13/05/2011 11:01:05

El sector papelero ha reducido un 42% las emisiones de CO2 desde 1990

El sector papelero expone sus políticas medio ambientales y destaca las propiedades ecológicas del papel

El uso de productos contaminantes o las malas praxis en el proceso de producción del papel han quedado relegados al pasado para dar paso a las certificaciones y a los sistemas de gestión medio ambientales, al control de los proveedores y al cada vez más extendido reciclaje del papel.

La industria papelera ha sido en muchas ocasiones tachada de ser la enemiga de la conservación de los bosques. Históricamente, tal como apunta Antonio Salas, director de Marketing Estratégico de Unión Papelera, “el problema ecológico principal del sector hace años era la elevada producción de dioxinas (componentes organoclorados) –potencialmente cancerígenas en altas concentraciones– que se producían cuando la pasta de papel se blanqueaba con cloro elemental. El problema acabó con la introducción del cloro gas y el uso del ozono y del peróxido de hidrógeno como agentes blanqueantes.

Existen dos sistemas de blanqueo: el Elemental Chlorine Free (ECF), cuando la celulosa no ha sido blanqueada con cloro elemental y aunque use algunas sustancias que contengan cloro el impacto medio ambiental es menor; el Totally Chlorine Free (TCF), blanqueada totalmente sin cloro; y el Process Chlorine Free (PCF), blanqueo de fibras recicladas sin derivados de cloro. El primero de ellos, y más utilizado a nivel mundial, usa el cloro en forma de dióxido de cloro, lo que produce una emisión más controlada de partículas; el segundo ha eliminado totalmente el cloro para dar paso al oxígeno puro, al ozono, al peróxido de oxígeno, o al ácido peracético; y en el tercer caso el papel puede conservar cantidades de cloro del primer blanqueo de las fibras vírgenes.

Certificaciones del sector papelero
La denominación de “papel ecológico” incluye todos aquellos productos que por su naturaleza o por la metodología utilizada durante las diversas fases de su proceso de producción son considerados como sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Los estándares de los que el sector papelero dispone ponen en orden las tipologías del papel en función a una serie de requisitos.

Los principales esquemas de certificación del papel son el FSC y el PEFC. El primero de ellos lleva unos doce años en el mercado, fue promovido por asociaciones y ONGs independientes como Greenpeace, WWF, y hace más hincapié en la biodiversidad, el apoyo a las comunidades locales, etc. Se trata de un sistema de controles y auditorías externas que demuestran que el origen del producto, la cadena de suministro, el bosque, etc. cumplen con los criterios marcados por FSC, una organización internacional sin ánimo de lucro que promueve la administración responsable de los bosques a través de normativas internacionales para la gestión forestal sostenible.

En cambio, el segundo ha sido promovido principalmente por el propio sector papelero, y aunque mantiene los criterios de sostenibilidad, su disponibilidad es más amplia. PEFC es una organización sin ánimo de lucro que promueve la gestión forestal sostenible de los bosques a escala global y que permite el reconocimiento mutuo entre sistemas de certificación nacionales. Ambos surgieron de la preocupación por la cadena de custodia de la materia prima, de la necesidad de garantizar el papel proviniera de bosques gestionados con criterios sostenibles.

Asimismo, existe otro tipo de certificados medio ambientales: la Ecoetiqueta Europea (Flor UE), el Cisne Nórdico, y el Ángel Azul. El primero de ellos se emite en función de una serie de criterios: un contenido mínimo de un 10% de fibras de bosques responsables, bajas emisiones, bajo consumo de energía y ausencia de sustancias peligrosas, principalmente; el segundo es un certificado utilizado principalmente en Escandinavia y sus criterios son muy similares a los de la Ecoetiqueta Europea; y el tercero, de origen alemán, certifica papeles gráficos y de impresión fabricados 100% con fibras recicladas y define criterios en términos de materia prima y químicos (ausencia de blanqueantes ópticos y sustancias peligrosas).

Con el fin de poder informar a los consumidores, Torraspapel ha puesto a disposición de sus clientes la declaración “Paper Profile”, que recoge la información ambiental más importante de sus productos: composición, parámetros ambientales claves –vertidos en el agua, emisiones atmosféricas, vertidos de residuos sólidos y consumo de electricidad adquirida., y las certificaciones de gestión ambiental y de procedencia de la madera. Se trata de una declaración ambiental de producto, voluntaria y armonizada a nivel internacional que sirve de guía y orientación al comprador de papel para una elección más responsable.

A día de hoy la mayor parte de las empresas del sector papelero dispone de controles muy estrictos que aseguran las certificaciones mencionadas en toda la cadena de custodia. Juan Domingo Merino, Western Europe Marketing director de Antalis, asegura que a día de hoy, como mínimo en Europa, “ninguna empresa papelera utiliza productos químicos nocivos ni arroja residuos a los ríos, como ocurría hace unas décadas. Las garantías mínimas de la industria papelera están superadas”.

El consumo de papel reduce la presencia de CO2 en la atmósfera
La consecuente huella de carbono que genera el sector se mide por la aportación de CO2 en todo el proceso de producción: desde la fabricación hasta el transporte final.

Sin embargo, la industria papelera tiene unas particularidades que la distingue del resto, según Antonio Salas: el consumo de papel provoca que se sigan plantando árboles, que tienen la capacidad de captar CO2 de la atmósfera y de fijarlo en la madera. “A pesar de ser un sector muy atacado en materia medio ambiental, es uno de los que más contribuye a la reducción de CO2”, apunta.

En este sentido, Juan Domingo Merino afirma que “desgraciadamente la industria papelera ha empezado algo tarde a ser proactiva en la labor de informar a la sociedad sobre las propiedades ecológicas del papel”. Define éste como un producto “sostenible y reciclable, que en su producción
utiliza, casi en su totalidad, energía procedente de fuentes renovables, en concreto de la biomasa, generando incluso energía extra no contaminante que puede abastecer a las comunidades más cercanas”.

Sin embargo, la conciencia ecológica va más allá de contentarse con las propiedades naturales del papel: cada vez son más las compañías que establecen procesos de fabricación más eficaces, consumen productos locales para evitar grandes desplazamientos de mercancías, usan energía procedente de fuentes renovables o de sistemas de cogeneración, optimizan las rutas en sus repar tos, etc. Como señala Juan Domingo Merino, “hace unos años la conciencia medioambiental que había no era la que existe a día de hoy y las industrias papeleras eran mucho más contaminantes, pero eso ha cambiado”. Con estas medidas el sector ha reducido un 42% las emisiones de CO2 desde 1990.

¿Reciclaje o certificación?
Otro de los pilares del papel ecológico es el reciclaje. En Unión Papelera se está promoviendo con toda nuestra fuerza, tanto en el caso de los papeles para impresión y escritura como en los de oficina”, apunta Antonio Salas. Como distribuidores de papel, son muy “creyentes en el producto reciclado y en sus enormes ventajas inherentes”.

Medio ambientalmente, la producción de papel reciclado presenta una serie de ventajas frente a las fibras vírgenes: la producción de pastas recicladas reduce el consumo de energía y las emisiones a la atmósfera, evita la emisión de carbono y metano que surgen del vertido de papel junto a otros desechos, y asegura un uso más eficaz de la materia prima. Sin embargo, las fibras de celulosa sólo se pueden reciclar hasta seis veces y no todas las tipologías de papel permiten el proceso.

Según informa Torraspapel en su web, en España la tasa de utilización de papel recuperado, que mide el consumo de éste respecto a la producción de papel, supera el 84%, siendo la más alta de Europa. Dicho papel “recuperado” o reciclado se utiliza en la fabricación de determinados tipos de papeles como papel prensa, de embalaje, cartón ondulado o estucado, y para sacos, etc. La compañía asegura que el reciclaje de papel permite reducir los vertederos y las emisiones que producen: “los 4,6 millones de toneladas de papel recuperado para su reciclaje anualmente en España suponen un ahorro de volumen en vertedero equivalente a 46 grandes estadios de fútbol y un ahorro de las emisiones en vertedero de 4,1 millones de toneladas de CO2”.

El próximo paso, según Antonio Salas, será concienciar en el consumo de productos que demuestren tener menos emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. “Esto se conseguirá minimizando la emisión de gases de efecto invernadero, o incluso promocionando el consumo de papeles que sean Carbon Neutral, cuya aportación de CO2 es prácticamente inexistente”, explica. Una forma de conseguirlo es gracias a la compra de créditos de CO2 para la disminución de estos gases en proyectos desarrollados en el Amazonas, Sudáfrica, etc.

Consultar el reportaje completo en: Reportaje Ecopapel

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