ENTREVISTA

Somos la empresa de inserción más grande de España que produce oportunidades sostenibles


Albert Alberich Llaveria,

director de Fundació Formació i Treball

Albert Alberich Llaveria 15/06/2018

La Fundació Formació i Treball, promovida por Cáritas Diocesana de Barcelona, lleva 25 años insertando laboralmente a personas en riesgo de exclusión social. Al mismo tiempo, gestiona y dignifica la entrega de productos de primera necesidad a familias con escasos recursos económicos.

 

En 2018 han cumplido 25 años. ¿Qué logros destacaría de este periodo?

Destacaría nuestro convencimiento de que queda mucho por hacer, pero que realmente los objetivos de la Fundación se han ido cumpliendo y cada vez en mayor medida.

 

Los objetivos de la Fundación son principalmente formar e insertar laboralmente a personas en riesgo de exclusión social. ¿Cómo llevan a cabo esta labor?

Nosotros utilizamos las herramientas que llevan nuestro nombre: formación y trabajo. Realizamos formaciones adecuadas a los colectivos con los que trabajamos, son personas que están alejadas del mercado laboral y, por lo tanto, muchas veces necesitan esa fase formativa para adquirir ciertas habilidades. En algún caso puede haber una adquisición de habilidades más transversales, como de recuperación o de comportamiento, es decir, puntualidad, trato con los compañeros, higiene, educación, etc.

Son formaciones de corta duración porque nuestros colectivos están en una situación que no pueden formarse durante muchos meses, pero sirven para poder dar el salto a la empresa ordinaria, el primer gran objetivo. Además,  fomentamos la inserción a través de la creación de puestos de trabajo sostenibles y adecuados para realizar nuestros itinerarios de inserción.

 

¿Qué puestos de trabajo genera la entidad?

Actualmente, somos unos 350 trabajadores en todos los ámbitos de la Fundación, de los cuales aproximadamente la mitad son puestos de trabajo de inserción, es decir, ocupados por las personas que están realizando los  itinerarios con nosotros. Una vez lo finalizan, la legislación dicta un mínimo de seis meses, pueden tener la posibilidad de continuar esa vía laboral en la  empresa ordinaria. De esta manera, el puesto vacante lo ocupa otra persona en riesgo de exclusión para que pueda empezar a adquirir derechos y cotizar en la Seguridad Social desde el primer día.

Funcionamos de manera contraria a como lo hace una empresa ordinaria, nosotros no retenemos el talento, una vez aflorado incentivamos su marcha para que otra persona inicie su itinerario con nosotros. Por lo demás, tenemos que funcionar como una empresa, las actividades tienen que ser sostenibles, lo que significa que cada actividad tiene su cuenta de explotación propia e intentamos que todos esos trabajos tengan el factor de sostenibilidad.

 

¿Qué herramientas de formación utilizan para que la persona adquiera los hábitos y competencias necesarias?

La mejor herramienta que tenemos es la aproximación a la realidad laboral que se van a encontrar en sus oportunidades. Por eso, para nosotros es muy importante la creación de puestos de trabajo y la medición de datos.

Un ejemplo, hace seis o siete años el sector de la construcción todavía nos daba posibilidades de inserción, pero con la crisis tuvimos que cambiar y optamos por entrar en el mundo de la restauración, de la hostelería en general. Lo que nos ha permitido volver a crear puestos de trabajo con la escuela restaurante en nuestras instalaciones, la gestión del restaurante de la Universidad Politécnica de Catalunya, etc. Además de la hostelería, formamos en ámbitos que gozan de vitalidad donde nuestros colectivos pueden acceder como es el caso del sector de la limpieza o de la logística.

 

¿Qué les aporta a estas personas una formación tan realista?

Les aporta muchísima seguridad. En el restaurante de nuestras instalaciones, que está abierto al público, servimos unos 150 menús de media. De todos los comensales, quizá un 5% vienen porque conocen nuestro trabajo, el resto lo hace porque la relación calidad-precio es buena, el servicio es rápido y encuentran la misma exigencia que en cualquier otro restaurante de los alrededores.

Lo mismo para otros sectores. Ahora mismo somos el mayor operador de ropa usada de Catalunya ya que tenemos una planta en Sant Esteve Sesrovires de 6.000 m2 donde entran nueve millones de kilos de ropa usada durante todo el año. La persona que se forma en logística en esta planta adquiere competencias que puede aplicar en otros sectores.

 

¿Cuál es el perfil del usuario de la Fundación?

Una de nuestras características es que estamos especializados en la inserción laboral. Por eso, la mayoría de personas nos llegan a través de otras entidades que trabajan las carencias previas, como Cáritas, los servicios sociales municipales con los que colaboramos o instituciones penitenciarias. Nosotros no sabemos tratar temas de dependencia ni vivienda, por poner ejemplos.

 

¿Cómo definiría el trabajo de la Fundación?

Nosotros aportamos a la persona una identificación de sus potencialidades para que éstas se conviertan en una herramienta a su servicio. Las instituciones con las que trabajamos se encargan de las carencias. En muchos casos somos conscientes de que representamos el inicio de un camino a desarrollar de forma sostenible. También trabajamos colectivos con necesidades diferentes como el colectivo de personas “sin papeles”, el cual puede contar con una buena formación y dominio de idiomas, pero en cuyo caso la barrera es esperar la regularización administrativa.

Hasta hace poco gestionábamos un solar en la calle Numancia del Ayuntamiento de Barcelona que lo utilizábamos como parking vigilado de bicicletas. Stephenson, un chico de Senegal, era el encargado porque, entre otras cosas, hablaba siete idiomas y organizaba tours turísticos en bici, incluso en catalán.

 

¿Con cuántas empresas tienen convenio?

Actualmente colaboramos con más de 300 empresas en alguna de las doce líneas posibles de colaboración. La que más nos estimula es la que nos ofrecen candidaturas laborales. Nuestros catorce prospectores son los que se encargan de la relación con las empresas y, fundamentalmente, se encargan de buscar empresas que acojan a nuestros alumnos en prácticas, hacer el seguimiento de las mismas y conseguir ofertas laborales.

 

¿Cómo se financia la entidad?

El volumen de subvenciones y donaciones que recibimos no superan el 5% de nuestro presupuesto y un 8% de las subvenciones están sujetas a la actividad. El resto de nuestros ingresos es fruto de la actividad económica que desarrollamos.

 

¿De qué logro que haya conseguido la Fundación se siente más orgulloso?

Somos la empresa de inserción más grande de España y estamos cumpliendo la misión. Lo completaría resaltando que hemos conseguido llegar hasta aquí siendo sostenibles con un presupuesto de 15 millones de euros al año y no dependemos de la subvención pública, aunque es bienvenida. En cinco años hemos conseguido doblar nuestras cifras, tanto en inserciones laborales como en ingresos.

Nuestra voluntad es seguir creciendo con equilibrio y consolidación primando el balance social. La precarización del trabajo afecta a nuestro colectivo y ponemos mucho énfasis en la duración de los contratos. Esto nos ha llevado a crear proyectos nuevos como Impúlsate, un programa de continuidad para que las personas no retrocedan en lo que han conseguido.

Además, en 2017 pusimos en marcha la primera ETT social de España que trabaja exclusivamente con personas que pertenecen a nuestros colectivos.

  Enviar entrevista






CAPTCHA Image