La fuga se encuentra a unos 1.500 metros bajo el nivel del mar, y presenta tres fisuras en el conducto que transportaba el crudo desde su lugar de origen hasta la plataforma. Se trata de una operación difícil, según fuentes de BP, que podría durar semanas o meses hasta reestablecer la normalidad.
Aunque ha asumido el trabajo y los costes de la limpieza, BP ha asegurado que la responsabilidad del accidente pertenece a la compañía suiza Transocean, propietaria de la planta y de la cual BP era concesionaria de la explotación. Según el presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward: "La torre de perforación pertenecía a Transocean, era su torre de perforación y su equipo que falló, dirigida por su gente y mediante sus procesos, pero el petróleo es responsabilidad nuestra, y nuestra responsabilidad es limpiarlo, y eso es lo que estamos haciendo".
Obama ha presionado
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido duro con BP en las declaraciones realizadas durante una visita a Louisiana, estado del sur del país donde está previsto que llegue primero la mancha de crudo que circula por el mar. Obama ha dicho que "voy a ser claro: BP es reponsable de este vertido. BP pagará la factura".
Según algunos analistas, el precio de la limpieza y reparación de las fugas subaquáticas puede costar entre 1.000 y 7.000 millones de dólares. Además BP ha puesto a disposición de los afectados una línea telefónica para reclamar indemnizaciones, que la compañía británica pagará si son "verificables y legítimas".
En el plano ecológico, el desastre ya afecta a las especies marinas del Golfo, mientras que desde tierra se intenta contener el avance de la mancha de crudo hacia las costas, pero el mal tiempo que azota la región impide los trabajos. Un sector especialmente afectado es el pesquero, que posiblemente haya perdido todo el año de trabajo.