Brasil es uno de los mayores productores mundiales de arrabio, pero la gran cantidad de madera y carbón necesaria para producirlo le está costando al Amazonas un alto precio. Tras dos años de investigación, Greenpeace ha publicado el informe “Driving destruction in the Amazon”, sobre cómo la producción de acero está llevando el bosque a las calderas. Para producir una sola unidad de arrabio se necesitan 16,7 unidades de carbón, para las que previamente ha sido necesario talar 33,41 unidades de madera. El mayor índice de producción de arrabio en el noreste del Amazonas se identificó en 2007, cuando se alcanzó la cantidad de 3,53 toneladas cúbicas. Según una investigación académica de 2006 que Greenpeace cita en su informe, el 60% de la madera talada y quemada para la producción de arrabio procede de fuentes ilegales.
En su investigación, Greenpeace relaciona a diversas empresas internacionales con los dos principales exportadores de arrabio brasileños: Viena Siderurgica do Maranhao (Viena) y Siderúrgica do Pará (Sidepar), que según la ONG obtienen el carbón de zonas protegidas y a través de trabajos forzados. Ford, General Motors, BMW, Mercedes y Nissan se proveen de materias primas a través de Severstal steel, una empresa estadounidense que compra a Viena. Por otra parte, John Deere y ThyssenKrupp obtienen sus materiales a través de una corporación de Pennsylvania que también importa arrabio de Viena.
Paulo Adario, director de la campaña de Greenpeace para el Amazonas brasileño, declaró para el diario The Guardian que “comprando este acero, todas estas marcas tan conocidas están contribuyendo a la destrucción del Amazonas. La presidenta Dilma Roussef debería proteger el Amazonas y a las personas que dependen de él terminando con la deforestación, esclavitud y la invasión de los territorios indígenas”. La organización medioambiental también expresó su esperanza de incrementar la alerta por la deforestación y los trabajos forzados en el Amazonas cuando los líderes mundiales se reúnan en Brasil para la cumbre de Río+20.
Respuesta de los fabricantes
General Motors ha repondido al informe de Greenpeace afirmando que no tolerará ningún abuso a los empleados y las prácticas corruptas. Por su parte, un portavoz de BMW declaró para The Guardian que la compañía asegura que sus proveedores tienen los mismos estándares medioambientales y sociales que ellos, pero cuando se refiere a los sub-proveedores, asegurar esas condiciones es un reto.
Según The Guardian, Ford fue la compañía más comunicativa, pues aseguró que ha estado trabajando con la Organización Internacional de Trabajadores y el Gobierno de Brasil para mejorar las condiciones de los trabajadores. Todd Nissen, miembro del gabinete de comunicación de Ford, señaló para The Guardian que “conocemos la situación del arrabio en Brasil. En 2006 nos advirtieron que el carbón que se utilizaba para producir el arrabio que nosotros comprábamos procedía de trabajos forzados. Decidimos dejar de proveernos de esa fuente inmediatamente, y desde entonces hemos estado invetigando y trabajando con nuestra cadena de proveedores para salvaguardar los derechos humanos en estas operaciones. El año pasado comenzamos una nueva investigación sobre los lugares de los que procede el arrabio de nuestra cadena de producción, para evaluar el progreso y asegurar que nuestra procuración de material es responsable”.
La OIT reveló en 2008 que hay unos 40.000 trabajadores esclavizados en Brasil. Alrededor de 1.200 trabajan en la industria del carbón, mientras que unos 5.600 realizan trabajos relacionados con la tala y la deforestación.