OPINIÓN

La dimensión 'Glocal' de la RSC

Rafa Crespo,

consultor de Alius Modus

Rafa Crespo

Uno de los retos de cualquier organización es cómo situarse y destacar en un mercado-mundo cada día más complejo. Y aquí consideramos que la RSE puede ser una herramienta fundamental para conseguir estos objetivos y hacerlo de manera consolidada. De entre los diferentes aspectos a tener en cuenta en este proceso hoy destacaremos uno: potenciar la dimesión glocal a través de la economía de identidad.

La perspectiva básica sería la de interrelacionar la identidad local con la global, denominada de manera sintética glocal. Pero cambiando el axioma clásico de “pensar globalmente y actuar localmente” por el de “pensando localmente para actuar globalmente” en la línea del mensaje de la Fageda “superar barreras también es conquistar el mundo (Cotizalia)”. La identificación con lo local es lo que nos permite situarnos en un mundo interconectado y no al revés.

De entre la multitud de ejemplos actuales destacaríamos dos. Aguas Lanjaron, cuyo mensaje se basa, entre otros factores, en la relación entre el consumo de esta agua y la longevidad del pueblo de Lanjaron, gracias a su entorno saludable, en el que la empresa es un agente activo en su sostenibilidad.

Y otro ejemplo a nivel de organización transnacional es IKEA, que en su Programa IKEA Colabora (nivel nacional) establece dos líneas de acción: donación de productos y voluntariado corporativo en proyectos desarrollados en el entorno de las tiendas; y el Fondo IKEA Colabora, iniciativa que apoya a proyectos sociales y ambientales desarrollados en el entorno de las tiendas.

Una de las consecuencias es que ambas organizaciones forman parte de la identidad colectiva interior y exterior de dos territorios: de la comarca la Alpujarra de Granada y de un estado, Suecia.

Y son las acciones de RSE una de las herramientas principales de esta identidad glocal, acciones de valor añadido a la empresa. Ahora bien, estamos hablando de una identidad abierta al mundo, a partir del desarrollo de valores de RSE cómo el respeto y reconocimiento activo de la diversidad, cooperación individual-colectiva, equidad, sostenibilidad,… que son precisamente los elementos que caracterizan a las sociedades creativas como California o que hace atractiva al talento mundial en ciudades como Barcelona.

Pero, ¿qué relación existe entre la economía de identidad y RSE? Según Enric Llarch, la economía de identidad “se basa en el aprovechamiento sistemático de los vectores que nos diferencian o que pueden diferenciarnos con el objetivo de construir una ventaja competitiva” y que "puede ser una de nuestras grandes oportunidades en un mundo global".

Por ello, las acciones de RSE pueden comenzar por la proximidad a la comunidad (plantilla, familiares, proveedores, clientes, vecindario…), que precisamente son las que necesitan menos inversión. Es a través de la RSE que hacemos atractivos nuestros productos y reforzamos la imagen de cercanía de nuestra organización desde la acción no solo desde el discurso.

En tiempos de crisis estructural, de replanteamiento del papel del sector público (estado del bienestar por ejemplo), de desafección ante el sistema y la clase política, se hace necesario también un replanteamiento de la función de las empresas que puede ser el de activador, de conector entre sector público, social y económico.

Un ejemplo sería la campaña “Ordenatas para la escuela” de supermercados Condis. No es solo patrocinio, es reconocerse como parte de la estructura socio-económica, recuperando el papel de la iniciativa privada en el desarrollo de recursos públicos (escuelas, hospitales, transportes, centros culturales,…).

Toda esta propuesta se fundamentada en potenciar las relaciones interpersonales, de conocimiento mutuo, tan necesaria en tiempos de tensión social como el actual, pero este tema lo dejaremos para otro momento.

Así pues, las acciones de RSE y la gestión de la diversidad no son aspectos secundarios sino centrales para la supervivencia y la prosperidad de la organización.