13/12/2012 09:17:31

Las empresas catalanas lideran la emisión de factura electrónica

El 44% de las facturas emitidas en Cataluña son electrónicas, según el 'Estudio sobre la Factura Electrónica 2012' de SERES

Las empresas de Cataluña se sitúan en el primer puesto de la tabla en cuanto a volumen de emisión de facturas electrónicas. El importante respaldo de la Administración Pública catalana a través del proyecto Consorci AOC en 2009, sentó las bases de lo que hoy es un uso más generalizado de la factura electrónica. Esta es una de las conclusiones del estudio sobre la Factura 2009-2012, realizado por SERES.

Según un estudio, durante el primer semestre de 2012 las empresas españolas procesaron más de 56 millones de facturas electrónicas, frente a los 12 millones tramitados en 2009. En este periodo trabajaron con factura electrónica –en emisión, en recepción o en ambas- un total de 107.000 empresas, frente a las 46.000 que lo hicieron en 2009. El informe confirma un crecimiento sostenido del uso de la factura electrónica en España en un mercado impulsado por las grandes empresas, especialmente en los sectores de gran distribución y la automoción.

Cataluña lidera la tabla en volumen de facturas emitidas en 2012 con un 44,70% del total, como ya hiciera en 2009 con un 48,41%. Pese a reducirse el porcentaje, lidera con una amplia ventaja la clasificación por delante de otras comunidades como Madrid (26,66%) o Andalucía (5,41%). En cuanto al volumen de recepción de la facturas electrónicas, en 2012 Cataluña sigue estando entre las tres primeras comunidades con un 21,16% del total.

En el apartado relativo al volumen de empresas que emiten factura electrónica, Cataluña tiene el 15,97%, un porcentaje superior al del pasado estudio de 2009, en el que obtuvo un 15,06%. En cuanto a la recepción, el volumen de empresas en 2012 tuvo un 19,38% frente al 17,87% del primer estudio.

Situación de la factura electrónica en función del tamaño de la empresa
Por tamaño, las compañías emisoras de factura electrónica en España durante el 2012 se reparten de la siguiente manera: el 9,87 % son grandes empresas, el 18,53 % medianas, en 35,9 % pequeñas y el 35,68 % micro Pymes. Las receptoras mantienen una proporción parecida, el 12,2 % grandes empresas, el 20,4 % medianas, el 35,8 % pequeñas y el 31,50 % micro empresas.

Por sectores, los de Industria (39,62%) y Servicios (56.46%) son los que más utilizan la factura electrónica. En emisión, el sector Industria tiene un 39,92% mientras que el de servicios un 56,21%. En recepción, Industria agrupa al 39,32% y el de Servicios el 56,72%.

Medidas a adoptar
A la luz de los datos del estudio, SERES considera que deben adoptarse dos tipos de medidas. Las primeras deben tener como objetivo impulsar a las empresas a utilizar la factura electrónica. Las segundas, deben facilitar que cada día los proyectos desarrollados tengan más recorrido.

Respecto a las primeras, el ejemplo de Cataluña es el mejor. La Administración Pública difunde con más fuerza las mejoras de la factura electrónica poniéndose de ejemplo, como fue el caso del Consorci AOC en 2009. A esta iniciativa tenemos que añadir a empresas importantes del sector privado de la zona. La unión de ambas fuerzas hace que la probabilidad de que las empresas de la zona se planteen abordar su proyecto de factura electrónica aumente significativamente.

En cuanto a las segundas, SERES afirma que se debe crear un entorno seguro y estable para que los proyectos que se ponen en marcha tenga recorrido sin limitaciones. En la actualidad, cada vez son más los proyectos que pecan de imponer a sus participantes una sola forma de interactuar con el sistema. Este tipo de proyectos limitan la capacidad de elección de los participantes y hacen que empresas que ya han invertido en factura electrónica tengan que hacer un sobre esfuerzo que frena de forma significativa la rentabilidad de la inversión. Las administraciones públicas no están viendo este problema que ya está solucionado en otros sectores como el de la telefonía. Ahí se protege a la empresa que trabaja en un entorno competitivo pero también colaborativo. El objetivo es que las empresas que han comprado un móvil no tengan que comprarse otro para llamar a un determinado cliente o proveedor.

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