El conflicto, por desgracia, es inherente a los negocios y las empresas; los lugares de trabajo están constituidos por diferentes personas y distintas personalidades, que en ocasiones no son compatibles y pueden dar lugar a problemas. De hecho, exactamente la mitad de los empleados afirma haber experimentado un conflicto laboral.
Las causas que motivan el conflicto son muy variadas, predominando el abuso de poder. Sin embargo, le siguen con porcentajes muy repartidos los conflictos de interés, la escasez de recursos, la falta de claridad, la falta de comunicación, los roces entre empleados o el estrés.
Pero lo importante es que sean resueltos de manera rápida y eficaz, con el fin de que no afecten a la productividad. Y parece que no está siendo así, pues entre los encuestados el 88% afirma que su empresa no se ha preocupado de solucionar estos conflictos.
Entre las que sí que han hecho algo para resolver el conflicto, las medidas más habituales son conversar con los implicados y si se considera necesario, remover al personal de su cargo. Le siguen desvincular a las personas involucradas y por último, realizar actividades para tratar de reducir el estrés.
Al pasar gran parte del día en el trabajo, resulta imprescindible mantener un buen clima laboral, evitando los conflictos y las situaciones de estrés. Finalmente, conservar un buen equipo de trabajo, que esté unido, favorece el rendimiento, la motivación y productividad.