Para considerar a una prenda como originaria de un país concreto, debe haberse realizado por lo menos dos de las fases de producción -hilatura, tejido acabado y confección-. De este modo se pretende que los consumidores conozcan el origen exacto de las prendas que compran, equiparándose a otros países como Estados Unidos, Canadá y Japón.
La norma no es sólo para ropa, sino para textil en general. Así productos como manteles, cortinas o juguetes cuya composición sea mayoritariamente de tela entran en esta normativa. Otra información que se incluirá en las etiquetas es la presencia de materiales de origen animal, como pelo o cuero.
El reglamento permitirá reunir las tres directivas existentes sobre composición y denominación en la Unión Europea, consiguiendo reducir tiempos y trámites para el uso de tejidos de todo el mundo.
En clave de futuro próximo, la Eurocámara han pedido a la Comisión Europea un informe para 2012 con nuevos requisitos de etiquetado, como un sistema uniforme de tallas para vestido y calzado, información acerca de procesos ecológicos de fabricación y producción sostenible y otras consideraciones como las condiciones de fabricación del textil.