ENTREVISTA

ProFuturo es uno de los proyectos de educación digital más grandes del mundo


Sofía Fernández de Mesa,

directora general de ProFuturo

Sofía Fernández de Mesa 24/01/2018

En julio de 2016, la Fundación Telefónica y la Fundación Bancaria la Caixa unen sus fuerzas para poner en marcha el proyecto ProFuturo con el objetivo de que millones de niños accedan a una educación digital de calidad. Tal y como recoge el último informe de UNICEF “Estudio Mundial de la infancia 2017”, el 29% de los jóvenes entre 15 y 24 años (346 millones de personas) no tienen acceso a Internet. El reto de ProFuturo es terminar con esta realidad, a finales de 2017 la iniciativa ha llegado a 5,5 millones de niños de 23 países, el objetivo es llegar a los 10 millones en 2020.

 

La Fundación Bancaria la Caixa y la Fundación Telefónica se alían para disminuir la brecha de la educación digital en el mundo. ¿Cuál es el germen que hace que dos fundaciones confluyan en ProFuturo?

Tanto Telefónica como la Caixa, a través de sus respectivas fundaciones, comparten una amplia experiencia en el ámbito de la educación y tienen en común la inquietud de ayudar a romper la brecha educativa en las zonas más vulnerables. Las dos saben que el paradigma de la educación está cambiando y son conscientes de que el avance digital es la vía que permitirá transformar y mejorar la vida de las personas. Entonces, la tecnología de Telefónica y el expertise de ambas en el terreno educativo les lleva a unir fuerzas para ir más allá de sus propias fronteras. Ese entendimiento común de cómo podemos llevar educación innovadora a través de tecnologías digitales a zonas vulnerables es lo que une a estas dos grandes empresas.

 

¿Qué ventajas ofrece la tecnología en los proyectos educativos?

La tecnología tiene muchas virtudes. Es escalable, es virtual en el sentido de que puedes llevar muchos contenidos y metodologías educativas sin la necesidad de arrastrar equipos, sino transportar ese conocimiento hacia otros lugares, y hay un tema de abaratamiento indudable de los costes.

 

¿Cuál es el principal objetivo del proyecto de ProFuturo?

Cuando uno piensa en zonas vulnerables, piensa en la brecha socioeconómica, es decir en gente sin recursos, zonas en conflicto, familias desvertebradas…, pero si a eso le añades que la educación tradicional va a cambiar el problema se agrava. En un futuro los niños que no estén preparados para afrontar el reto digital, además de una brecha socioeconómica, tendrán otra profesional o empresarial infranqueable porque serán analfabetos digitales.

Las dos claves del desarrollo económico son la innovación y la educación, y los países que no tienen innovación ni educación tienen más visos de quedarse atrás. La educación ya no puede ser la tradicional porque las competencias del siglo XXI han cambiado, la educación ha dejado de ser lineal y el profesor ha pasado a ser un facilitador que inspira y facilita que los alumnos realicen su propio aprendizaje. Ahora las competencias que se desarrollan no son solo la memoria, sino el trabajo en equipo, el entender la diversidad, el uso de herramientas digitales, el aprender a aprender... Estas habilidades son las que queremos transmitir a través de este proyecto, junto con conocimientos de alfabetización básica, para que estos niños estén preparados para ese reto a futuro.

 

Y para lograrlo envían tecnología y contenidos educativos a escuelas de África, Asia y Latinoamérica…

Aunque puede que sea lo más vistoso, lo más importante del proyecto no es el equipamiento. Lo esencial tiene que ver con la formación a los profesores en estas nuevas competencias. Todos los contenidos y metodologías educativas que les proporcionamos son digitales. De hecho, nuestra principal preocupación, en el arranque del proyecto, era que si poníamos foco en el equipamiento corríamos el riesgo de proporcionar tecnología que no fuera capaz, por si misma, de transmitir todo este saber. Ahora bien, es verdad que hay zonas en las que el equipamiento es importante para poder ensamblar contenidos y metodologías, dependiendo del grado de vulnerabilidad y de preparación de sus infraestructuras. Estas zonas suelen concentrarse en África, mientras que los países de América Latina suelen estar relativamente bien dotados de tecnología en las aulas porque los gobiernos, como parte de sus agendas públicas, ya han empezado a digitalizar la educación. Operamos a través de un partenariado público-privado, donde cada uno contribuye con lo que mejor sabe hacer. La Fundación Telefónica aporta a ProFuturo lo que es el core de su negocio, la tecnología y una gran experiencia en educación.

 

¿Cómo funciona el proceso?

Gracias a la Fundación Telefónica, Profuturo tiene un posicionamiento local en la geografía de América Latina, mientras que África y Asia representan unos territorios completamente nuevos. Nuestra filosofía de trabajo es asociarnos con las entidades del terreno que pueden acreditar solvencia en el ámbito de la educación y que, además, tengan un buen entendimiento con los ministerios de Educación porque de la mano de ellos podremos introducir estos contenidos y metodologías al currículum local. Ahí, lo que aportamos es una manera distinta de aprender el mismo contenido. Si uno quiere aprender inglés en Nairobi puede hacerlo de la manera tradicional o puede utilizar tecnologías digitales, videos, actividades interactivas que sin duda facilitan el aprendizaje porque el niño se entretiene, capta su atención, le obligas a responder individualmente, tiene evaluación continua… Es otra manera de estimular.

 

Una vez establecido el contacto, ¿cuál es el siguiente paso?

Localizamos las escuelas que reúnan unos requisitos mínimos porque hay cuestiones como la motivación y el compromiso del director del centro que son condición necesaria. Además, para hacer más eficiente la inversión de los recursos buscamos escuelas que estén relativamente cercanas entre ellas. ¿Por qué? Porque financiamos a dos coordinadores, uno de perfil más tecnológico y otro más pedagógico, que son el brazo ejecutor que da seguimiento y son los garantes de que la operación se está instalando y progresando adecuadamente. Estos coordinadores visitan las escuelas asegurándose de que se está utilizando la tecnología y resolviendo dudas o incidencias, ya seas pedagógicas o tecnológicas.

Una vez tenemos identificadas las escuelas, comprobada in situ la información y tenemos claro la viabilidad del proyecto, dimensionamos el esfuerzo económico, se firma un contrato y enviamos el equipamiento acordado. Desde ProFuturo nos encargamos de toda la logística hasta el punto de destino y nos desplazamos al país para formar a los profesores, coordinadores y responsables de escuela.

Aparte del equipo de coordinadores, también tenemos un equipo remoto que revisa que las maletas se están utilizando, con qué grado de intensidad, qué tipo de profesores, cuánta actividad están haciendo los niños… Toda esta información nos ayuda a mejorar nuestra propuesta, validar que lo que enviamos es útil, resolver incidencias…

 

¿Tienen que devolver el equipamiento?

No, es para las escuelas. Nuestra vocación es de permanencia para realmente lograr, a través de esta educación digital, la transformación digital de las familias y la sociedad. Tanto los contenidos como el uso de las plataformas de educación digitales, el software que permite organizar la clase, generar automáticamente informes, organizar tareas, hacer seguimiento de alumnos… es de uso indefinido.

 

Se han fijado el objetivo de llegar a 10 millones de niños en 2020. ¿En qué punto se encuentran?

ProFuturo es el proyecto de educación digital más grande del mundo. A cierre del ejercicio 2017 está operando en 23 países y añadiendo otras geografías. Ya utilizan la tecnología de ProFuturo más de 5,5 millones de niños.

Hemos puesto mucho esfuerzo en sentar las bases de un crecimiento exponencial en el primer año y estamos convencidos de poder superar la cifra de los 10 millones en 2020. Es verdad que el número siempre ha impresionado, pero el titular que nos encantaría poder compartir un día es demostrar que esta manera de enseñar está generando resultados magníficos y transformadores en los niños que lo han recibido. Queremos llegar al máximo número posible de personas sin olvidar que lo que realmente nos haría sentir orgullosos serían los testimonios de estos profesores, niños o escuelas en relación a los beneficios de este proyecto o que un gobierno nos dijera que lo quiere incorporar en el currículum educativo o que quiere trabajar con nosotros porque apuesta por un plan de desarrollo educativo digital.

  Enviar entrevista






CAPTCHA Image