17/03/2017 08:18:00

Medidas para que los niños vivan sanos

Recomendaciones de la OMS

La reducción de la contaminación atmosférica dentro y fuera de los hogares, el acceso a agua potable, el saneamiento y la desinfección (en especial en los paritorios), la protección de las embarazadas frente al humo de tabaco ajeno y las medidas de higiene del entorno pueden prevenir muchas muertes y enfermedades infantiles.

Es necesario el trabajo conjunto de varios sectores gubernamentales, que pueden trabajar juntos para aplicar las siguientes medidas:

• Hogares: usar combustibles no contaminantes para la cocina y la calefacción, sin mohos ni plagas, y eliminar los materiales de construcción contaminantes y las pinturas que contienen plomo.
• Escuelas: garantizar el saneamiento y la higiene, crear entornos sin ruido ni contaminación y promover una buena nutrición.
• Centros de salud: garantizar el abastecimiento de agua potable, el saneamiento, la higiene y el suministro eléctrico sin cortes.
• Urbanismo: crear más zonas verdes y espacios seguros para los peatones y los ciclistas.
• Transporte: reducir las emisiones y ampliar el transporte público.
• Agricultura: reducir el uso de plaguicidas peligrosos y erradicar el trabajo infantil.
• Industria: eliminar adecuadamente los residuos peligrosos y recortar el uso de productos químicos nocivos.
• Sector de la salud: hacer un seguimiento de los resultados sanitarios y educar a la población sobre los efectos de la salud ambiental y la importancia de la prevención.

En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los países están trabajando para alcanzar una serie de metas que pueden orientar las intervenciones en materia de higiene del entorno en que viven los niños y poner fin a las muertes prevenibles de los recién nacidos y los niños menores de cinco años de aquí a 2030. Además del SDG 3 («Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades»), el logro de otros ODS permitirá mejorar el acceso a agua salubre, el saneamiento y la higiene; llevar a cabo la transición a energías no contaminantes para mejorar la salubridad del aire, y revertir el cambio climático, unas metas que, sin duda, tendrá efectos positivos en la salud de los niños.

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