OPINIÓN

Una sociedad emprendedora como primer paso hacia una sociedad mejor

Javier Garilleti y María Calvo,

director de Liderazgo Responsable y directora de PwC España y Ashoka España

Javier Garilleti y María Calvo

Si hay dos conceptos clave ligados a Ashoka y a PwC, éstos son emprendimiento e innovación. Existen múltiples definiciones y aplicaciones para ambos términos pero, para nuestras dos organizaciones, ambos calificativos tienen un significado muy concreto. Forman parte de nuestra particular visión del mundo.

Pero empecemos por el principio. ¿Por qué PwC apuesta decididamente por el concepto de Emprendedor Social? Porque hemos decidido apoyar e impulsar los valores de la innovación social y el compromiso con nuestra sociedad a través de un conjunto de iniciativas que pongan nuestras capacidades y recursos al servicio de emprendedores sociales que pueden marcar la diferencia, con el objetivo de ayudarles a crear un valor social sostenible y replicable. Y creemos que no hay mejor socio para lograrlo que Ashoka.

Ashoka es la mayor red de emprendedores sociales del mundo. Comenzó su andadura en 1980, de la mano de Bill Drayton, mundialmente reconocido por haber sido el primero en acuñar el término ‘emprendedor social’ y por haber sido pionero en adaptar el modelo de capital riesgo al sector social, y actualmente está presente en 70 países y cuenta con más de 3.000 emprendedores.

El perfil de Emprendedor Social que Ashoka y PwC comparten es el de una persona que conoce y comprende un problema y, debido a su experiencia, posee una visión innovadora y pragmática para resolverlo. Un individuo que una vez que ha dado con el nuevo modelo, se dedica a lograr su objetivo de manera emprendedora y creativa. Que no descansa hasta conseguir el mayor impacto social posible, y esto le lleva a un compromiso a largo plazo para generar un cambio duradero; y por último, pero clave para formar parte de la red global, Ashoka busca personas con una ética incuestionable.

Lo que diferencia a Ashoka de otro tipo de organizaciones –y que PwC valora especialmente- es, fundamentalmente, la búsqueda y el apoyo de la innovación, convencidos de que, al igual que sin innovación una economía no crece, sin ella tampoco avanzan las sociedades. Los Emprendedores Sociales atacan las causas de raíz de los problemas. Ensayan y prueban hasta que dan con la solución que rompe el círculo vicioso que provoca un problema, diseminan esta solución y transforman una realidad social.

Ellos y ellas son, a nuestro juicio, la fuerza más poderosa para provocar transformaciones sociales, ya que su impacto inspira a otros individuos a adoptar y difundir sus innovaciones, y además permite que personas de cualquier lugar del mundo imaginen o prueben sus propias ideas para producir cambios sociales significativos. Porque nuestra visión última es que “todo el mundo puede cambiar el mundo”, es decir que debemos contribuir a la construcción de una sociedad en la que todas las personas cuenten con la libertad, la confianza y el apoyo de su comunidad para resolver cualquier necesidad social y donde se fomente la innovación y el cambio, de manera que las personas encuentren en ellas mismas la fuerza y el poder necesarios para generar transformaciones.

Ashoka comenzó su trabajo en países en desarrollo, especialmente en Asia y América Latina, entendiendo que los Emprendedores Sociales debían jugar un papel clave en el desarrollo de sus regiones. Pero con el paso de los años se pudo constatar que, incluso en las sociedades de los países más desarrollados económicamente, había retos sociales y problemas que afectaban a sus sociedades y a los que ni gobiernos ni organizaciones sociales aportaban soluciones duraderas. Las problemáticas eran distintas, pero no por ello menos importantes.

Generalmente los Emprendedores Sociales, con su actuación, están enfrentándose a modos tradicionales de afrontar los problemas sociales, pero el hecho de que el 94 % de las ideas hayan sido reproducidas por otras organizaciones y/o gobiernos, que el 57% haya conseguido impactar en las políticas nacionales o que el 66% de los emprendedores sean considerados líderes en su campo de acción, según análisis de impacto realizados por Ashoka a nivel global, demuestra el valor de apoyar a estas personas y de desarrollar un marco de estímulo para los Emprendedores Sociales.

“Casi todos los problemas han sido ya solucionados por alguien, en algún lugar. El reto en el siglo XXI es identificar qué funciona, y llevarlo a escala” Bill Clinton.

Muchas de las soluciones a problemas sociales y ambientales existen en otros lugares, pero muchas no son visibles a tiempo, lo cual hace ineficientes los mercados de innovación social y ambiental. Muchas innovaciones que se han demostrado eficientes a nivel local permanecen desconocidas demasiado a menudo. El reto de las empresas, organizaciones sociales y gobiernos es, hoy en día, identificar estas ideas y proveer los recursos, las infraestructuras y ecosistemas que permitan a las iniciativas sociales escalar, distribuirse y replicarse.

Algunos ejemplos muestran nuevas estructuras sociales que permiten florecer la innovación: como la Oficina para la Innovación Social de la Casa Blanca, donde el Estado busca la capacidad del sector ciudadano y privado para generar innovación disruptiva; o las instituciones financieras que están pasando de inversiones “socialmente responsables” a invertir en respaldar iniciativas con el mayor potencial de cambio, poniendo el capital tras las soluciones escalables. Otro modelo de éxito son las alianzas entre empresas y emprendedores sociales para construir “cadenas de valor híbridas” que permitan llevar productos y servicios a las poblaciones de la base de la pirámide.

Las empresas tienen, hoy en día, la oportunidad de colaborar con el sector ciudadano para dar soluciones a algunos de estos problemas a gran escala que ninguno de los dos ha podido solucionar por sí solo hasta ahora. La colaboración entre corporaciones y emprendedores sociales puede crear y expandir mercados a una escala similar a la revolución industrial o tecnológica. Estos mercados alcanzarán a todo el mundo, pero especialmente a los cuatro billones de personas que no forman parte de la economía formal.

El potencial de estas asociaciones se basa en la complementariedad de las fuerzas de ambos actores: el mundo de los negocios puede aportar escala, conocimiento y experiencia de operaciones y financiación. Los emprendedores sociales y organizaciones ciudadanas pueden ofrecer modelos de bajo coste, fuertes redes sociales y un mejor conocimiento y comprensión de los potenciales clientes y usuarios. Éste es el origen del compromiso mutuo de Ashoka y PwC España.