Desde Manos Unidas llevan décadas luchando contra la pobreza y sus causas, que son también origen y consecuencia de las situaciones de trata y tráfico humano. Y es que, el delito de la trata es un problema global, con víctimas de hasta 152 nacionalidades localizadas en 124 países del mundo y que se mueven a través de hasta 510 corrientes intrarregionales y transnacionales que, en el 5% de los casos, atraviesan el mundo entero y que tienen por víctimas a las personas de las regiones más pobres de Asia Oriental y Meridional y del África subsahariana.
Por eso, en los últimos seis años Manos Unidas ha financiado con 1.151.852 € la realización de 16 proyectos especializados en la prevención del tráfico humano y el rescate y reinserción social y familiar de sus víctimas en países como India, Laos, Vietnam, Kenia, Benín, Togo, Gabón y Perú.
El distrito de Kandhamal (Odisha), es uno de los más pobres de la India, y la mayoría de su población, con gran número de aborígenes y descastados, vive con menos de 1€ al día. Por eso, los índices de migración son muy elevados, y las persecuciones contra las minorías cristianas sufridas en 2008 aumentaron aún más la huida de la población. Las mafias han aprovechado la situación y captan a las víctimas ofreciéndoles falsos trabajos en otras ciudades. La pobreza y la ignorancia son los colaboradores necesarios en este drama. “Las personas acaban siendo explotadas laboralmente, prostituidas o incluso usadas para el tráfico de órganos. Pierden sus propiedades y sus viviendas al irse y si quieren regresar, ya no tienen nada”, explica Father Manoj, director de la organización Jana Vikas, socia de Manos Unidas. ” Y si las mujeres se quedan embarazadas, sufren, además, la estigmatización y rechazo de su entorno, lo que las obliga a abandonar sus hogares o no regresar más, y sin formación, caen en la prostitución”, asegura Manoj.
Manos Unidas apoya desde 2011 con 65.249€ el “Programa de prevención y rehabilitación contra el tráfico de mujeres” que lleva a cabo la organización Jana Vikas perteneciente a los Servicios Sociales de la Diócesis de Cuttack y que acaba de ser renovado hasta finales de 2018 con otros 90.374€ de inversión. Su objetivo es realizar programas de sensibilización y prevención contra la trata centrados en unas 3.300 mujeres jóvenes y niñas, las más afectadas por la trata o tráfico humano con objetivos de explotación sexual y laboral. En coordinación con otras instituciones y con las autoridades locales, rescatan a las víctimas de la trata y les ofrecen oportunidades de reintegración social a través de centros de acogida, donde reciben apoyo psicológico y formación laboral.
Togo y Gabón son, respectivamente, países de origen y destino de menores víctimas de tráfico. Aquí, las personas que trabajan para los traficantes van a los pueblos y engañan a jóvenes y a sus padres, ofreciendo una vida mejor si se van con ellos y que podrán estudiar y ganar mucho dinero para ayudar a sus familias. Los pequeños abandonan el pueblo y las fronteras de Togo hacia Benín y Nigeria, y allí son embarcados en una patera para viajar durante cuatro días por mar hasta llegar a Libreville (Gabón). Las chicas son colocadas para trabajar en casas donde no recibirán nada o en los puestos del mercado como vendedoras ambulantes, sin derecho a la escuela ni a un sueldo y con una salud y alimentación precarias, además de sufrir golpes de sus patronas, quienes les impiden el contacto con su familia.
Manos Unidas ha financiado con 57.653 euros a las Carmelitas de la Caridad “Vedrunas” para construir en Togo, país de origen del tráfico infantil, el Centro de Formación en Derechos de la Infancia-“Kekeli’ al que asisten desde diciembre de 2015 más de 700 niñas del mercado de Hanoukope, a las afueras de Lomé, capital de Togo. Allí son acogidas tras la experiencia de trata y explotación que han vivido y reciben educación, formación y apoyo jurídico. Y en Gabón, país de destino del tráfico infantil, se ha apoyado con 38.878 € el proyecto “Formación y prevención comunitaria contra el maltrato infantil”, que comenzó en 2013 y que se desarrolla a través de la asociación “Arc en Ciel” en el centro Espoir y en Moanda, zona rural a las afueras de la capital Libreville. Allí 970 niños en situación de vulnerabilidad están recibiendo formación y sensibilización sobre las posibles situaciones de trata y abusos a los que pueden verse sometidos, ya que, como asegura la misionera española Covadonga Orejas, responsable de estos proyectos: “la causa más profunda de la esclavitud infantil y del maltrato es la pobreza y la ignorancia”.