OPINIÓN

Tecnologías muy respetuosas

Francisco González,

director de Ventas de InterFAX España

Francisco González

¿Es posible trabajar, salir a cenar, ver una película en el cine o reservar un viaje sin papel? ¿Llegaremos a conocer una vida sin este material? Buenas preguntas. Lo cierto es que, desde hace unos pocos años, ya contamos con los medios técnicos suficientes como para vivir esa supuesta realidad sin problemas; sin embargo, motivos de inercia cultura, o incluso económicos, están ralentizando el que el papel pase a mejor vida o quede relegado a usos muy esporádicos.

Según los expertos Rafael Fernández de Alarcón, Mercedes Féliz y Marta Molina, en un artículo denominado “La reducción del consumo de papel en la Sociedad de la Información”, publicado por la Fundación Telefónica, todavía nos quedan grandes hitos intermedios por alcanzar si es que queremos lograr esa ansiada meta.

Ahora bien, y para alivio de muchos, parece que empieza a calar en la conciencia colectiva el axioma de que es necesario alcanzar un desarrollo económico adecuado sin dejar por ello de conservar los recursos naturales.

Una parte importante de estos recursos se destinan a la fabricación de papel, y si bien hay que reconocer que, al menos en Europa, el sector papelero hace un gran esfuerzo en pro de la sostenibilidad -con plantaciones boscosas cultivadas ad hoc- también es cierto que el consumo de este material debe limitarse al mínimo necesario, dado que en su procesamiento se emplean mucha energía y carburantes y se emiten numerosos residuos, algunos de ellos muy contaminantes.
Es más, los expertos nos advierten: el uso irresponsable del papel trae como consecuencia enormes desventajas, como restricciones a la movilidad y el teletrabajo, ineficiencia en la organización, barreras al conocimiento, limitaciones espaciales –por la necesidad de almacenaje-, costes económicos e ineficacia en los procesos.

Tampoco hay que olvidar que el impacto ambiental que genera el papel no sólo va asociado a la tala de árboles, sino al consumo energético en su producción. Obtener una hoja de papel a partir de madera precisa de 17 Wh; si es a partir de papel reciclado, unos 12 Wh.

Por otro lado, el consumo de agua requerido para obtener una tonelada de papel es de 2 t si se trata de papel reciclado, y de 15 t. si proviene de pasta química. Igualmente, y como apuntábamos más arriba, el proceso en sí de generación de este material provoca vertidos con elevada carga contaminante, como sólidos en suspensión o compuestos orgánicos halogenados que han de ser depurados, así como otros residuos, si bien no tan peligrosos.

Por los motivos anteriores, e indudablemente porque este tipo de medidas les ha reportado cuantiosos ahorros directos, numerosas administraciones públicas, empresas, organizaciones civiles y asociaciones, así como entidades ecologistas, han encabezado medidas de reducción de papel.

Las facturas ya no se envían por correo postal a los clientes, sino por mail, los newsletters o comunicaciones corporativas se han transformado en digitales, las transferencias se hacen desde una pantalla, y los millones de fax remitidos a proveedores, compradores u otros públicos desde enormes servidores fax (que además de millones de hojas de papel generaban ingentes consumos energéticos y de refrigeración) ya se remiten o reciben a través de Internet.

En efecto, poca gente es consciente de los pequeños granitos de arena que las TICs están aportando y que sumados podrán algún día formar una espléndida playa. Tecnologías como el Fax por Internet, una gran desconocida para el gran público, pero una interesante apuesta para los profesionales de todos los tipos y tamaños –pues opera desde su email y no requiere ni líneas telefónicas, ni hardware, ni software- contribuyen enormemente al medio ambiente al eliminar millones de toneladas de papel.

Pero este es sólo un ejemplo. Las intranets corporativas, que ha facilitado enormemente la circulación de información a nivel interno en las empresas, o las PDAs, los smartphones, las tabletas, o algunos dispositivos similares, que han hecho posible el desarrollo de servicios de movilidad y el teletrabajo, evitan diariamente al planeta la generación de miles de toneladas de CO2.

Así pues, debemos avanzar en esta línea, ya que es el único camino conocido para obtener un desarrollo suficiente como para garantizar las necesidades de todos los habitantes del planeta al tiempo que una explotación razonable de los recursos.