Se trata de un proyecto experimental que comenzará en julio del año que viene y tendrá una duración de un año. Las etiquetas incluirán información relativa a las emisiones de CO2, consumo de agua y desechos tóxicos generados en los procesos de fabricación y elaboración de los productos, así como de la sostenibilidad de los recursos naturales utilizados.
El objetivo es facilitar a los consumidores la comparación de las características ecológicas de los productos a la hora de tomar decisiones de compra y el Gobierno francés anima a los fabricantes y distribuidores a tomar parte en la iniciativa y espera la participación de numerosos sectores, como el de la alimentación, el textil o el de los electrodomésticos.