Soriano ha comenzado su ponencia dando unas pinceladas generales acerca de la industria de la aviación, sobre la que aseguró que “no es, en valor absoluto y global, una de las más contaminantes”. No obstante, ha recordado que va a entrar “ya mismo” en la lista de los mercados de carbono.
En este sentido, ha reconocido que “el objetivo de reducir la emisiones de CO2 está muy alineado con los objetivos de la cuenta de resultados, ya que el combustible supone una parte importante de los costes de una aerolínea”.
A partir del 1 de enero de 2012 habrá un tope de permisos de contaminación para las aerolíneas basado en el promedio de emisiones entre 2004 y 2006, de modo que aquellas que superen el límite tendrán que comprar derechos suplementarios en el mercado a otras industrias. La mayoría de los permisos de emisión se distribuirán entre las compañías aéreas de manera gratuita, pero un 15% del total se subastará. “Esto supondrá un coste adicional, pero también una motivación adicional, que en Spanair ya tenemos, para reducir el consumo”, ha afirmado.
¿Qué puede hacer Spanair para reducir el consumo de combustible?
En cuanto a qué puede hacer la compañía aérea para reducir el consumo de combustible y, en consecuencia, las emisiones de dióxido de carbono, Soriano ha destacado tres líneas de actuación: La primera es renovar las flotas, tener aviones más jóvenes que consuman menos. “Construir aviones que consuman menos es clave”, ha apuntado. La segunda está relacionada con operar los aviones para que consuman menos: reducir el tiempo de rodaje en pista, mejorar la forma de aterrizar, fomentar la comunicación, etc. Y la tercera, usar combustible biomasa.
Por último, ha indicado que además de calcular, evaluar y tratar de reducir la huella de carbono, las aerolíneas “también podemos intentar compensar” y ha destacado las medidas que han emprendido algunas aerolíneas que fomentan que los pasajeros paguen un plus dirigido a compensar las emisiones.
