Hasta finales del siglo XIX, cada país tenía el huso horario que había adoptado de forma arbitraria, lo que comportaba seria dificultades en el comercio, el transporte y las relaciones internacionales. Hasta que en 1884 el ingeniero de ferrocarriles Sir Sandford Fleming reclamó por primera vez una estandarización del horario que se aceptara universalmente. Chester Arthur, el entonces presidente de los Estados Unidos, convocó en Washington la Conferencia del Meridiano, una reunión de los representantes de distintos países con el fin de determinar un primer meridiano para uso internacional.
El diseño final del horario universal dividió el planeta en 24 zonas horarias distintas delimitadas por meridianos que iban de norte a sur. El meridiano cero escogido en la conferencia fue el de Greenwich, a partir del cual se avanzaría el reloj hacia el este y se retrocedería hacia el oeste. Desde entonces el horario universal ha permitido regular las relaciones internacionales, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla. Este es el caso, por ejemplo, de España.
España, como los nazis
La dictadura franquista modificó el huso horario español para hacerlo coincidir con el de la Alemania nazi, de modo que el 2 de mayo de 1942 los relojes se avanzaron una hora. Este reajuste, motivado por razones ideológicas, se ha mantenido todos estos años hasta llegar al día de hoy. España está dentro de la Hora Central Europea (Berlín), cuando por su posición geográfica debería estar en la Hora Occidental (Londres, Lisboa): el mismo meridiano cero, el de Greenwich, atraviesa la Península por el levante y pasa por Castellón. Esta anomalía hace que los horarios españoles se retrasen respecto de los europeos: en España se cena a las diez, porque sus diez son las nueve de Portugal.
Hace unos días la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) anunció para este domingo el Día de los Horarios, una concentración en la Puerta del Sol para reivindicar el horario que geográficamente corresponde a España. Desde ARHOE piden que se aproveche la cita del cambio de hora para, precisamente, no cambiarla; así los relojes españoles marcarían la misma hora que el resto de países que comparten el Meridiano de Greenwich.
Todavía podría ser peor
Hay países, sin embargo, que debido a razones políticas o económicas se encuentran en una situación mucho más complicada que España: la región china de Xinjiang vive cuatro horas por detrás de su hora solar, ya que todo el estado debe vivir con la hora oficial de Pelín. Lo mismo ocurre en Argentina, que su amplia extensión provoca que las provincias de Tucumán y Catamarca tengan un retraso horario de casi tres horas.