04/04/2014 10:18:32

Alimentos en peligro de extinción

El Banco Mundial de Semillas guarda más de 825.000 variedades distintas para evitar que desaparezcan

También conocida como “La Bóveda del Fin del Mundo”, los cultivos que aquí se almacenan podrían evitar la desaparición de la humanidad en caso de que sucediera una catástrofe global. Está situada en un archipiélago noruego, muy cerca del Polo Norte. Los científicos depositan su carga en su bóveda, la instalación está diseñada para evitar la extinción de esas plantas, muchas de ellas esenciales para la alimentación.

Aquí conviven semillas de todos los rincones del planeta, vienen de distintos países sin importar su lugar de origen, lo importante es su conservación y que ninguna especie desaparezca. Por eso los expertos se han ubicado en un lugar con condiciones muy especiales, en la ladera de una montaña en Svalbard, en una isla cercana al Polo Norte. Debido a las frías temperaturas, las semillas podrían sobrevivir varias décadas sin electricidad en la bóveda, según publica la BBC.

Construido a 120 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca en la isla de Spitsbergen, este proyecto noruego esta dividido en tres almacenes y hay capacidad para 2.000 millones de semillas, que sólo serán extraídas en caso de que se hayan agotado o se destruyan; mientras tanto se conservarán a 18 grados bajo cero en cajas de aluminio cerradas herméticamente, lo que garantiza una baja actividad metabólica y un perfecto estado de conservación durante siglos.

La bóveda es impermeable a la actividad volcánica, los terremotos, la radiación y la crecida del nivel del mar, y en caso de fallo eléctrico, el permafrost (capa de hielo permanentemente congelada) del exterior actuará como refrigerante natural. La ubicación a 130 metros (430 pies) sobre el nivel del mar asegurará que el suelo esté seco, incluso si aumenta el nivel del mar por derretimiento de los hielos polares.

"Estas variedades son supervivientes, son las que nuestros ancestros consideraron que valía la pena salvar. Creo que sería difícil contar la historia de la humanidad sin hacer referencia a lo que hay en esa sala” explica Cary Fowler a la cadena británica. Este agricultor diseñó el banco de las semillas y actualmente es el responsable de su consejo asesor y asesor ejecutivo del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos.

Evitar la desaparición de alimentos
Pero a lo largo de la historia hay alimentos que han desaparecido, evolucionan en popularidad y abundancia. Si miramos los registros históricos, solo en Estados Unidos el 86% de las variedades de manzana que crecían han desaparecido, así como las antiguas coliflores de Cornwell o la pera de Ansault. De su sabor queda constancia en algunos escritos pero ya nunca os podremos degustar.
Se introducen nuevas réplicas genéticas de cosechas y de ganado. El número de variedades de una sola especie se multiplica y la producción masiva en la agricultura ha provocado la homogeneización de ciertos alimentos.

“La agricultura hoy es sobre todo un juego de números. La gente comenzó a usar sólo un par de variedades de lo que estuviera produciendo –carne, leche, huevos o fibra– para conseguir que animales del mismo tamaño pudieran caber en una cadena de producción en serie para su procesamiento y transporte y –lo que es más importante– hacerlos crecer lo más rápidamente posible", explica Ryan Walker, director de mercadeo y comunicaciones de la organización Livestock Conservancy (Conservación del Ganado) de EE.UU.

En América del Norte, por ejemplo, se solían criar muchas variedades de ganado. Hoy, una sola raza, la Holstein Friesians, suma el 90% del ganado lechero en EE. UU., y otro 4% es el ganado Jersey. Todas las demás razas ocupan el 6% restante.

Al igual que en EE.UU. este cambio se ha producido a nivel mundial. El 20% de las 8.000 razas de animales de granja del mundo están en peligro de extinción. Esto incluye a una decena de animales: vacas, ovejas, patos y conejos.

¿Quién está en peligro?
Si comparamos las cifras con las de antes del año 1900, casi 75% de la diversidad global de plantas cultivadas ha desaparecido. Entre las especies más escasas se encuentran algunas manzanas antiguas de EE.UU. que crecen en un solo ejemplar de árbol. También la castaña americana y los chiquapins (otro tipo de fruto seco), que antiguamente eran alimentos básicos, son ahora demasiado raros para ser comercializados.

Si hablamos de ganado, hay razas muy amenazadas como las 150 cabras de Arapawa, o los 90 pavos blancos pigmeos en Alabama. El ganado Kerry se lleva el premio al más raro: únicamente 93 ejemplares. Muchas veces las variedades se quedan limitadas a la región de su comunidad y si las granjas cierran, los ejemplares autóctonos desaparecen.

Por eso los expertos reivindican la importancia de preservar estas especies y de fomentar la función del Banco Mundial de Semillas. "Si no lo cultivamos, lo perdemos", dice Richard McCarthy, director ejecutivo de la organización Slow Food USA."Y ya hemos perdido muchísimos cultivos".
Aunque es mucho el trabajo que se hace, muchas cepas se han extinguido y aún más están a punto de extinción.

El planeta está constantemente en un estado de cambio. El clima se está calentando y los patrones meteorológicos están cambiando. Conservar la diversidad alimentaria es tan importante como preservar la diversidad ecológica de la naturaleza. Pero los cultivos domesticados tienen una desventaja excepcional. Su evolución está en gran medida en nuestras manos y los hemos producido a medida con características orientadas a los beneficios, como las que favorecen el rendimiento de las cosechas y la durabilidad en lugar de adaptabilidad. Aun así es reconfortante saber que en una lejana montaña existe una bóveda que conserva parte de nuestro patrimonio alimentario.

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