Este anuncio tiene el apoyo de todos los partidos políticos del país. Lykke Friis, portavoz del Partido Liberal, un partido de centro derecha defensor de la producción industrial y actualmente en la oposición, considera que el abandono de los combustibles fósiles es una cuestión de buena planificación financiera. “Queremos ser independientes de los combustibles fósiles para no ser vulnerables a las grandes fluctuaciones en el precio de la energía”, señaló para BBC. Probablemente, influye el hecho de que Dinamarca fue uno de los países que más sufrieron la subida de precios del petróleo en la década de los setenta.
Por su parte, Thomas Dalsgaard, vicepresidente ejecutivo de Dong Energy, la empresa eléctrica más grande de Dinamarca, considera este cambio “una gran transformación”, pero afirma que aunque suponga un cambio del modelo de producción “el futuro no está en el carbón”.
Sin embargo, modificar el modelo de producción de energía implica averiguar cómo almacenar la energía producida por fuentes renovables cuando no brille el sol o cuando no sople el viento, así como mejorar la distribución. Si los parques eólicos se construyen lejos del mar, será necesaria una amplia red de cables que distribuya la energía a los lugares de consumo. Eric Kristofferson, de Energinet, la administradora de la red energética danesa, declaró para BBC que “las grandes inversiones van a ser necesarias y hay que hacerlas ahora. Es una decisión política pero creemos que se puede hacer”.
Crítica a la iniciativa
Un crítico danés de las energías renovables, Bjorn Lomborg, profesor de la Escuela de Negocios de Copenhague, considera que esta estrategia va a reducir el crecimiento económico, porque en su opinión la energía verde es mucho más cara que los combustibles fósiles. Lomborg considera que el llamado gas de pizarra podría ser una nueva fuente de energía. No obstante, este gas debe extraerse mediante un complejo proceso de fractura hidráulica (fracking) que algunos activistas sostienen que provoca graves daños medioambientales. Según señaló el ministro de Energía de Dinamarca, Martín Lidegaard, el gas de pizarra no ofrece más soluciones que el resto de combustibles fósiles, ya que su precio podría ser igualmente volátil.