El primer reporte de sostenibilidad de Henkel se realizó en 1992, el año de la cumbre de la tierra en Río. El evento impulsó a un grupo de empresas (probablemente no más de un par de docenas) a publicar el primer informe de compromisos y acciones medioambientales. Entre aquellas compañías estaban: Bank of America, Baxter, British Telecom, Ciba-Gigy (ahora parte del Grupo Novartis), Dupont y Shell. Éstas fueron las primeras en realizar aquel informe – unas pocas más ya habían elaborado un primer reporte en los años 80, en particular de la industria química que estaba en el punto de mira de los activistas por acciones tóxicas.
En Henkel, la idea era realizar un informe cada dos años, pero según Bergmann: “Había tanto material interno y externo que decidimos que sería elaborado anualmente”. Y recuerda que “el primer informe estuvo muy centrado en Alemania y la información pertenecía básicamente a aquella sede, nuestro centro de producción. Con el tiempo el número y los sitios de producción incluidos se fueron incrementando. Actualmente, cubrimos (sitios que representan) el 98% del volumen de producción”. La calidad de los informes ha crecido también, incluyendo más aspectos de las operaciones de Henkel y del impacto de sus proveedores. A través de los años, el objetivo de los informes se ha expandido hasta incluir seguridad y salubridad (comenzando en 1998) y sostenibilidad (a partir de 2001).
Claves del informe de sostenibilidad
Según Bergmann, el reporte es el final de un proceso, en el sentido de que se informa sobre los progresos del último año. Lo que allí se recoge es lo que ya se ha hecho y conceptualizado, pero el informe obviamente da elementos para continuar trabajando en el sistema, en el modo de informar y convertir el ejercicio de elaboración del informe en una disciplina.
Además de una audiencia de expertos, especialmente dentro de la comunidad de inversión social y ética, y de las universidades, que leerán el informe detalladamente; también los consumidores y la audiencia interna, sin hacer una lectura exhaustiva, se detendrán en los puntos que llamen su atención. El informe es, según el responsable, como una navaja suiza. Por ello, si bien se tratará de escribir de una manera que sea entendible para la gente común, también deberá ser relevante y suficientemente sustancial para los expertos.
Respecto a la longitud del reporte, Bergmann explica que en 1998 y 1999 no estaban conformes con el informe o con la recepción que estaba teniendo, según las encuestas. Entonces tras discutir con los interesados, llegaron a la conclusión de que 40 ó 50 páginas sería lo ideal y las encuestas posteriores lo reconfirmaron. A partir de allí, trabajaron con esa medida, con la que creen tener el equilibrio justo entre legibilidad, brevedad y profundidad en el contenido.
¿Consultores externos?
Según Bergmann, muchos reportes no son escritos por personas pertenecientes a la compañía. Así encuentran mucho más difícil enfocarse en los aspectos relevantes. No tienen el mismo nivel de inmersión en las estrategias y sus conexiones. Para Bergmann, el informe es parte de entender tu mundo empresarial. "Esa siempre fue una de nuestras fortalezas", señala. "Entendemos nuestro mundo empresarial bastante bien y estamos comprometidos con aquellas personas que nos ofrecen la información. Discutimos con nuestra gente de marketing y de IT sobre cuál es la contribución a la sostenibilidad que dan nuestros productos, cuáles son sus característcas sostenibles. Eso ayuda a ir directo a los puntos importantes".
"Si tienes una compañía externa que habla con tu equipo, con tu gente de marketing y después escribe el informe, todo el conocimiento se mueve fuera de tu esfera de control. Y no has ganado mucho para tu compañía. Tienes que crear una relación directa y recíproca con toda tu gente ya que ello te proporcionará información importante para tí. Y así, estarás mucho más preparado para explicar esos temas a las audiencias externas, así como para hacer a las audiencias internas y a los proveedores, las preguntas correctas".
