03/10/2014 08:34:13

'No lograremos el crecimiento económico sin abordar el cambio climático'

Paul Polman, CEO de Unilever, asegura que ya no hay que elegir entre acción climática y beneficios empresariales

No lograremos el crecimiento económico sin abordar el cambio climático – el coste económico de la inacción es ahora mayor que el de la acción, y nuestros políticos deben mostrar liderazgo.

Durante demasiado tiempo se nos ha dicho que debíamos elegir entre crecimiento económico y acción climática. De hecho, la verdad es todo lo contrario, ya que durante los próximos 15 años no tendremos el uno sin la otra.

A medida que la verdad científica y económica sobre el cambio climático se vuelve más evidente, las objeciones de aquéllos con intereses en los negocios de alto carbono parecen tanto más desesperadas. Estas resistencias no sólo niegan la ciencia, sino también la realidad económica que tantos líderes de empresas mundiales entendieron hace años.

Hoy tenemos la inversión de capital necesaria para alcanzar una economía de bajo carbono boyante. Tenemos la capacidad de innovación. Tenemos la tecnología. Tenemos la demanda de los consumidores. Pero lo que falta es un liderazgo político fuerte. Todavía necesitamos políticas claras y consistentes que nos permitan pasar de las tecnologías finitas e ineficientes de hoy a una economía sostenible que promueva el crecimiento y las soluciones limpias.

En realidad, puede que esta transición no sea tan difícil como parece.

La semana pasada, la Comisión Global sobre la Economía y el Clima publicó su informe principal, Mejor crecimiento, mejor clima. La Comisión incluye a líderes de negocios, gobiernos, la sociedad civil, y el mundo académico, y es asesorada por un equipo de los mejores economistas en el mundo, incluyendo dos ganadores del premio Nobel.

El informe describe claramente lo que muchas empresas globales ya reconocen: el coste de la inacción en lo referente al clima es ya mayor que el coste de la acción, y las oportunidades de acción son infinitas. Si lo dudan, echen un vistazo a lo que las empresas globales están haciendo hoy en día. Más de 50 de las 200 principales empresas han establecido objetivos de reducción de carbono basados en el compromiso de reducción del 6% anual. Tres cuartas partes de ellas ya tienen múltiples objetivos medioambientales y sociales. Y muchas han hecho internamente lo que algunos políticos nerviosos temen mencionar en público – han fijado un precio para el carbono en sus previsiones y planes. Estos cambios de política y estrategia ponen a las empresas en una posición en la que pueden prosperar en la inevitable economía de bajo carbono – pero sólo si nuestros dirigentes políticos hacen lo correcto.

Sin los marcos de acción y mensajes políticos adecuados, hasta la acción empresarial más firme no tendrá la escala necesaria. La empresa necesita tres cosas de nuestros líderes políticos: claridad, confianza, y coraje.

Necesitamos objetivos claros y específicos para reducir el carbono que nos ayuden a alcanzar la meta de no sobrepasar los dos grados de calentamiento y preservar el equilibrio de nuestro ecosistema global.

Necesitamos herramientas y reglas financieras bien estructuradas que nos proporcionen estabilidad y certidumbre, promoviendo la inversión en todo lo que va de la producción de energía renovable hasta las infraestructuras inteligentes y la tecnología agrícola.

Y necesitamos un liderazgo fuerte que tenga en cuenta la acción climática en prácticamente todas las decisiones que tomamos – el uso del terreno, la planificación de obra civil, la reducción del desperdicio de comida, y sí – el precio del carbono. Esta amplia gama de ideas de sentido común producirán enormes beneficios económicos, y también nos ayudarán a alcanzar unos resultados diferentes.

Los beneficios de una economía de bajo carbono se extienden mucho más allá de la creación de nueva riqueza – también puede recuperar terreno arable y ayudarnos a alimentar a una población que crece.

Si tan sólo el 12 por ciento de la tierra degradada en el planeta se volviera a poner en producción, podríamos alimentar a otros 200 millones de personas, y los ingresos de los productores crecerían en 40 mil millones de dólares cada año. Y los nuevos instrumentos financieros pueden reducir los costes de financiación de la electricidad de bajo carbono en un 20 por ciento.

Las ciudades también prosperarán
Con el crecimiento exponencial de la población y la rápida urbanización, la demanda de energía, electricidad, y recursos finitos se desbordará. Adoptando estrategias de crecimiento más inteligentes y promoviendo el desarrollo de ciudades densas y compactas, nuestros centros urbanos se convertirán en bastiones de sostenibilidad. Las ciudades reducirán sus emisiones, usarán menos recursos preciosos, y proporcionarán una mayor calidad de vida. Y si construimos de modo inteligente, podríamos ahorrar 3 billones de dólares en los próximos 15 años.

Seguir el camino de bajo carbono no tiene por qué ser caro: sólo tenemos que ser más inteligentes con nuestras inversiones. La acción climática requiere que aumentemos la inversión en sólo un 4,5% de los 9 billones de dólares que vamos a invertir de todos modos en infraestructuras de construcción, agricultura, y energía en la próxima década y media. La inversión adicional es relativamente pequeña y posiblemente se vería compensada por una mayor productividad e innovación y menores costes operativos.

El camino hacia delante requiere un apoyo político que ponga el interés de unas pocas empresas anticuadas detrás de los que benefician a nuevas tecnologías más limpias.

Ahora que los líderes de los sectores público, privado, y de la sociedad civil se reúnen en Nueva York esta semana para la Cumbre de Líderes Climáticos del Secretario General de las Naciones Unidas, Mejor crecimiento, mejor clima proporciona un plan de acción de diez puntos que contribuye a que el mundo reconozca la oportunidad que surge ante nosotros de crear un futuro próspero y sostenible.

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