actuar de cadena para que las empresas y la economía, en su conjunto, aborden este tema de otra manera.

Cuando se toma consciencia de que no se trata de un riesgo reputacional u operacional, sino que también es un riesgo financiero, es cuando se produce el cambio y el sector financiero se toma el tema en serio, tanto en clave de riesgo como de oportunidad. Hay una oportunidad de negocio porque se trata de canalizar fondos de unos sectores a otros. En este proceso habrá ganadores y perdedores y tenemos que conseguir que todos tengan la oportunidad, pero como sector financiero lo leemos en clave de oportunidad y somos los que podemos lograr que se haga de una forma ordenada.

 

¿Cómo cree que se debe invertir en la transición hacia un modelo de economía descarbonizada?

Tiene que venir acompañado de un marco robusto con objetivos, con disclosure, transparencia y accountability. Al fin, lo que hemos conseguido con la creación de la GFANZ es que hemos establecido para cada industria unas metodologías avaladas por Naciones Unidas y en línea con los escenarios de cero emisiones netas del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). En el caso de banca nos exige establecer y publicar objetivos intermedios a 2030 para establecer un engagement activo con los clientes. Es decir, tenemos un marco necesario que antes no existía, y que estoy convencido que se seguirá reforzando y dentro de cinco años será más robusto y exigente de lo que es en la actualidad.

Estamos viviendo en un momento de movimiento tectónico

En los últimos años se ha producido un aumento de las desigualdades. ¿Cómo pueden contribuir las entidades financieras a disminuir esta creciente desigualdad económica?

En España tenemos una sociedad mucho menos desigual, con más igualdad de oportunidades aunque las recientes crisis de la pandemia y la invasión en Ucrania van a provocar que los más vulnerables sufran más. La desigualdad, además de ser una injusticia social, es un mal negocio para las empresas y para la banca porque tener capas de la población excluidas o que sean muy vulnerables no es bueno para la estabilidad del sistema. ¿Qué se puede hacer? Aunque en gran medida dependemos de las políticas públicas, las empresas debemos implicarnos y podemos hacer mucho. Muestra de ello es que BBVA se ha comprometido a invertir 550 millones de euros, en los próximos cinco años, en educación financiera para colectivos vulnerables y educación para el empleo. Esto es un ejemplo de que en la parte social los bancos podemos hacer mucho, pero además también podemos trabajar con nuestros propios empleados. Por ejemplo, en México, hemos lanzado la iniciativa “Salario Bienestar” de forma que hemos elevado, alrededor de un 30%, la base salarial de todo el segmento más básico de nuestra pirámide para ponerla por encima de los umbrales del país e ir cerrando esta brecha. Es una iniciativa que ha funcionado muy bien y que estamos extendiendo a otros países porque América Latina es la región más desigual del mundo, más que África y que Asia.

Y, luego, como entidad tenemos que ver qué podemos hacer con nuestros clientes y cómo podemos dar soluciones y ahí uno de los temas centrales de la banca es favorecer la bancarización y que los servicios financieros tengan un acceso universal. Es un reto, no solo en los países emergentes, también aquí con las personas mayores donde estamos trabajando para dar todavía más una mejor respuesta.

 

Naciones Unidas y el Pacto Mundial mencionan que los grandes retos empresariales son la desigualdad de género y el cambio climático. ¿Cree que son los grandes focos los de las empresas en España?

La desigualdad de género y económica son las más evidentes, pero también existe vulnerabilidad generacional, en el mundo rural, la discapacidad, la educación… Los temas que explican la vulnerabilidad son diversos y se tiene que actuar de una forma muy poliédrica. Desde el punto de vista de la equidad, uno de los ángulos más importantes, y donde las entidades financieras podemos aportar más, está estrechamente vinculado a la protección y respeto de los Derechos Humanos. Se ha hecho mucho, pero es un tema en el que se puede continuar avanzando y muestra de ello es que la futura directiva de gobernanza, sobre procesos de debida diligencia, hará que esté tema esté en las agendas.

 

¿En qué punto se encuentra el sector financiero en este ámbito?

Precisamente, en 2021 hemos dado un paso más estructural en la plena integración de estos temas en los modelos de negocio en el ámbito financiero. El primer paso importante que se dio fue con la aprobación de los ODS y el Acuerdo de París, en 2015. Pero un segundo paso muy importante fue cuando la Comisión Europea aprobó la Estrategia de Finanzas Sostenibles. Representó un punto de inflexión en un año en el que sucedieron cosas importantes. Por ejemplo, en 2021 se ha creado, por primera vez, el órgano que va a definir un estándar global en materia de reporting, se ha creado la GFANZ que era algo impensable y el año que viene tenemos que consolidar todo esto.

La GFANZ está formada 450 entidades que suponen 130 billones de dólares en activos

En mi opinión, en este camino hay un cuarto escalón que será el relativo a los Derechos Humanos y al capital natural. Son dos temas talentes que creo que van a tener un impacto relevante en el mundo financiero a partir de 2023. Los Derechos Humanos son un ámbito muy vinculado a la equidad y son un desafío mayúsculo porque más allá de nuestra actividad ordinaria con clientes mayoristas tenemos toda la parte de digitalización que es otro riesgo de exclusión y asimilación.

 

Europa está ejerciendo un rol protagonista en el impulso y arrastre de la sostenibilidad a nivel mundial ¿Por qué ese papel de liderazgo de Europa? ¿A qué se debe?

Europa está en una fase de liderazgo porque hay un consenso muy notable entre los partidos mayoritarios y esta conversación ha dejado de ser partidista. Existe un consenso unánime, en alrededor de dos tercios del Parlamento Europeo, de que realmente la sostenibilidad es una oportunidad de liderar el mundo. Creo que esto es lo que ha hecho que Europa sea el primer continente del mundo que quiera ser neutro en 2050.

En su momento, durante la pandemia, hubo dudas sobre si el Green Deal y la sostenibilidad en general quedarían en un segundo nivel, pero los fondos Next Generation EU van por el mismo camino. El problema es que dependemos otros actores como Estados Unidos, China, India, Rusia y los países emergentes para que esto sea un proceso global. No vamos a tener éxito si los emergentes no se suman y de ahí existe un tema que es recurrente en las cumbres que sigue sin resolverse que es el apoyo financiero a los emergentes. En Copenhague se aprobó, y se reafirmó la Cumbre de París, que el mundo desarrollado tenía que hacer una aportación anual de 100.000 millones de dólares a los países emergentes para apoyar la transformación. Llevamos más de 10 años y lo máximo a lo que hemos llegado ha sido un 80%. Esto provoca que los emergentes se fijen objetivos poco ambiciosos y no conseguiremos que China o la India fijen planes si no tienen un apoyo real de los países más desarrollados.

Usted ha afirmado que estamos viviendo el mayor cambio disruptivo de la historia no solo en la manera de hacer los negocios, sino también en la manera de producir y de consumir…

La sostenibilidad y el cambio climático es la mayor disrupción de los negocios y tendrá que haber un cambio muy importante de los comportamientos, pero todavía no nos encontramos en ese punto. Desde el punto de vista de los negocios, se va a producir una disrupción en el sentido de que en muy poco tiempo habrá que hacer un cambio radical en muchos temas y el sector energético es el más sensible. Pensemos que nos ha llevado muchas décadas tener el sistema energético que tenemos, desde el carbón, el vapor, el petróleo a principios del siglo pasado y ahora, en 20 o 30 años, tenemos que cambiar lo que hemos hecho. Esto pasará, hay sectores que se verán muy afectados a corto y a medio plazo, y es una disrupción jamás vivida. El estudio más reciente de McKinsey cuantifica en 275 billones de dólares la inversión necesaria en el mundo entre 2020 y 2050 para ser neutros en emisiones a esa fecha. Un 8% del producto interior bruto en todo el planeta.

Los Derechos Humanos son un ámbito muy vinculado a la equidad y representan un desafío mayúsculo

Para finalizar, ¿podría compartir un deseo alcanzable para 2022 en materia de banca responsable y sostenible?

Creo que el hito más importante para la banca a nivel global tendrá lugar en octubre de 2022 cuando los 40 bancos fundadores de la Net Zero Banking Alliance publiquemos nuestros objetivos a 2030 en los principales sectores. En BBVA ya hemos publicado objetivos en cuatro sectores: energía, auto, cemento y acero, pero tenemos que publicar tres o cuatro sectores más de aquí a octubre. Pero más allá de esto, lo importante es que habrá otros 40 bancos que también los publiquen esos objetivos que estarán alineados con la ciencia y se convertirán en métricas que seguiremos en nuestra gestión para el engagement con nuestros clientes y ayudarles a en su proceso de descarbonización. Por lo tanto, no son solo palabras, sino que esos indicadores harán que en nuestro diálogo permanente de trabajo con nuestros clientes hablemos de estos temas.

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